La soberanía monetaria de Pekín: ¿Por qué China frena las ambiciones de los gigantes tecnológicos con las stablecoins?
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Publicado el: 19 de octubre de 2025 / Actualizado el: 19 de octubre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein
La soberanía monetaria de Pekín: ¿Por qué China frena las ambiciones de los gigantes tecnológicos con las stablecoins? – Imagen creativa: Xpert.Digital
Cuando los gigantes tecnológicos se vuelven demasiado poderosos: la batalla por el control del dinero digital del futuro
Lucha de poder en el sistema financiero: ¿Quién dará forma a la moneda del mañana?
"Gigantes tecnológicos chinos suspenden sus planes de stablecoins tras la intervención de Pekín": este titular marca mucho más que una simple intervención regulatoria en el estrictamente controlado sector financiero chino. Revela un conflicto fundamental que moldeará la arquitectura financiera global de las próximas décadas: ¿Quién tiene el derecho último a crear dinero: los estados soberanos o las corporaciones tecnológicas privadas? Cuando el Banco Popular de China y la Administración del Ciberespacio de China ordenaron a empresas como Ant Group y JD.com que suspendieran sus planes de emitir stablecoins en Hong Kong en octubre de 2025, Pekín envió un mensaje inequívoco. El episodio ofrece una perspectiva sin precedentes sobre los cálculos estratégicos de China entre la innovación tecnológica, la soberanía monetaria y la lucha por el dominio monetario global en una economía global cada vez más digitalizada.
Este análisis examina las complejas dimensiones económicas, geopolíticas y sistémicas de este desarrollo. Primero, ilumina las raíces históricas de la relación ambivalente de China con la innovación fintech; luego, analiza los complejos mecanismos del mercado y la constelación de actores en el ecosistema global de las stablecoins; evalúa la situación actual mediante indicadores cuantitativos; y sitúa la intervención de China en un marco comparativo internacional. Finalmente, analiza las implicaciones estratégicas a largo plazo para el orden monetario global, los sistemas de pago digitales y las relaciones de poder entre los Estados y las corporaciones tecnológicas.
Raíces históricas: Del entusiasmo por las fintech al cambio regulatorio
La historia del enfoque de China hacia la innovación financiera digital está marcada por éxitos espectaculares, retrocesos drásticos y un creciente control estatal. Para comprender la intervención actual contra las monedas estables privadas, es necesario remontarse a principios de la década de 2010, cuando China se convirtió en la punta de lanza mundial de la revolución fintech.
Entre 2010 y 2020, China experimentó una expansión sin precedentes de los sistemas de pago digital. Alipay, fundada originalmente en 2004 como procesador de pagos para Taobao, la plataforma de comercio electrónico de Alibaba, y WeChat Pay, lanzada en 2013 como una extensión de la aplicación de mensajería WeChat, transformaron por completo el panorama de pagos del país en cuestión de años. Para 2025, estas dos plataformas controlaban en conjunto más del 90 % del mercado de pagos móviles de China, con Alipay con una cuota de mercado de aproximadamente el 53 % y WeChat Pay alrededor del 42 %. El volumen de transacciones alcanzó cifras vertiginosas: solo Alipay procesó transacciones por un valor estimado de 20,1 billones de dólares en 2025.
Este desarrollo fue inicialmente bien recibido y alentado por las autoridades chinas. Los sistemas de pago digitales aumentaron la inclusión financiera en las zonas rurales, redujeron los costos de transacción y crearon un ecosistema de pagos eficiente y sin efectivo. La penetración de los pagos móviles alcanzó más del 85 % en las zonas urbanas y aproximadamente el 65 % en las rurales. Sin embargo, a medida que crecía el dominio de los gigantes privados de la tecnología financiera, también crecían las preocupaciones del gobierno central.
El punto de inflexión llegó en noviembre de 2020, cuando los reguladores chinos detuvieron en el último minuto la salida a bolsa prevista de Ant Group. Esta salida a bolsa de 37.000 millones de dólares habría sido la mayor de la historia. Sin embargo, tan solo dos días antes de la cotización prevista, la Bolsa de Shanghái y la Bolsa de Hong Kong la suspendieron. La decisión se justificó oficialmente por "cambios significativos en el entorno regulatorio de la tecnología financiera". De hecho, tan solo unos días antes, el fundador de Alibaba, Jack Ma, había criticado duramente el sistema financiero chino en una conferencia financiera en Shanghái, calificando a los bancos tradicionales de "casas de empeño" que solo prestan a empresas que no necesitan dinero. Además, Ma había denunciado que las normas regulatorias obstaculizaban la innovación y argumentó que China "no tiene un problema de riesgo financiero sistémico", sino que adolece de una "falta de sistema".
