Trump y Xi Jinping se reúnen en Corea del Sur: una cumbre histórica con consecuencias de gran alcance. ¿De qué trató la reunión?
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Publicado el: 30 de octubre de 2025 / Actualizado el: 30 de octubre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein

Trump y Xi Jinping se reúnen en Corea del Sur: una cumbre histórica con consecuencias de gran alcance. ¿De qué trató la reunión? – Imagen: Xpert.Digital
Trump celebra el acuerdo "12 de 10" con Xi, pero los expertos ven un claro ganador.
De la guerra comercial a la sensación: En qué coincidieron realmente Trump y Xi – por qué el mundo respira ahora aliviado.
El 30 de octubre de 2025, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de China, Xi Jinping, se reunieron en Busan, Corea del Sur, para su primer encuentro cara a cara en seis años. La reunión tuvo lugar en el marco de la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y duró aproximadamente una hora y cuarenta minutos. Fue el primer encuentro directo entre ambos líderes desde 2019 y marcó un hito importante en las relaciones entre las dos economías más grandes del mundo.
Las conversaciones se centraron en el conflicto comercial que desde hace meses enfrenta a Estados Unidos y China. Ambos países se han impuesto aranceles masivos: Estados Unidos exigió hasta un 145 % de aranceles a los productos chinos, mientras que China respondió con aranceles de represalia del 125 %. Esta escalada ha sumido a los mercados globales en la incertidumbre durante meses y amenaza con lastrar significativamente la economía mundial.
Además de los asuntos comerciales, también se abordaron materias primas de importancia estratégica, en particular los elementos de tierras raras. China controla aproximadamente el 90 % del procesamiento mundial de estos materiales, esenciales para la industria de alta tecnología, y en octubre reforzó sus controles a la exportación. Esto generó gran preocupación en Estados Unidos y otros países occidentales, ya que estas materias primas son indispensables para los automóviles eléctricos, las turbinas eólicas, los aviones de combate y otras tecnologías modernas.
Otro tema clave fue la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Trump responsabilizó parcialmente a China de la propagación de esta droga letal, ya que muchos de los precursores químicos para su producción se originan en China. Decenas de miles de personas mueren cada año en Estados Unidos a causa de este opioide, lo que convierte el asunto en una prioridad nacional para Trump.
¿Cómo transcurrió la reunión y qué ambiente se respiraba?
La reunión comenzó en un ambiente extraordinariamente cordial. Trump saludó a Xi como un “gran líder de un gran país” y expresó su optimismo de que ambos construirían una “relación fantástica y duradera”. Xi, por su parte, expresó su “gran placer” de volver a ver a Trump después de tantos años y enfatizó que ambos países podrían “prosperar juntos”.
Al inicio de las conversaciones, Trump declaró: “Ya hemos acordado muchos puntos y ahora llegaremos a un entendimiento sobre varios más. Sin duda, tendremos una reunión muy exitosa”. Acto seguido, felicitó a Xi y lo describió como un “negociador muy duro”.
En su discurso de apertura, Xi Jinping reconoció las tensiones existentes entre ambos países, pero las calificó de «normales» para las dos mayores economías del mundo. En una declaración inusualmente franca para China, admitió: «No siempre compartimos la misma perspectiva, y es típico que las dos principales potencias económicas tengan ocasionalmente diferencias de opinión». Xi enfatizó que ambos líderes, como «guías de las relaciones sino-estadounidenses», deben mantener el rumbo correcto.
El presidente chino también destacó los esfuerzos diplomáticos de Trump, mencionando su labor en las negociaciones de paz entre Tailandia y Camboya y en el alto el fuego en el conflicto de Gaza. Xi dejó claro que China también estaba comprometida con los esfuerzos de paz y que ambos países podrían "contribuir más juntos por sus naciones y por el mundo entero".
