Soberanía de la IA para las empresas: ¿el arma secreta de la IA en Europa? Cómo una ley controvertida se convierte en una oportunidad contra el dominio estadounidense.
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Publicado el: 5 de noviembre de 2025 / Actualizado el: 5 de noviembre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein

Soberanía de la IA para las empresas: ¿El arma secreta de la IA en Europa? Cómo una ley controvertida se convierte en una oportunidad contra el dominio estadounidense – Imagen: Xpert.Digital
La falacia del precio más bajo: ¿Por qué la nube para la IA es el doble de cara de lo que crees?
¿Mistral supera a Google? ¿Por qué los modelos gratuitos de código abierto son la única oportunidad de Europa para la independencia?
Europa se encuentra inmersa en un ciclo de actualización de IA sin precedentes. Impulsadas por el poder disruptivo de la IA generativa, las inversiones crecen exponencialmente y las previsiones auguran un enorme crecimiento. Sin embargo, tras la fachada de presupuestos multimillonarios se esconde una realidad preocupante: en lugar de una amplia democratización de la tecnología, está surgiendo un sistema económico de dos velocidades. Mientras las grandes corporaciones consolidan su gasto con los hiperescaladores globales y se vuelven profundamente dependientes, la columna vertebral de la economía europea —las pequeñas y medianas empresas (pymes) innovadoras— se está quedando rezagada tecnológica y económicamente.
Esta brecha se verá drásticamente acelerada por el próximo salto tecnológico: la IA empresarial. Sus extremas exigencias de infraestructura obligan a las empresas a depender de proveedores, cuyos costes reales a menudo se ocultan. Un análisis riguroso del coste total de propiedad (CTP) demuestra que la aparentemente sencilla migración a la nube para aplicaciones de IA persistentes resulta más del doble de cara que construir una infraestructura propia y soberana. Paradójicamente, la Ley de IA de la UE, a menudo criticada por frenar la innovación, se está convirtiendo en el catalizador de un cambio de rumbo: sus estrictos requisitos de transparencia y control hacen que el uso de sistemas propietarios de «caja negra» represente un riesgo incalculable.
La solución a este trilema estratégico de coste, dependencia y regulación reside en una transición constante hacia las tecnologías de código abierto. Modelos de alto rendimiento como Mistral o Llama 3, que se ejecutan en plataformas abiertas, permiten por primera vez combinar la excelencia tecnológica con la eficiencia económica y la soberanía digital. Pero si bien la tecnología y la estrategia están claras, el cuello de botella crucial se hace evidente: el factor humano. La grave escasez de trabajadores cualificados es el último y mayor obstáculo en el camino de Europa no solo para exigir soberanía en IA, sino también para moldearla.
Adecuado para:
La ecuación de la soberanía de la IA: el delicado equilibrio económico de Europa entre el dominio a hiperescala y la autarquía digital.
Más allá de la exageración: Por qué el futuro de la IA en Europa no se decidirá en la nube, sino en el control estratégico y la experiencia humana.
La nueva realidad europea de la IA: Un mercado desequilibrado
El panorama económico europeo está experimentando una transformación radical, impulsada por inversiones exponenciales en inteligencia artificial. Las previsiones macroeconómicas señalan un firme compromiso con las mejoras tecnológicas. Análisis recientes predicen que el gasto en servicios de TI relacionados con la IA en Europa aumentará un 21 % en 2025. Las empresas de investigación de mercado confirman que el mercado europeo de IA está entrando en una fase de rápido crecimiento, impulsado en gran medida por el poder disruptivo de la IA generativa (GenAI). Esta tecnología ha evolucionado de una aplicación especializada a un ciclo de inversión central, lo que obliga a los CIO a replantearse por completo su planificación futura.
Este auge cuantitativo, sin embargo, oculta una realidad profunda y estructuralmente peligrosa. Un análisis detallado de los datos de adopción de Eurostat para 2024 revela un panorama desalentador sobre la penetración real. En la Unión Europea, solo el 13,48 % de las empresas con diez o más empleados utilizaban tecnologías de IA en 2024. Si bien esto representa un aumento significativo de 5,45 puntos porcentuales con respecto a 2023, este bajo nivel inicial pone de manifiesto el largo camino que aún nos queda por recorrer para lograr una implementación generalizada.
El verdadero problema económico no reside en la tasa media de adopción, sino en la extrema fragmentación del mercado. Los datos de Eurostat revelan una peligrosa brecha de adopción entre empresas de diferentes tamaños: mientras que el 41,17 % de las grandes empresas ya utilizan IA, solo el 20,97 % de las medianas y un alarmante 11,21 % de las pequeñas lo hacen.
Esto revela una discrepancia crucial: si el gasto total en servicios de IA aumenta drásticamente un 21 %, pero la adopción promedio sigue siendo baja y segmentada, económicamente significa que no todo el mercado está creciendo, sino que unos pocos actores ya dominantes —el 41 % de las grandes empresas— están consolidando masivamente su gasto. Esta consolidación se ve respaldada por la observación de que las empresas están pasando cada vez más de comprar directamente soluciones de IA a implementar soluciones de socios. En la práctica, estos socios son los hiperescaladores globales y sus ecosistemas.