Lo que siguió fue una ofensiva regulatoria integral contra el sector tecnológico chino que continúa hasta la fecha. Entre 2020 y 2023, las autoridades obligaron a Ant Group a someterse a una reestructuración fundamental que redujo los derechos de voto de Jack Ma de más del 50 % al 6,2 %. En julio de 2023, los reguladores impusieron multas de 7.123 millones de yuanes a Ant Group y 2.990 millones de yuanes a Tencent por infracciones de la protección del consumidor, la lucha contra el blanqueo de capitales y otras regulaciones. La propia Alibaba recibió una multa récord de 2.750 millones de dólares estadounidenses en 2021 por presuntas prácticas monopolísticas.
Al mismo tiempo, China intensificó sus esfuerzos para desarrollar su propia moneda digital controlada por el Estado. El Banco Popular de China inició la investigación sobre el yuan digital, el e-CNY, ya en 2014. Para 2025, el yuan digital alcanzó una base de usuarios de aproximadamente 260 millones de personas y un volumen acumulado de transacciones de 7,3 billones de yuanes. A diferencia de las criptomonedas privadas, el e-CNY permite al banco central una supervisión y control completos de los flujos de dinero, una política monetaria programable y opciones de intervención directa.
Este acontecimiento histórico pone de relieve un cambio de paradigma fundamental: si bien China dio amplia libertad a la innovación privada en el sector fintech en la década de 2010, sus líderes ahora han reconocido que el dominio descontrolado de los actores privados en los pagos y la creación de dinero podría amenazar la soberanía monetaria y la estabilidad financiera. La reciente intervención contra los planes de las stablecoins es la continuación lógica de este cambio de rumbo.
Factores sistémicos: actores, incentivos y relaciones de poder en el sistema monetario digital
La decisión de Pekín de suprimir las iniciativas privadas de criptomonedas estables está profundamente arraigada en la dinámica estructural y las constelaciones de poder del sistema monetario digital global. Para comprender los mecanismos económicos subyacentes, es necesario analizar a los actores clave, sus estructuras de incentivos y las interacciones sistémicas.
Los actores principales pueden dividirse en cuatro categorías: primero, los bancos centrales soberanos y los reguladores; segundo, las corporaciones tecnológicas privadas y las empresas fintech; tercero, las instituciones financieras; y cuarto, los usuarios finales. Cada grupo de actores persigue objetivos diferentes, a menudo contrapuestos.
Los bancos centrales, como el Banco Popular de China, priorizan la soberanía monetaria, la estabilidad financiera y el control macroeconómico. La transmisión de la política monetaria solo funciona si el banco central puede controlar la oferta monetaria y fijar eficazmente los tipos de interés. Las monedas estables privadas que circulan junto con las monedas soberanas podrían socavar este control. Como explicó al Financial Times una fuente conocedora de los debates regulatorios: «La principal preocupación regulatoria es quién tiene el derecho último a acuñar monedas: ¿el banco central o las empresas privadas en el mercado?».
Para empresas tecnológicas como Ant Group y JD.com, las monedas estables representan una extensión lógica de sus modelos de negocio. Con cientos de millones de usuarios en sus plataformas digitales, podrían establecerlas como métodos de pago eficientes para el comercio transfronterizo, el comercio electrónico y los servicios financieros. Los incentivos económicos son significativos: los emisores de monedas estables generan ingresos a partir de los intereses generados por las reservas depositadas. Tether, el mayor emisor de monedas estables del mundo, generó una ganancia de $4.9 mil millones en el segundo trimestre de 2025. Circle, emisor de la segunda moneda estable más grande, USDC, obtuvo $251 millones durante el mismo período. Con un volumen de mercado total de más de $300 mil millones en 2025, el mercado de las monedas estables es un área de negocio lucrativa.