A la reunión asistieron altos funcionarios gubernamentales de ambos países. Por parte de Estados Unidos, estuvieron presentes el secretario de Estado, Marco Rubio; el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick; y el embajador estadounidense en China, David Perdue. China estuvo representada por el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi; el ministro de Comercio, Wang Wentao; el viceprimer ministro, He Lifeng; y otros altos funcionarios.
Tras concluir las conversaciones, ambos líderes abandonaron la reunión sin hacer declaraciones públicas a la prensa. Trump abordó de inmediato el Air Force One y regresó a Washington, mientras que Xi permaneció en Corea del Sur para asistir a la cumbre de la APEC.
¿Qué resultados específicos se obtuvieron?
Tras la reunión, Trump anunció varios acuerdos concretos a bordo del Air Force One, que calificó de gran éxito. En una escala del cero al diez, le dio una puntuación de "12" y la describió como "increíble".
El acuerdo más importante se refería a los elementos de tierras raras. Trump declaró que «todas las cuestiones relativas a los elementos de tierras raras se han resuelto» y que no existen más obstáculos. El acuerdo tiene una vigencia de un año y se renegociará anualmente. Esto significa que, por el momento, China no ampliará aún más sus controles a la exportación de estas materias primas de importancia estratégica, que endureció en octubre, o incluso podría flexibilizarlos.
En cuanto a los aranceles, Trump anunció una reducción inmediata de los aranceles relacionados con el fentanilo del 20 % al 10 %. Esto reduce el promedio de los aranceles estadounidenses a las importaciones chinas de aproximadamente el 55 % al 45 %. Por lo tanto, los temidos aranceles adicionales del 100 %, que Trump había amenazado con imponer el 1 de noviembre, quedan descartados.
A cambio, China se comprometió a implementar controles más estrictos sobre la exportación de los productos químicos utilizados para fabricar fentanilo. Este compromiso fue especialmente importante para Trump, ya que la crisis de los opioides es un problema interno acuciante en Estados Unidos. Se espera que China coopere con las agencias policiales estadounidenses en este asunto.
Otro punto importante concernía a la agricultura. China se comprometió a reanudar la compra de soja estadounidense «de inmediato». Esto benefició a los agricultores estadounidenses, que habían sufrido pérdidas significativas debido a la guerra comercial, ya que China había desviado sus importaciones a proveedores sudamericanos. Históricamente, China era el mayor comprador de soja estadounidense, llegando a adquirir en ocasiones casi el 50 % de la cosecha de EE. UU.
Respecto a TikTok, ambas partes indicaron que los detalles del acuerdo se habían ultimado y que solo faltaban las firmas de los dos jefes de Estado. Según el acuerdo propuesto, los inversores estadounidenses controlarían aproximadamente el 65 % de la empresa, mientras que ByteDance y los inversores chinos tendrían menos del 20 %. La supervisión del algoritmo de TikTok se transferiría a los nuevos inversores.
Trump declaró que la disputa entre China y Estados Unidos había sido “resuelta”. Sin embargo, muchos detalles permanecieron sin aclarar inicialmente, ya que no se emitió ninguna declaración conjunta oficial.
¿Qué no se logró o qué sigue sin estar claro?
A pesar del optimismo que Trump transmite, muchas preguntas siguen sin respuesta. En primer lugar, no está claro hasta qué punto son realmente exhaustivos los acuerdos. Ambas partes hablaron de un «consenso básico» y un «marco», lo que sugiere que aún quedan muchos detalles por concretar.
No se especificaron completamente las condiciones exactas para la reducción arancelaria. Aún no está claro si habrá nuevas reducciones arancelarias o si los aranceles sectoriales vigentes y el arancel recíproco del 10 % se mantendrán de forma permanente. Los expertos suponen que, de mantenerse esta estructura, China perdería solo alrededor del 10 % de sus exportaciones a Estados Unidos, una cifra significativamente menor que la pérdida proyectada del 70 % con los aranceles anteriores.