Este fenómeno no apunta a un crecimiento sano y generalizado, sino más bien al surgimiento de una sociedad económica de dos velocidades. Mientras que las grandes corporaciones se integran profundamente en los ecosistemas de proveedores tecnológicos para asegurar su competitividad, la columna vertebral de la economía alemana y europea —las pymes innovadoras— se está quedando rezagada tecnológica y económicamente. La «fase de rápido crecimiento» es, por lo tanto, menos una democratización de la IA que una aceleración de la dependencia para quienes pueden permitírsela.
El cambio de paradigma: De pilotos aislados a la "IA activa"
Paralelamente a esta dinámica cuantitativa del mercado, se está produciendo un salto cualitativo en la propia tecnología, intensificando fundamentalmente sus implicaciones estratégicas. La era de los proyectos piloto de IA aislados, destinados principalmente a aumentar la productividad, está dando paso a una nueva fase: la «IA agentiva». Los analistas definen el «futuro agentivo» como un estado en el que los sistemas de IA ya no se limitan a ejecutar tareas, sino que actúan con autonomía, intención y escalabilidad. Se trata de orquestar la inteligencia en sistemas, equipos y cadenas de valor completos, con el objetivo de redefinir los modelos de negocio.
La disposición a adoptar este nuevo paradigma es extraordinariamente alta en 2025. Una encuesta revela que el 29 % de las organizaciones ya utiliza IA Agentic, mientras que otro 44 % planea implementarla en el próximo año. Solo el 2 % de las empresas no se plantea su uso. Los principales casos de uso se centran en el núcleo de los procesos empresariales: el 57 % de los usuarios planea implementarla en atención al cliente, el 54 % en ventas y marketing, y el 53 % en TI y ciberseguridad. Las empresas tecnológicas globales respaldan esta tendencia; el 88 % de los ejecutivos estadounidenses indicó que aumentará sus presupuestos de IA el próximo año gracias a la IA Agentic.
Pero esta euforia choca con una dura realidad: la falta de implementación. A pesar de la gran disposición a invertir, el 62 % de las empresas que evalúan agentes de IA carecen de un punto de partida claro para su implementación. El 32 % de todos los proyectos piloto se estancan y nunca llegan a la fase de producción.
La causa principal de este fracaso generalizado reside menos en el software y más en la infraestructura física. Más de la mitad de los proyectos piloto de IA actuales se encuentran estancados debido a limitaciones de infraestructura insuficientes. La IA agentiva no es una simple actualización de software; transforma radicalmente los requisitos de la red. Los analistas de Cisco advierten que las solicitudes de IA agentiva generan hasta 25 veces más tráfico de red que las solicitudes tradicionales. Estos sistemas requieren una nueva arquitectura descentralizada de "borde unificado", ya que se prevé que el 75 % de los datos empresariales deberán procesarse en el borde en el futuro, es decir, en su lugar de origen, por ejemplo, en la fábrica o en el automóvil.
Esta crisis de infraestructura está generando un profundo problema de confianza. Se revela una discrepancia significativa en la percepción: mientras que el 78 % de los altos ejecutivos afirma tener una sólida gobernanza de la IA, solo el 58 % de los gerentes sénior más cercanos a la implementación está de acuerdo. Resulta intrigante que el 78 % de estos ejecutivos —los mismos que aprueban grandes presupuestos— admitan no confiar en la IA con capacidad de decisión cuando toma decisiones autónomas.
Esta desconfianza no es principalmente psicológica, sino un síntoma directo de la insuficiencia de la infraestructura. La dirección desconfía de los sistemas porque su propia infraestructura no está diseñada para soportar una carga de red 25 veces mayor ni para garantizar la robustez y seguridad necesarias en el borde. Esta misma deficiencia —la incapacidad de ejecutar IA Agentic en su propia infraestructura— se convierte en el principal acelerador de la dependencia de un proveedor. Las empresas europeas que desean dar este paso estratégico se ven obligadas a adquirir la arquitectura de borde necesaria como un costoso servicio gestionado de los mismos hiperescaladores cuyo dominio temen.
La paradoja del retorno de la inversión (ROI) de la IA
Las enormes inversiones en infraestructura de IA se topan con otro problema económico clave: la paradoja del retorno de la inversión (ROI). Los presupuestos para iniciativas digitales se han disparado. Los datos de 2025 muestran que estos presupuestos han aumentado del 7,5 % de los ingresos en 2024 al 13,7 % en 2025. Para una empresa típica con 13 400 millones de dólares en ingresos, esto equivale a un presupuesto digital de 1800 millones de dólares. Una parte significativa de este presupuesto, un promedio del 36 %, se destina directamente a la automatización mediante IA.
