Publicado el: 20 de diciembre de 2024 / Actualización desde: 20 de diciembre de 2024 - Autor: Konrad Wolfenstein
Ojo con las compañías eléctricas: ¿quién tiene realmente derecho a conectarse a la red eléctrica?
La importancia de la normativa legal en el campo de la ingeniería eléctrica.
Los trabajos eléctricos están estrictamente regulados en Alemania. A primera vista, esto tiene sentido, porque después de todo, todas las instalaciones de suministro de energía tienen que ver con la seguridad, la confiabilidad y la funcionalidad a largo plazo. Quien, como consumidor o cliente, recurre a una empresa que anuncia con alarde de “técnica eléctrica” en su vehículo de empresa o en su página web, a menudo supone con toda naturalidad que dicha empresa también está autorizada a instalar directamente su sistema fotovoltaico, bomba de calor u otros sistemas eléctricos en conectarse a la red eléctrica. Pero tenga cuidado: esta conclusión no siempre está justificada.
El título de máster: el factor decisivo en los trabajos de ingeniería eléctrica
El punto crucial es el título del campeonato. Legalmente, en Alemania está regulado de tal manera que sólo un maestro electricista registrado o una empresa especialista en electricidad que tenga un maestro técnico está autorizado a conectar sistemas eléctricos a la red eléctrica pública. Esto no es sólo una formalidad, sino una parte importante del aseguramiento de la calidad. Sin un máster, las empresas pueden realizar trabajos preparatorios, entregar y montar equipos o realizar determinadas actividades preparatorias. Pero la puesta en servicio final, es decir, la conexión oficial a la red, durante la cual también se deben realizar pruebas relevantes para la seguridad, requiere el conocimiento y la aprobación de una empresa maestra.
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Por qué el título del campeonato es tan importante
¿Porqué es eso? Un maestro electricista no sólo ha recibido una sólida formación práctica, sino que también ha adquirido una cualificación teórica exigente. Conoce detalladamente las normas, reglas técnicas y normas de seguridad pertinentes. Esto garantiza que el sistema esté conectado cumpliendo con todas las leyes y pautas de seguridad. Los sistemas eléctricos están sujetos a regulaciones estrictas porque incluso un pequeño error en el cableado o la instalación puede tener consecuencias peligrosas. En el peor de los casos, pueden producirse incendios, cortocircuitos o accidentes graves. Nadie quiere exponerse a sí mismo y a su familia a riesgos innecesarios sólo para ahorrar unos euros o caer en manos equivocadas por desconocimiento.
El peligro de malentendidos: la aparición de una empresa maestra
Esto lleva a una situación que a primera vista parece paradójica. Una empresa puede, por ejemplo, operar oficialmente como empresa de ingeniería eléctrica, realizar trabajos de montaje de sistemas y también ofrecer un asesoramiento muy competente, pero sin tener la autoridad final para conectar el sistema a la red. A menudo, esto sólo se hace evidente para los clientes tarde y, a menudo, provoca un desagradable despertar. En la práctica, resulta que si esperas un maestro electricista, no necesariamente lo encontrarás. Esto es especialmente cierto cuando una empresa atraviesa un relevo generacional, por ejemplo cuando un hijo se hace cargo de la empresa tradicional de su padre, que era maestro electricista, pero el sucesor no tiene un título de maestro. A veces, el sitio web o la oferta no dicen nada sobre el hecho de que la instalación final, es decir, la conexión a la red propiamente dicha, no puede realizarse sin un maestro externo.
El rudo despertar al final de un proyecto
Esto provoca una irritación considerable. Imagínese: un proyecto se planifica cuidadosamente durante semanas o meses. Se han realizado consultas, estimaciones de costes, citas y gestiones, se está instalando el sistema y todo parece ir bien. Pero al final, cuando llega el paso final –la conexión a la red eléctrica, el momento que corona todo el proyecto y da vida al sistema–, queda claro que la propia empresa no está autorizada a realizar este acto final. En su lugar, se debe llamar a un experto electricista externo con poca antelación. Esto no sólo cuesta tiempo y normalmente dinero adicional, sino que también deja un regusto amargo. Una empresa que antes se consideraba competente y fiable pierde confianza y credibilidad como resultado de esta omisión.