Según Trump, el tema de Taiwán, considerado uno de los principales puntos de fricción entre Estados Unidos y China, quizá no se abordó en detalle. Antes de la reunión, Trump había dicho que «no estaba seguro» de si mencionaría Taiwán. Si bien el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, aseguró que «nadie» contemplaba abandonar Taiwán como parte de un acuerdo comercial, no se ofrecieron garantías concretas.
Igualmente incierto resulta el papel que desempeñó el conflicto de Ucrania en las conversaciones. Trump había recalcado repetidamente que deseaba persuadir a China para que ejerciera su influencia sobre Rusia y pusiera fin a la guerra. Expresó su esperanza de que Xi Jinping les ayudara con Rusia. Sin embargo, los expertos tienen serias dudas sobre si China está realmente dispuesta a presionar a Moscú, dado que la guerra en Ucrania, desde un punto de vista geopolítico, beneficia a China al mantener a Estados Unidos ocupado en Europa.
Los detalles del acuerdo de TikTok también permanecieron imprecisos. Si bien ambas partes indicaron que el acuerdo estaba próximo a concretarse, no está claro cómo se llevará a cabo la implementación técnica ni si el acuerdo abordará realmente las preocupaciones de seguridad nacional. Los críticos dudan de que una estructura en la que ByteDance conserve una participación y licencie el algoritmo proteja adecuadamente los datos de los usuarios estadounidenses.
No se realizó ningún anuncio oficial sobre posibles concesiones estadounidenses en materia de controles a la exportación de semiconductores y chips de IA. Se especuló con la posibilidad de que EE. UU. permitiera la exportación de los avanzados chips Blackwell de Nvidia a China, pero esto no se confirmó.
¿Cómo evalúan los expertos la reunión y sus resultados?
Las valoraciones de los expertos sobre la reunión entre Trump y Xi son diversas. Por un lado, se reconoce que las dos mayores economías del mundo se han alejado del borde de una guerra comercial a gran escala. El hecho de que se hayan descartado los aranceles del 100% que se habían amenazado se considera una importante señal de distensión.
Kristin Shi-Kupfer, profesora de sinología en la Universidad de Tréveris, esperaba de antemano «poco sustancial, a lo sumo un paso hacia un acuerdo». Subrayó que ambos presidentes estaban presionados para anunciar logros y que los detalles cruciales probablemente se revelarían más adelante. Para China, la reunión en sí ya era un éxito, pues demostraba que Estados Unidos la percibía como un igual.
Bonnie Glaser, del German Marshall Fund, expresó su escepticismo sobre el acuerdo de TikTok, calificándolo de “algo que no representa un gran problema para Xi Jinping”. Cuestionó si el acuerdo protege adecuadamente los datos de los usuarios estadounidenses y si cumple con los requisitos legales aprobados por el Congreso.
Analistas del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) advirtieron a Estados Unidos sobre los riesgos de buscar un acuerdo integral con China. Thomas Christensen, del CSIS, escribió que «un acuerdo integral no sería ventajoso para Estados Unidos, ya que Pekín probablemente exigiría concesiones en áreas que nunca deberían ser objeto de negociación». Subrayó que China depende menos de los beneficios políticos a corto plazo que Estados Unidos.
Un análisis del CSIS describió las relaciones entre Estados Unidos y China como un “frágil alto el fuego”. Los expertos temen que la competencia entre las dos potencias pueda intensificarse aún más a medio plazo, incluso si se han alcanzado acuerdos a corto plazo.
Varios analistas señalaron que China salió fortalecida de esta reunión. Wang Yiwei, director del Instituto de Asuntos Internacionales de la Universidad Renmin de Pekín, declaró a CNN que China es ahora “mucho más poderosa” que durante el primer mandato de Trump y que Trump “tuvo que reconocer” que Estados Unidos “ya no es la potencia dominante”.