A pesar de esta enorme inversión de capital, los retornos suelen ser imprecisos, tardan en materializarse y son difíciles de medir, como reveló una encuesta de Deloitte realizada en 2025 a ejecutivos europeos. Esta discrepancia entre la gran inversión y los resultados poco claros es una característica clave de la actual economía de la IA.
Uno de los fenómenos que ilustra con mayor claridad esta paradoja es la llamada “IA en la sombra”. Un estudio revelador muestra que, si bien solo el 40 por ciento de las empresas han adquirido licencias oficiales para Grandes Modelos de Lenguaje (LLM), los empleados de más del 90 por ciento de las empresas utilizan herramientas de IA privadas (como cuentas personales de ChatGPT) para sus tareas laborales diarias.
Este comportamiento resulta muy revelador desde una perspectiva económica. Demuestra que, si bien el valor de la tecnología es obvio e inmediato para el empleado (de lo contrario, no la usaría), la empresa no captura, controla ni capitaliza la creación de valor. Por lo tanto, la «IA en la sombra» no es solo un problema de cumplimiento normativo, sino un síntoma de una estrategia fallida de adquisiciones, infraestructura y valor. La dirección suele invertir en proyectos de prestigio visibles pero poco transformadores, mientras que las mayores oportunidades de retorno de la inversión en la optimización de las funciones administrativas siguen estando subfinanciadas.
La dificultad para medir el retorno de la inversión radica en la naturaleza misma de la transformación. Introducir la IA no es una simple actualización; es comparable a la histórica transición de la energía de vapor a la electricidad en las fábricas. Los beneficios completos de la electricidad no surgieron simplemente al reemplazar una máquina de vapor por un motor eléctrico, sino solo cuando las empresas reconfiguraron por completo sus líneas de producción y flujos de trabajo en torno a la nueva fuente de energía descentralizada.
Por este motivo, las métricas tradicionales de ROI que se centran en el ahorro de costes o las ganancias de productividad resultan insuficientes. Por ello, los analistas abogan por medidas de evaluación alternativas. Entre ellas se incluyen el Retorno sobre el Empleado (ROE), que mide las mejoras en la experiencia y la retención de empleados, y el Retorno sobre el Futuro (ROF), que evalúa la ventaja estratégica a largo plazo y la viabilidad futura del modelo de negocio. Al mismo tiempo, la evaluación debe reflejar íntegramente el coste total de propiedad (TCO), incluidos los costes, a menudo ocultos, de las auditorías de cumplimiento, el reentrenamiento continuo del modelo y los gastos administrativos internos. El problema del ROI suele ser, por tanto, un problema de TCO: las empresas evitan los elevados gastos operativos variables (OpEx) de los servicios en la nube a cambio de un aumento de la productividad difícil de cuantificar, pasando por alto la inversión en gastos de capital (CapEx) en su propia plataforma, que podría legalizar la IA en la sombra y controlar su valor internamente.
La verdad sobre el TCO: Reevaluando los costes de infraestructura para la IA regenerativa
El debate sobre el retorno de la inversión (ROI) está intrínsecamente ligado a la decisión fundamental sobre la infraestructura subyacente. La elección estratégica entre la infraestructura local (en un centro de datos propio) y la nube pública (con un proveedor hiperescalable) se está redefiniendo económicamente debido a los requisitos específicos de la IA generativa. El dogma de priorizar la nube, considerado intocable durante años, se revela cada vez más como una falacia económica para las cargas de trabajo de IA.
La diferencia fundamental radica en la estructura de costos. Los costos de la nube son gastos operativos (OpEx) variables, basados en el uso. Estos aumentan linealmente con el tiempo de cómputo, el espacio de almacenamiento, las llamadas a la API o el volumen de datos. Los costos locales, en cambio, son en gran medida gastos de capital fijos (CapEx). Tras una elevada inversión inicial, el costo marginal por unidad de uso disminuye a medida que aumenta la utilización del hardware local.
Para las cargas de trabajo tradicionales y fluctuantes, la nube era imbatible. Para las nuevas cargas de trabajo de IA persistentes, especialmente para el entrenamiento y el despliegue continuo de modelos (inferencia), la situación se invierte. Un análisis del coste total de propiedad (TCO) realizado por Lenovo, que compara cargas de trabajo de GPU (equivalentes a NVIDIA A100 en instancias AWS p5) durante un período de cinco años, arroja resultados claros. Con un uso continuo 24/7, típico de la inferencia de IA, el coste total del hardware local es de aproximadamente 411 000 $. La misma potencia de cómputo en la nube pública cuesta aproximadamente 854 000 $ durante el mismo período. Por lo tanto, los costes en la nube son más del doble.
El argumento de que la nube es más flexible solo es válido con tasas de utilización muy bajas. Si la utilización cae al 30 % en este escenario, los costos de la nube disminuyen significativamente, pero siguen siendo superiores a los de una infraestructura local. Sin embargo, para las empresas que desean implementar IA de forma seria y a gran escala, la baja utilización no es un objetivo, sino un problema de eficiencia. El modelo lineal de gastos operativos (OpEx) de la nube resulta económicamente ineficiente para operaciones sostenidas de IA general.