Seguramente hay muchos especialistas capacitados sin título de maestría y con mucha experiencia práctica. Pero la falta de un título de máster tiene consecuencias jurídicas: sin la empresa del máster no está permitido realizar las conexiones definitivas a la red eléctrica pública. Esto no es ningún secreto, sino más bien un conocimiento común en la industria. Una empresa que oculta o resta importancia a este hecho está cometiendo un abuso de confianza.
Comunicación abierta: por qué la transparencia es tan importante
Esta situación también plantea preguntas desagradables. ¿Cómo puede ser posible que una empresa que alguna vez fue exitosa y fue fundada por su padre como maestro electricista ahora continúe sin un título de maestría y sin comunicarlo agresivamente? Se podría argumentar que alguien que hereda o se hace cargo de un negocio próspero debería al menos tener la previsión de obtener las cualificaciones necesarias, es decir, un título de máster. Los costes de la formación de máster son realmente elevados; pueden oscilar entre 6.500 y 11.000 euros. Sin embargo, esta inversión parece esencial para garantizar la credibilidad de la empresa y la satisfacción del cliente. Si el nuevo propietario no puede o no quiere asumir este desafío financiero y personal, surgen preguntas: cuestiones sobre profesionalidad, sentido de responsabilidad y visión empresarial.
Un nuevo término: “Scholzen” y su significado
En este contexto aparece un término especial que ha surgido recientemente: el llamado “scholzen”. Esta nueva palabra surgió de una situación política particular en la que se anunciaron grandes expectativas e intenciones ambiciosas, pero luego se relativizaron mediante constantes vacilaciones, retiradas o evasiones. “Scholzen” es emblemático porque, por un lado, hace grandes promesas, pero, por otro, siempre busca excusas cuando se trata del paso crucial de implementación. Transferido a la situación descrita en el sector eléctrico, se puede decir: Quien se presenta como un no maestro, promete todo lo posible, tranquiliza a los clientes y al mismo tiempo sabe en el fondo que no puede dar solo el último paso, es , por así decirlo, "escolarizando" su camino a través del proceso.
La confianza y la transparencia son esenciales
El problema no es sólo la falta de autoridad, sino la falta de confianza que surge cuando los clientes sólo se enteran de este hecho al final. Se podría calificar de vergonzoso que un negocio de maestro artesano que antes funcionaba bien ahora continúe sin un título de maestro artesano. Se vuelve aún más desagradable cuando los clientes se dan cuenta más tarde de que no se les ofreció una transparencia clara. Lo que antes se percibía como asesoramiento profesional y ejecución de primera clase, en retrospectiva se convierte en una molestia. El cliente se siente decepcionado y se pregunta cómo se ha podido llegar a este punto. ¿Habría sido tan difícil decir abiertamente desde el principio que para la conexión final habría que recurrir a una empresa eléctrica externa con un título de maestría?
El problema del ocultamiento
A más tardar, cuando se intenta encubrir estos fracasos con excusas endebles, se ha alcanzado la medida. Entonces parece como si simplemente lo hubieramos señalado verbalmente, como si sólo hubieramos mencionado esta información crucial "en el acto" para luego poder afirmar que lo había dicho, pero no por escrito, no oficialmente, es incomprensible. Este comportamiento evoca asociaciones con ser “chiflado”: se hacen promesas, se comunican objetivos, pero tan pronto como las cosas se vuelven concretas, los responsables se esconden en excusas y ambigüedades. Entonces el cliente sale perdiendo.
La influencia de los desafíos estructurales
Todo el asunto pone de relieve una evolución que se nota en muchos ámbitos. La escasez de trabajadores cualificados, el aumento de los costes de formación y los crecientes obstáculos burocráticos están dificultando que las empresas contraten personal altamente cualificado o permitan a las generaciones futuras adquirir títulos de maestro artesanal en su propia empresa. Algunas personas evitan los costos, el esfuerzo y el tiempo que implica la formación de un maestro. Pero el resultado es que el valor de una empresa que alguna vez destacó por su alto nivel de cualificación puede disminuir a largo plazo. Quien no dispone de un título de máster no sólo pierde su personalidad jurídica, sino también la confianza de los clientes potenciales.