Algunos observadores destacaron que Xi llegó a la reunión con considerable seguridad en sí mismo. Tras la exitosa aplicación, en primavera, de los controles a la exportación de tierras raras por parte de China, que obligó a Estados Unidos a ceder rápidamente, Pekín se sintió reivindicado en su creencia de que el sistema económico y político chino podía resistir mejor las perturbaciones comerciales que el sistema estadounidense.
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Cumbre de Busan: ¿Por qué los mercados se mantienen cautelosos a pesar del acuerdo?
¿Qué preparativos se realizaron antes de la reunión?
La reunión entre Trump y Xi fue el resultado de meses de negociaciones preliminares. Ambas partes ya habían iniciado conversaciones comerciales en agosto para aliviar las tensiones. En las semanas previas a la cumbre, se celebraron varias rondas de negociaciones entre representantes de alto nivel de ambos países.
Las conversaciones celebradas al margen de la cumbre de la ASEAN en Malasia a finales de octubre fueron especialmente importantes. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, y el representante comercial de Estados Unidos, Jamieson Greer, se reunieron allí con el jefe negociador chino, Li Chenggang, y el viceprimer ministro He Lifeng. Tras dos días de negociaciones comerciales, Li Chenggang habló de un "acuerdo preliminar" en diversas áreas.
Tras las conversaciones en Malasia, Bessent afirmó que se había establecido un marco muy exitoso para las próximas conversaciones entre Trump y Xi. Greer también expresó optimismo y explicó: «Creo que estamos cerca de ultimar los detalles del tipo de acuerdo que los presidentes podrán revisar y aprobar conjuntamente».
En los días previos a la reunión, Trump realizó un viaje de varios días a Asia, que lo llevó primero a Malasia y luego a Japón. En Tokio, Trump y la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, firmaron un acuerdo marco para garantizar el suministro de elementos de tierras raras. Este acuerdo tenía como objetivo fortalecer la posición negociadora de Estados Unidos, al indicar que el país podía establecer cadenas de suministro alternativas.
Durante su viaje a Asia, Trump firmó acuerdos similares con varios otros países, entre ellos Australia, Malasia, Camboya, Tailandia y Vietnam. Estos acuerdos tenían como objetivo reducir la dependencia estadounidense de China en materia de materias primas esenciales. Trump también medió en un acuerdo de paz entre Tailandia y Camboya, que se firmó en el marco de la cumbre de la ASEAN.
Por su parte, China también se preparó intensamente para la reunión. Xi Jinping había concluido con éxito el evento político más importante del año en China, consolidando aún más su posición en el país. Poco antes de la reunión, los medios estatales chinos publicaron videos de maniobras militares cerca de Taiwán, en los que bombarderos estratégicos H-6K realizaron ejercicios de combate simulados cerca de la isla. Esta acción se interpretó como una demostración del poderío militar de China y como una señal para Estados Unidos.
¿Cómo reaccionaron los mercados financieros a la reunión?
Los mercados financieros mundiales esperaban con gran expectación la reunión entre Trump y Xi. En las semanas previas a la cumbre, la persistente tensión comercial había generado incertidumbre en los mercados. La disputa arancelaria, que se prolongaba desde hacía meses, había inquietado a los inversores y ejercido presión sobre los mercados bursátiles.
En los días previos a la reunión, a medida que surgían indicios de un posible acuerdo, los mercados reaccionaron al alza. La perspectiva de una distensión en el conflicto comercial generó optimismo entre los inversores. Las bolsas estadounidenses subieron anticipando un resultado positivo de la reunión.
Tras la reunión, la reacción inmediata del mercado fue moderada, ante la falta de detalles concretos. Los analistas se mostraron cautelosos en sus valoraciones. Un analista de mercado declaró: «No veo grandes sorpresas positivas por el momento, ni para los mercados ni para las conversaciones entre Estados Unidos y China. La pregunta sigue siendo la misma».