Los modelos de IA generativa están disparando los costes. Entrenar modelos como Llama 3.1 requirió 39,3 millones de horas de potencia de cómputo de GPU. Ejecutar este entrenamiento en instancias AWS P5 (H100) podría costar más de 483 millones de dólares, sin tener en cuenta los costes de almacenamiento. Estas cifras demuestran que entrenar, e incluso ajustar a gran escala, modelos base en servicios de nube pública resulta prohibitivo para la mayoría de las organizaciones.
Más allá del mero cálculo de costes, la solución local ofrece un control superior sobre los datos confidenciales y la propiedad intelectual crítica para el negocio. En la nube, el procesamiento por terceros y la infraestructura compartida aumentan los riesgos para la privacidad de los datos, lo que dificulta y encarece el cumplimiento de las normativas (como el RGPD o las normas específicas de sectores como el financiero y el sanitario). El análisis del coste total de propiedad (TCO) proporciona, por tanto, una prueba económica de la necesidad de una reevaluación: la soberanía digital no es solo una consigna política, sino una necesidad financiera imperiosa.
La lucha por la soberanía digital como estrategia económica
El análisis del Costo Total de Propiedad (CTP) revela que la elección de infraestructura tiene una dimensión de política industrial. La “soberanía digital” ya no es una demanda puramente defensiva o política, sino una estrategia económica ofensiva para asegurar ventajas competitivas.
La posición de Alemania en esta carrera global es precaria. Un análisis del ZEW (Centro de Investigación Económica Europea) presenta un panorama mixto: si bien las empresas alemanas son líderes en el uso de la IA en Europa, el país es débil como proveedor de soluciones de IA. Alemania tiene importantes déficits comerciales en productos y servicios de IA, y su participación en las solicitudes de patentes de IA a nivel mundial está muy por debajo de la de las naciones líderes.
Esta brecha estratégica se ve agravada por la falta de concienciación sobre el problema dentro del sector industrial clave, es decir, las pequeñas y medianas empresas (pymes). Un estudio conjunto de Adesso y el Instituto de Investigación Handelsblatt, con fecha de 2025, revela que cuatro de cada cinco empresas alemanas carecen de una estrategia desarrollada para la soberanía digital. Esto resulta aún más alarmante si se tiene en cuenta que la mayoría de estas empresas reconocen depender en gran medida de soluciones digitales de proveedores no europeos.
Esta pasividad se está volviendo peligrosa ante la dinámica global. La creciente fragmentación geopolítica y el auge del «nacionalismo tecnológico» están redefiniendo las reglas de la competencia industrial. Para las industrias clave de Europa —manufactura, automoción, finanzas y sanidad— el control sobre los datos propios, las cadenas de suministro y los sistemas de IA se está convirtiendo en una cuestión de supervivencia. Europa debe dejar de ser un «usuario pasivo» para convertirse en un «actor activo» de su futuro industrial digital.
La respuesta estratégica a este desafío reside en los espacios de datos federados, tal como los promueven iniciativas como la Plataforma Industria 4.0 y Gaia-X. La Plataforma Industria 4.0 tiene como objetivo crear espacios de datos que permitan la colaboración multilateral basada en la confianza, la integridad y la soberanía individual de los datos.
Gaia-X, que entrará en una fase de implementación concreta en 2025 con más de 180 proyectos de espacio de datos, busca elevar esta visión a un nivel paneuropeo. El objetivo es claro: romper la hegemonía de los actores norteamericanos mediante la creación de una infraestructura de datos federada, interoperable y segura que se ajuste a los valores y normas europeas.
Es fundamental aclarar un malentendido: Gaia-X no es una «alternativa europea a la nube» destinada a competir directamente con los hiperescaladores. Se trata, más bien, de un sistema operativo para la confianza y la interoperabilidad. Gaia-X proporciona los marcos de confianza, los estándares abiertos y los mecanismos de cumplimiento que permiten a un fabricante alemán de automóviles federar de forma segura su infraestructura local (económicamente ventajosa, según el análisis del coste total de propiedad) con los sistemas de sus proveedores en un repositorio de datos soberano y específico del sector.
Por lo tanto, el 80% de las empresas alemanas que no cuentan con una estrategia de soberanía están cometiendo un doble error económico: no solo ignoran un grave riesgo geopolítico, sino también la enorme ventaja en el costo total de propiedad que una infraestructura soberana diseñada según los principios de Gaia-X podría ofrecer en la era de la IA general.
Descargue el Informe de tendencias de IA empresarial 2025 de Unframe
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De la dependencia de los hiperescaladores al renacimiento de la infraestructura local
De la dependencia de grandes proveedores de la nube al redescubrimiento de su propia infraestructura de TI (en las instalaciones).
La Ley de Inteligencia Artificial de la UE: ¿Carga regulatoria o catalizador de la soberanía?