La perspectiva del cliente
Desde la perspectiva del cliente, es importante conocer con antelación y en profundidad la empresa que realiza el trabajo. Debe quedar claro si existe una empresa maestra que ofrezca el servicio completo de un solo proveedor. Si cuentas con la titulación adecuada, puedes estar seguro de que tanto la instalación como la conexión a la red se realizará de forma profesional y conforme a la ley. También merece la pena comprobar en la oferta si se menciona la necesidad de un maestro electricista. Una empresa de buena reputación lo comunicará abiertamente y, si es necesario, involucrará a una empresa asociada para el paso final.
La responsabilidad de las empresas
La pregunta para las propias empresas es cómo quieren abordar el problema. ¿No es mejor ser abierto y transparente en lugar de intentar excusarse con declaraciones oscuras? Cualquiera que revele que está utilizando un maestro electricista externo para la conexión final de la red indica honestidad y evita expectativas decepcionantes del cliente. Esta transparencia puede incluso fortalecer la confianza a largo plazo porque demuestra que la empresa reconoce la complejidad del asunto y lo aborda de manera responsable.
El fenómeno “scholzen” – una consideración simbólica
En este contexto, el fenómeno de los “scholzen” es más que una simple alusión política. Es un símbolo del comportamiento humano en general, de la forma en que algunas personas o empresas enfrentan sus obligaciones. Aparentemente buenas intenciones que se quedan en nada en el momento crucial porque no quieres o no puedes implementar la parte desagradable. Esta actitud causa frustración y daña la reputación de todos los involucrados.
En un sentido más amplio, “scholzen” también se utiliza como sinónimo de dudar, desaparecer o evitar decisiones claras. Encaja con términos similares como “merkeln” (no tomar una decisión) o “lindnern” (mejor no hacer algo que hacerlo mal).
La especial importancia en la ingeniería eléctrica.
Este problema es especialmente crítico en la ingeniería eléctrica, porque está en juego la seguridad de los clientes. Una conexión inadecuada a la red eléctrica puede ser peligrosa y causar daños graves. Cualquiera que utilice tácticas, eluda u oculte pasos importantes no sólo pone en peligro la relación de confianza, sino que también puede poner en peligro la seguridad. Por eso es aún más importante que existan condiciones claras y que las empresas que ofrecen ingeniería eléctrica cuenten realmente con los conocimientos especializados y las autoridades necesarias.
El impacto en la industria.
Tampoco se debe subestimar el aspecto económico. Si se corre la voz de que algunas empresas operan sin un título de máster, aunque parezcan ser una empresa de ingeniería eléctrica con todas las de la ley, esto puede afectar a la reputación de todo el sector. Los clientes se muestran entonces cada vez más escépticos y quizá incluso desconfiados. Esto significa que incluso los maestros artesanos reputados sufren la mala impresión que dejan los demás. La credibilidad de la industria está en juego cuando se retiene información y no se cumplen los requisitos legales.
El camino hacia una mayor profesionalidad
La solución es obvia: apertura, transparencia y comunicación clara. Cualquiera que dude en formarse como maestro artesano debería preguntarse si podrá sobrevivir en este sector a largo plazo. Sin embargo, cualquiera que haya superado con éxito el examen de máster o tenga a bordo un maestro electricista cualificado debería dejarlo claro para dar a sus clientes la seguridad de que están en buenas manos. En última instancia, el camino nos lleva a alejarnos de la “escrupulosidad” y acercarnos a un trato honesto, profesional y digno de confianza en el trato con clientes y proyectos.
Responsabilidad a través de la transparencia
Al final, los clientes se dan cuenta de que no toda la ingeniería eléctrica es igual. Vale la pena mirar más de cerca y preguntarse qué calificaciones tiene una empresa. Sólo así se puede evitar acabar con un sistema a medio terminar que de repente tenga que encargar a un tercero la conexión final a la red. Esto no sólo es molesto para el cliente, sino también para la propia imagen de la empresa. Cualquiera que sea consciente de este problema puede garantizar que la calidad, la confianza y la seguridad se mantengan a largo plazo.