A largo plazo, evitar una mayor escalada en la guerra comercial debería considerarse positivo para la economía mundial. El hecho de que no se impusieran aranceles del 100% evitó una posible crisis en las cadenas de suministro globales.
La reunión tuvo efectos diversos en sectores específicos. Las acciones de las empresas norteamericanas de tierras raras, que habían experimentado un fuerte repunte en los meses previos a la reunión, se enfrentaron a una posible corrección, ya que el acuerdo sobre tierras raras alivió la presión a corto plazo sobre las cadenas de suministro alternativas. Ramaco Resources había ganado aproximadamente un 82 % desde principios de año, Energy Fuels más de un 214 % y MP Materials incluso un 262 %.
El compromiso de China de reanudar las compras de soja fue una noticia positiva para la agricultura estadounidense. Sin embargo, aún no se conocen los detalles sobre el volumen y el plazo de dichas compras.
¿Qué papel desempeñaron los terceros países y los socios regionales?
La reunión entre Trump y Xi tuvo lugar al margen de la cumbre de la APEC en Corea del Sur, lo que otorgó al país anfitrión un papel especial. Para Corea del Sur, la cumbre representó un difícil ejercicio de equilibrio, ya que el país tuvo que intentar mediar entre los rivales, Estados Unidos y China, sin enemistarse con ninguna de las partes.
Durante su visita a Corea del Sur, Trump también se reunió con el presidente Lee Jae-myung. Corea del Sur ya se había comprometido en julio a invertir 350.000 millones de dólares en Estados Unidos para evitar aranceles. Sin embargo, las negociaciones sobre los detalles de estas inversiones resultaron difíciles. Corea del Sur anunció que reduciría sus aranceles recíprocos con Estados Unidos del 25% al 15%.
Trump también autorizó a Corea del Sur a construir submarinos de propulsión nuclear, que se fabricarán en Filadelfia. Esta fue una importante concesión estratégica, ya que para este tipo de submarinos se utiliza uranio altamente enriquecido. La alianza militar entre Estados Unidos y Corea del Sur es «más fuerte que nunca», declaró Trump.
Japón desempeñó un papel clave en la estrategia de Trump para establecer cadenas de suministro alternativas de tierras raras. El acuerdo con Japón estipulaba que ambos países crearían conjuntamente "mercados diversificados, funcionales y justos para minerales críticos y tierras raras". Japón ya había reducido su dependencia de las tierras raras chinas del 90 al 60 por ciento desde 2010, al tiempo que reducía a la mitad su consumo.
La reunión revestía especial importancia para los países del Sudeste Asiático. Si Trump redujera significativamente los aranceles a los productos chinos, los exportadores de la región se enfrentarían a una mayor competencia de los fabricantes chinos en el mercado estadounidense. Por otro lado, una distensión entre Estados Unidos y China ofrecía la posibilidad de unas relaciones comerciales más estables.
China aprovechó la cumbre de la APEC para fortalecer sus lazos regionales. Xi Jinping permaneció en Corea del Sur tras reunirse con Trump para asistir a la cumbre oficial de la APEC. Esto permitió a China presentarse como un socio confiable y profundizar las relaciones bilaterales y multilaterales con países descontentos con la estrategia arancelaria de Trump.
Taiwán siguió la reunión con considerable preocupación. La isla autogobernada, que China considera una provincia rebelde, temía que Trump hiciera concesiones a expensas de Taiwán en las negociaciones con Xi. El secretario de Estado estadounidense, Rubio, intentó disipar estas preocupaciones recalcando que Taiwán «no tenía nada de qué preocuparse» respecto a las conversaciones.
¿Qué sucede después de la reunión?
El futuro inmediato de las relaciones entre Estados Unidos y China sigue siendo incierto. Si bien ambas partes calificaron la reunión de exitosa, aún quedan muchos detalles por aclarar y los acuerdos alcanzados deben someterse a un proceso de aprobación interna en ambos lados.