La regulación europea interviene ahora en esta compleja combinación de presión económica y necesidad estratégica. La Ley de IA de la UE (Reglamento (UE) 2024/1689) se suele considerar una mera carga administrativa o un freno a la innovación. Sin embargo, un análisis económico más profundo demuestra que dicha ley actúa como un catalizador involuntario pero eficaz precisamente para aquellas arquitecturas de IA soberanas que ya son necesarias por razones de coste total de propiedad (CTP) y consideraciones estratégicas.
La Ley de IA adopta un enfoque basado en el riesgo, clasificando los sistemas de IA en cuatro grupos: riesgo mínimo, limitado, alto o inaceptable. Los plazos económicamente relevantes se acercan rápidamente: a partir del 2 de febrero de 2025, los sistemas de IA con «riesgo inaceptable» (por ejemplo, la puntuación social) estarán prohibidos en la UE. Sin embargo, el 2 de agosto de 2025 es una fecha mucho más significativa para el sector. En esa fecha entrarán en vigor las normas y obligaciones de gobernanza para los modelos de IA de propósito general (GPAI), la tecnología subyacente a la IA general (GenAI).
Para las empresas que deben clasificar los sistemas de IA como de “alto riesgo” (por ejemplo, en infraestructuras críticas, reclutamiento, diagnóstico médico o finanzas), los costes de cumplimiento normativo son considerables. Los artículos 8 a 17 de la Ley estipulan obligaciones estrictas antes de que un sistema de este tipo pueda comercializarse. Estas incluyen:
- Establecimiento de sistemas adecuados de gestión y mitigación de riesgos.
- Garantizar la alta calidad de los conjuntos de datos de entrenamiento, validación y prueba, especialmente para minimizar la discriminación.
- Implementación de un registro continuo de actividades para garantizar la trazabilidad de los resultados.
- Creación de documentación técnica detallada que contenga toda la información sobre el sistema y su finalidad.
- Implementación de una supervisión humana adecuada.
- Prueba de un alto nivel de robustez, ciberseguridad y precisión.
Estos requisitos impulsan implícitamente el uso de soluciones locales y de código abierto. La pregunta clave para todo director general y director de informática es: ¿Cómo puede una empresa alemana cumplir con la Ley de IA si utiliza una API propietaria de «caja negra» de un hiperescalador no europeo?
¿Cómo puede demostrar la «alta calidad de los conjuntos de datos» si los datos de entrenamiento del modelo estadounidense son secreto comercial? ¿Cómo puede garantizar un «registro completo para la trazabilidad» si no tiene acceso a los registros de inferencia del proveedor? ¿Cómo puede crear una «documentación técnica detallada» si no se revela la arquitectura del modelo?
La Ley de IA crea un mandato de facto para la transparencia, la auditabilidad y el control. Estos requisitos son difíciles o imposibles de cumplir con los servicios estándar que ofrecen los hiperescaladores, o solo con costes adicionales y riesgos legales extremadamente elevados. El plazo de agosto de 2025 obliga ahora a las empresas a tomar una decisión estratégica. La Ley de IA y el análisis del coste total de propiedad (véase la sección 4) avanzan, por tanto, en la misma dirección estratégica: alejarse de la nube opaca y avanzar hacia arquitecturas de IA controlables, transparentes y soberanas.
Dependencia del proveedor: El peligro estratégico de los ecosistemas propietarios
El análisis del Costo Total de Propiedad (TCO) y los requisitos de la Ley de IA resaltan el riesgo estratégico que supone la profunda integración en los ecosistemas de hiperescaladores (como Amazon Web Services, Microsoft Azure y Google Cloud Platform). Esta llamada "dependencia del proveedor" no es solo un inconveniente técnico, sino una trampa económica y estratégica. Las empresas se vuelven dependientes de servicios propietarios, interfaces de programación de aplicaciones (API) específicas, formatos de datos o infraestructura especializada. Cambiar a otro proveedor resulta prohibitivo o técnicamente imposible.
Los mecanismos de esta dependencia son sutiles pero efectivos. Un problema importante es la «independencia técnica». Los hiperescaladores ofrecen una gran cantidad de servicios propietarios altamente optimizados (por ejemplo, bases de datos especializadas como AWS DynamoDB o herramientas de orquestación como AWS ECS). Estos se integran de forma fluida y sin problemas en el ecosistema. Un equipo de desarrollo con plazos ajustados, comprensiblemente, optará por estas herramientas nativas en lugar de estándares abiertos y portables (como PostgreSQL o Kubernetes). Con cada una de estas decisiones, la portabilidad de la aplicación disminuye hasta que la migración requeriría una reescritura completa.
El segundo mecanismo es el aumento de costes. A menudo, las empresas se ven atraídas a la nube con generosos créditos iniciales gratuitos y descuentos. Sin embargo, una vez que la infraestructura está profundamente arraigada y los costes de transferencia de datos (la llamada «gravedad de los datos») dificultan la migración, los precios aumentan o las condiciones cambian.