Trump anunció que posteriormente se emitiría una declaración oficial con más detalles. La renegociación anual del acuerdo sobre tierras raras sugiere que la relación seguirá dependiendo de conversaciones periódicas de alto nivel.
Un paso importante a seguir es la visita que Trump tiene prevista a China a principios de 2026. Este viaje podría generar nuevos resultados y brindar la oportunidad de profundizar los acuerdos alcanzados en Busan. A cambio, Xi ha sido invitado a visitar Washington o el complejo turístico Mar-a-Lago de Trump.
La cumbre de la APEC de 2026 en China y la cumbre del G20 en Estados Unidos ofrecen a ambos líderes nuevas oportunidades para la diplomacia directa. Estas reuniones periódicas de alto nivel podrían contribuir a estabilizar las relaciones.
Los expertos predicen que en los próximos años surgirán más acuerdos sectoriales de menor envergadura que un único acuerdo integral de gran envergadura. La secretaria del Tesoro estadounidense, Bessent, insta a China a que centre su economía en el consumo interno, mientras que Pekín mantiene su compromiso con la estrategia de lograr la autosuficiencia tecnológica y manufacturera para 2030.
Los mecanismos de consulta establecidos entre Bessent y el viceprimer ministro chino He Lifeng seguirán utilizándose para resolver los problemas comerciales en curso. El Diario del Pueblo, periódico del Partido Comunista Chino, advirtió sobre el riesgo de poner en peligro los logros alcanzados con tanto esfuerzo en las recientes conversaciones.
Un punto crucial sigue siendo la cuestión de cuánto durará la moratoria aduanera acordada. La moratoria vigente debía expirar originalmente el 10 de noviembre de 2025. Está por verse si se prorrogará o se convertirá en permanente.
La implementación de controles sobre el fentanilo será una prueba crucial de la disposición de China a cooperar. El director del FBI, Kash Patel, tiene previsto viajar a Pekín para discutir los detalles con las autoridades chinas. La efectividad de estas medidas será decisiva para determinar si Trump concede nuevas reducciones arancelarias.
¿Qué efectos a largo plazo se pueden esperar?
A largo plazo, la reunión entre Trump y Xi podría marcar un punto de inflexión en las relaciones entre Estados Unidos y China, aunque es improbable un cambio fundamental. Las tensiones estructurales entre ambas potencias —que abarcan desde la competencia tecnológica y la rivalidad geopolítica hasta las diferencias en sus sistemas de valores— persistirán.
Para la economía global, la estabilización de las relaciones entre Estados Unidos y China supone un alivio inicial. Evitar una guerra comercial a gran escala previene interrupciones masivas en las cadenas de suministro, lo que habría afectado negativamente al crecimiento económico mundial. Sin embargo, los aranceles se mantienen en niveles históricamente altos, incrementando permanentemente los costos comerciales.
El esfuerzo de Estados Unidos por establecer cadenas de suministro alternativas para tierras raras y otras materias primas críticas llevará años. La construcción de nuevas minas suele tardar una década, y la capacidad de refinamiento no puede incrementarse a corto plazo. Incluso si surgen nuevas cadenas de suministro, Estados Unidos seguirá dependiendo en gran medida de China a medio plazo.
Para China, la reunión representa una confirmación de su creciente poder económico y geopolítico. El hecho de que Estados Unidos tuviera que hacer concesiones para alcanzar un acuerdo subraya la posición de China como una superpotencia en igualdad de condiciones. China ampliará aún más este poder y consolidará su liderazgo regional en Asia.
Las relaciones entre Estados Unidos y China seguirán caracterizándose por una oscilación entre la cooperación y la confrontación. Los expertos hablan de una «tregua frágil» y prevén que ambas partes continúen intentando ejercer presión mutua. El riesgo de una nueva escalada persiste, sobre todo si las consideraciones políticas internas de Estados Unidos o China influyen en la política exterior.