El atractivo de los hiperescaladores es una estrategia deliberada para ocultar las desventajas a largo plazo del coste total de propiedad (TCO) que surgen con las cargas de trabajo persistentes (como se describe en la Sección 4). Para cuando una empresa alcanza la etapa de escalado en la que una solución local sería más de un 50 % más barata, ya está técnicamente atrapada. La «crisis de infraestructura» analizada en la Sección 2 durante la adopción de la IA Agentic actúa como el catalizador perfecto para esta dependencia. Los hiperescaladores ofrecen la solución «sencilla» plug-and-play al complejo problema del edge computing: una solución que inevitablemente está profundamente integrada en sus servicios propietarios y no portables.
Las contramedidas comunes, como las estrategias multicloud (es decir, el uso de múltiples proveedores para fortalecer el poder de negociación) y la priorización de la portabilidad de datos mediante formatos abiertos, son importantes, pero en última instancia solo constituyen tácticas defensivas. Alivian los síntomas, pero no abordan la causa raíz de la dependencia. La única defensa sólida contra la dependencia de un proveedor reside en el nivel arquitectónico: el uso consistente de software de código abierto y estándares abiertos.
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El código abierto como pilar de la soberanía europea en IA
El uso sistemático de software y modelos de código abierto es la palanca estratégica crucial que posibilita, en primer lugar, una soberanía en IA económicamente racional y técnicamente eficiente para Europa. Los modelos de lenguaje grandes (LLM) de código abierto, cuyo código fuente y, a menudo, también sus mecanismos de entrenamiento, son de libre acceso, modificables y distribuibles, representan la alternativa estratégica a los modelos propietarios y cerrados.
El mercado de modelos de IA ha experimentado un cambio drástico a favor del código abierto. Desde principios de 2023, el número de versiones de modelos de código abierto casi se ha duplicado en comparación con las de software propietario. Los datos indican que las soluciones locales, que utilizan predominantemente modelos de código abierto, ya controlan más de la mitad del mercado de gestión del aprendizaje. Esta dinámica se confirma con su amplia adopción en el ámbito empresarial: el 89 % de las empresas que utilizan IA emplean componentes de código abierto de alguna forma.
Las ventajas económicas son evidentes: el código abierto ofrece transparencia, una adaptabilidad superior (ajuste preciso), una reducción drástica de los costes operativos (ya que no hay tarifas de tokens basadas en el uso) y, sobre todo, la eliminación completa del riesgo de dependencia de un proveedor.
La existencia de potentes modelos de código abierto como Llama 3 de Meta y los modelos de Mistral (una empresa europea con sede en París) supone un cambio estratégico radical. Las pruebas de rendimiento demuestran que Llama 3 destaca en procesos de razonamiento complejos, diálogos de varios turnos y capacidades multimodales (texto e imagen). La familia de modelos de Mistral, por otro lado, está optimizada para la eficiencia, la baja latencia y la personalización rentable, lo que la hace ideal para su uso en entornos ágiles o de computación en el borde.
Estos modelos, sin embargo, son solo los «motores». Para operarlos eficazmente a escala industrial, se requieren plataformas MLOps (Operaciones de Aprendizaje Automático) abiertas. Sistemas como Kubeflow, basado en Kubernetes, el estándar de facto de la industria, son cruciales para gestionar todo el ciclo de vida —desde el entrenamiento y la optimización hasta el despliegue y la monitorización— en su propia infraestructura de forma escalable, portátil y automatizada.
La existencia de estas potentes plataformas de código abierto (modelo + plataforma) resuelve el trilema estratégico de la industria europea. Anteriormente, una empresa alemana se enfrentaba a una elección imposible: (A) utilizar costosos modelos estadounidenses propietarios con un elevado coste total de propiedad (TCO), el riesgo de dependencia del proveedor y problemas de cumplimiento de la Ley de IA, o (B) depender de modelos propietarios menos competitivos.
Gracias a la revolución del código abierto, una empresa ahora puede optar por una tercera vía, la de la autonomía: ejecutar un modelo de primer nivel (por ejemplo, Llama 3 o Mistral) en su propia infraestructura local (económicamente superior, según el análisis del coste total de propiedad), gestionada por una plataforma abierta (como Kubeflow) e interoperable (según los estándares de Gaia-X), además de totalmente auditable y transparente (según la Ley de IA). La decisión estratégica ya no se centra en "¿AWS, Azure o GCP?", sino en "¿Utilizamos Mistral para aplicaciones edge eficientes o Llama 3 para procesos back-office complejos en nuestra propia plataforma basada en Kubeflow?".
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El cuello de botella humano: la crisis de doble cualificación en Alemania
Los argumentos tecnológicos y económicos a favor de una estrategia soberana de IA son sólidos. La arquitectura (código abierto, local) está disponible y es financieramente superior. Existe la necesidad regulatoria (Ley de IA). Sin embargo, la implementación de esta estrategia fracasa debido a un último obstáculo crítico: el capital humano. La persistente escasez de especialistas en TI y profesionales digitales en general es el principal impedimento para la adopción de la IA y la transformación digital en Alemania.