Para Europa y otras regiones, la rivalidad entre Estados Unidos y China implica una incertidumbre constante. Los países seguirán viéndose obligados a posicionarse entre las dos superpotencias o a intentar un difícil equilibrio. Es probable que continúe la tendencia hacia la regionalización y la formación de bloques comerciales.
La desvinculación tecnológica entre Estados Unidos y China continuará a pesar de la reunión. Ambos países están invirtiendo fuertemente en el desarrollo de sus propias tecnologías y tratando de reducir su interdependencia. Esto genera ineficiencias y mayores costos, pero también impulsa la innovación en ambos sistemas.
En resumen, si bien la reunión entre Trump y Xi en Corea del Sur proporcionó un alivio momentáneo de las tensiones y evitó una mayor escalada en la guerra comercial, los conflictos fundamentales entre las dos superpotencias siguen sin resolverse, y el mundo debe prepararse para un período prolongado de rivalidad entre Estados Unidos y China. La cuestión no es si las tensiones volverán a intensificarse, sino cuándo y en qué ámbito se producirá el próximo enfrentamiento.
Es imposible determinar con certeza quién ganó la reunión entre Trump y Xi Jinping en Corea del Sur, pero muchos analistas y medios de comunicación consideran que China y el presidente Xi Jinping llevan la delantera. La posición de China se fortaleció con el resultado y la forma en que se presentó la reunión, mientras que Estados Unidos se limitó a hacer concesiones a corto plazo para evitar una mayor escalada.
Análisis de la posición ganadora
China es considerada la clara vencedora porque:
- Xi Jinping no tuvo que hacer concesiones significativas, mientras que Estados Unidos redujo los aranceles y China tuvo que otorgar concesiones en temas clave como las tierras raras, TikTok y la agricultura.
- Con esta reunión, China demostró que puede actuar diplomáticamente en pie de igualdad con la potencia mundial Estados Unidos, especialmente después de haber mostrado su fuerza militar y económica en el período previo al encuentro.
- Xi logró persuadir al presidente estadounidense para que diera marcha atrás sin poner en peligro intereses estratégicos o nacionales clave, mientras que Pekín mantuvo en gran medida el control soberano sobre sus propios controles de exportación de tierras raras y bienes estratégicos.
- La reunión supone un éxito para China, ya que evita por el momento una mayor desestabilización y sanciones, y le da tiempo para fortalecer sus propias alternativas.
Estados Unidos y Trump también se benefician, pero solo de forma limitada:
- Trump puede obtener réditos políticos a nivel nacional con la reducción de aranceles, las promesas de China para combatir la crisis del fentanilo y el aumento de las exportaciones de soja.
- Se evitó una escalada aguda de la guerra comercial y se reforzó la imagen de Trump como negociador, pero apenas obtuvo beneficios estructurales.
- A pesar de los acuerdos marco negociados, persisten puntos clave de conflicto como Taiwán, la tecnología y la influencia geopolítica.
Voces del análisis
Según los expertos, Xi salió fortalecido de la reunión porque muchos asuntos importantes solo se pospusieron, lo que permite a China mantener cierta flexibilidad a medio plazo. Los mercados financieros estadounidenses y los analistas políticos subrayan que, si bien Trump logró negociar un alto el fuego, sus supuestos éxitos no consiguieron cambios sistémicos sustanciales.
La reunión confirmó la creciente posición económica y geopolítica de China: Estados Unidos tuvo que presionar para lograr un acuerdo que mitigara los dolorosos efectos de su propio régimen arancelario y la crisis de los opioides, mientras que China apenas tuvo que hacer concesiones relevantes.
Por lo tanto, la mayoría de los analistas, expertos políticos y medios de comunicación consideran a China como la clara vencedora de esta cumbre.
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