El mercado laboral para especialistas en IA es altamente volátil. Datos de PwC muestran que las ofertas de empleo relacionadas con la IA en Alemania, tras alcanzar un máximo de 197.000 en 2022, disminuyeron a 147.000 en 2024. Este descenso no es señal de una disminución de las tensiones, sino que indica una desorientación estratégica. Se correlaciona estrechamente con el periodo en el que las empresas, tras la ola inicial de entusiasmo (2022), reconocieron la realidad de la paradoja del retorno de la inversión (2023) y los obstáculos infraestructurales (2024). Se contrató a científicos de datos de forma precipitada, sin la infraestructura ni la estrategia necesarias para su aprovechamiento productivo.
El verdadero problema no radica en la escasez de investigadores de primer nivel, sino en una brecha de competencias más amplia. Contratar expertos en IA con salarios elevados resulta poco útil si el resto de la plantilla no puede aplicar los nuevos procesos ni interactuar con los sistemas. Un estudio confirma esta discrepancia: si bien el 64 % de los empleados se muestra interesado en la formación en IA, muchas empresas carecen de programas y estrategias concretas para su implementación.
Esta doble escasez —de especialistas y de expertos en IA en general— está elevando drásticamente los costes de personal para los pocos profesionales disponibles. Los salarios en Alemania para 2025 reflejan esta escasez. Un especialista en Inteligencia Artificial en Alemania gana un promedio de entre 86.658 € y 89.759 €. Los rangos salariales para especialistas con experiencia (nivel sénior, de 6 a 10 años de experiencia) ilustran la magnitud de estos costes de personal.
La siguiente tabla resume los salarios de referencia para puestos clave de IA en Alemania en 2025, según un análisis de diversos datos de mercado.
Puntos de referencia salariales para profesionales de IA en Alemania (salario bruto anual, 2025)

Salarios de referencia para profesionales de IA en Alemania (salario bruto anual, 2025) – Imagen: Xpert.Digital
Para 2025, los salarios de referencia para profesionales de IA en Alemania (salario bruto anual) son los siguientes: Para científicos de datos especializados en IA, el salario bruto anual es de 55 000 € a 70 000 € para principiantes (0-2 años de experiencia), de 70 000 € a 90 000 € para profesionales con experiencia intermedia (3-5 años de experiencia) y de 90 000 € a 120 000 € para profesionales sénior (6-10 años de experiencia). Los ingenieros de aprendizaje automático ganan de 58 000 € a 75 000 € como principiantes, de 75 000 € a 95 000 € como profesionales con experiencia intermedia y de 95 000 € a 125 000 € como profesionales sénior. Los científicos de investigación en IA ganan entre 60.000 y 80.000 euros en el nivel junior, entre 80.000 y 105.000 euros en el nivel medio y entre 105.000 y 140.000 euros en el nivel senior.
Estos elevados costes de personal son parte integral del cálculo del coste total de propiedad (TCO) y, paradójicamente, constituyen otro argumento de peso en contra de la nube pública. Resulta económicamente irracional emplear un equipo sénior de IA de ocho personas con costes de personal de alrededor de un millón de euros anuales y que su productividad se vea mermada por los costes variables, las limitaciones técnicas o la latencia de la API de una plataforma en la nube. El capital humano, caro y escaso, requiere recursos internos optimizados, controlados y rentables para generar el máximo valor.
Transformación en la práctica: Las estrategias de los campeones industriales alemanes (Bosch y Siemens)
El desafío estratégico planteado —la necesidad de equilibrar el coste total de propiedad, la soberanía y el desarrollo de competencias— no es meramente teórico. Las principales empresas industriales alemanas ya lo están abordando activamente. Las estrategias de corporaciones como Bosch, Siemens y su empresa conjunta BSH Hausgeräte sirven de modelo para que la transformación soberana mediante la IA tenga éxito en la práctica.
Estas empresas están realizando importantes inversiones de capital a largo plazo en el desarrollo de sus propias capacidades de IA. Bosch, por ejemplo, anunció planes para invertir más de 2.500 millones de euros en inteligencia artificial para finales de 2027. Este dinero no se destina principalmente a la compra de servicios en la nube, sino al desarrollo de experiencia interna y a la integración de la IA como componente esencial de sus productos, lo que le permite traducir las innovaciones en aplicaciones empresariales reales con mayor rapidez.
La estrategia de estos líderes no se centra en una aplicación de productividad interna, sino en la "IA integrada" o "IA en el borde": la integración de la IA directamente en el producto para aumentar el valor para el cliente. Los ejemplos de Bosch y BSH ilustran esto:
- El horno Bosch Serie 8 utiliza IA para reconocer automáticamente más de 80 platos y configurar el método de cocción y la temperatura óptimos.
- La cuna inteligente “Bosch Revol” utiliza inteligencia artificial para monitorizar las funciones vitales del niño, como la frecuencia cardíaca y respiratoria, y alerta a los padres en caso de irregularidades.
- Los escáneres de pared basados en IA detectan cables eléctricos o soportes metálicos en la pared.
Estos casos de uso requieren inferencia fiable en tiempo real directamente en el dispositivo (en el borde), independientemente de una conexión a internet estable. Validan la necesidad técnica de una arquitectura descentralizada (como se analiza en la sección 2) y solo son viables mediante la inversión en capacidades propietarias y soberanas.
Paralelamente a sus inversiones en tecnología, estas empresas están abordando de forma proactiva el cuello de botella de los recursos humanos (Sección 9) mediante iniciativas de formación interna a gran escala. Siemens lanzó la «SiTecSkills Academy» en 2022. No se trata simplemente de un programa de formación interna, sino de un ecosistema abierto diseñado para proporcionar capacitación y perfeccionamiento a toda la plantilla —desde producción y servicio hasta ventas—, así como a socios externos en campos de vanguardia como la IA, el IoT y la robótica.
La filosofía que subyace a este enfoque fue resumida sucintamente por BSH (Bosch y Siemens Electrodomésticos): la IA no se considera un “módulo adicional”, sino más bien “parte de nuestra estrategia general”. El objetivo es crear “valor añadido real para nuestros consumidores”, al que están subordinadas todas las decisiones tecnológicas.
Estos líderes del sector constituyen, por tanto, una prueba fehaciente de la tesis central de este análisis: resuelven la paradoja del retorno de la inversión (Sección 3) al buscar valor no en ahorros internos poco claros, sino en nuevas funcionalidades del producto que el cliente paga. Validan los argumentos del coste total de propiedad (Sección 4) mediante inversiones de capital multimillonarias. Y abordan la crisis de competencias (Sección 9) a través de academias internas estratégicas y escalables.
Perspectiva estratégica: El camino de Europa hacia la soberanía en IA para 2026
El análisis económico de la implementación de la IA en Europa en 2025 conduce a una conclusión clara y urgente. La economía europea, y en particular la alemana, se encuentra en una encrucijada caracterizada por una serie de profundas contradicciones económicas y estructurales.
En primer lugar, existe una peligrosa brecha en la adopción de tecnologías. Mientras que las grandes empresas consolidan su gasto en IA y se integran profundamente en los ecosistemas de hiperescaladores, las empresas medianas se están quedando atrás tecnológicamente.
En segundo lugar, el próximo salto tecnológico, la "IA agentiva", está acelerando esta brecha. Sus enormes exigencias de infraestructura (especialmente en el edge) abruman a la mayoría de las empresas y generan una aguda presión, llevándolas directamente a la dependencia de proveedores que ofrecen soluciones rápidas pero propietarias.
En tercer lugar, muchas empresas están experimentando una “paradoja del retorno de la inversión”, exacerbada por el fenómeno de la “IA en la sombra”. Invierten fuertemente en tecnología, pero no pueden medir su valor porque se basan en métricas erróneas y una estrategia de infraestructura económicamente subóptima.
El análisis de datos de este estudio revela una solución a este dilema. Contrariamente al dogma de priorizar la nube, el análisis del costo total de propiedad (TCO) demuestra que las infraestructuras soberanas, ya sean locales o híbridas, son económicamente superiores para las cargas de trabajo persistentes y computacionalmente intensivas de la IA generativa; los costos pueden reducirse en más del 50 por ciento.
Este enfoque económicamente racional cuenta ahora con el respaldo del marco regulatorio de la Ley de IA de la UE. Sus estrictos requisitos de cumplimiento en materia de transparencia, auditabilidad y registro, que entrarán en vigor para los modelos GPAI en agosto de 2025, actúan como un mandato de facto para sistemas abiertos, transparentes y auditables: requisitos que las API propietarias de caja negra difícilmente pueden cumplir.
La solución estratégica es viable tanto técnica como económicamente: la combinación de gestores de aprendizaje de alto rendimiento y código abierto (como Mistral o Llama 3), plataformas MLOps abiertas (como Kubeflow) y estándares interoperables (como Gaia-X). Esta arquitectura resuelve simultáneamente los tres problemas principales: el coste total de propiedad, la dependencia de un proveedor y el cumplimiento de la Ley de IA.
Esto traslada definitivamente el cuello de botella de la tecnología a las personas. La escasez generalizada de trabajadores cualificados, especialmente entre los especialistas, que se manifiesta en salarios disparados, es el último y mayor obstáculo.
El modelo estratégico para las pymes alemanas se ejemplifica con líderes industriales como Bosch y Siemens: el futuro no reside en adquirir IA como un servicio en la nube variable, sino en desarrollarla como una competencia estratégica clave. Esto requiere (1) inversión de capital en una infraestructura de IA propia, soberana y abierta, y (2) inversiones paralelas y masivas en la formación integral de su propia plantilla.
En 2026, el éxito en la carrera global por la IA para la industria europea no se medirá por el volumen de las facturas de la nube, sino por la profundidad de la integración de la IA en los productos principales y la rapidez con que la fuerza laboral adopte esta transformación.
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