La dimensión geopolítica exacerba aún más esta dinámica. Con la aprobación de la Ley GENIUS en julio de 2025, Estados Unidos creó un marco regulatorio integral para las monedas estables. La ley permite a los emisores con licencia emitir monedas estables en dólares con respaldo total de reservas y auditorías periódicas. Esta claridad regulatoria aceleró significativamente el crecimiento de las monedas estables denominadas en dólares. Tether (USDT) domina el mercado con una cuota de mercado de aproximadamente el 58 % y una oferta de 173 000 millones de dólares, seguida de USDC con 74 000 millones de dólares y una cuota de mercado del 25,5 %. Juntas, estas dos monedas estables en dólares controlan más del 80 % del mercado global de monedas estables.
Para China, este dominio del dólar en el emergente sistema monetario digital representa una amenaza estratégica. Wang Yongli, exvicepresidente del Banco de China, advirtió que China debería establecer un sistema de monedas estables en renminbi en el extranjero para competir contra el creciente dominio de las monedas estables basadas en dólares. Huang Yiping, asesor del Banco Popular de China, argumentó que Hong Kong podría estar bien posicionado para ser pionero en la emisión de monedas estables en renminbi en el extranjero. La lógica es comprensible: las monedas estables podrían acelerar la internacionalización del renminbi al ofrecer una alternativa eficiente y económica para los pagos transfronterizos.
Pero aquí es precisamente donde reside el dilema para Pekín. Si bien las monedas estables en renminbi podrían, en teoría, aumentar el alcance global de la moneda china, también plantean riesgos significativos para los rígidos controles de capital de China. China mantiene uno de los sistemas de control de capital más estrictos del mundo. Empresas, bancos y particulares solo pueden transferir dinero al extranjero bajo estrictas condiciones. Se permite a los particulares cambiar un máximo de 50.000 dólares en moneda extranjera al año. Estos controles son esenciales para la estabilidad macroeconómica de China, previenen la fuga de capitales y permiten al gobierno gestionar el tipo de cambio.
Las monedas estables, inherentemente sin fronteras y programadas para transferencias internacionales fluidas, podrían eludir estos controles. Incluso si se emitieran solo en el extranjero, en Hong Kong, existiría el riesgo de que la China continental pudiera acceder a ellas a través de lagunas técnicas y sacar capital del país. Zhou Xiaochuan, exgobernador del Banco Popular de China, advirtió en un foro financiero a puerta cerrada en agosto de 2025 sobre los riesgos sistémicos del uso especulativo de las monedas estables y cuestionó su utilidad real para los pagos. Su intervención marcó un cambio significativo en la percepción de los círculos financieros chinos.
Otro mecanismo clave es la dinámica de red de los sistemas de pago digitales. El dinero funciona mejor cuando es universalmente aceptado: todos usan una moneda en particular porque todos los demás también la usan. Estos efectos de red conducen a monopolios o duopolios naturales. El éxito de Alipay y WeChat Pay se basa precisamente en este mecanismo: con cientos de millones de usuarios y una adopción casi universal por parte de los comerciantes, se han convertido, de facto, en la única alternativa. La misma lógica se aplica a las monedas estables (stablecoins). USDT y USDC son dominantes porque están disponibles en más de 25 blockchains diferentes, son aceptadas por prácticamente todas las plataformas de intercambio y cuentan con más de 109 millones de billeteras que almacenan USDT. Una nueva moneda estable en renminbi tendría que desarrollar primero estos efectos de red, lo que supone una importante barrera de entrada.
Al mismo tiempo, la concentración en unos pocos emisores privados plantea riesgos sistémicos. El colapso de la stablecoin algorítmica TerraUSD (UST) en mayo de 2022 eliminó aproximadamente 45 000 millones de dólares de su valor de mercado en una semana y desató el pánico en el mercado de criptomonedas. UST perdió su paridad con el dólar a medida que grandes inversores retiraban capital a gran escala, lo que desencadenó una "espiral de la muerte": el intento de restablecer la paridad de UST mediante la acuñación de nuevos tokens LUNA provocó una hiperinflación en LUNA y el colapso de ambas monedas. Este episodio demostró claramente la fragilidad de las stablecoins con garantías insuficientes y los efectos de contagio que pueden derivar de su colapso.
La caída de Terra sirvió como señal de alerta para los reguladores de todo el mundo. La Comisión Europea respondió con el Reglamento de Mercados de Criptoactivos (MiCA), plenamente aplicable desde diciembre de 2024, que impone estrictos requisitos de reserva, transparencia y gobernanza a los emisores de stablecoins. Hong Kong introdujo su propio régimen regulatorio integral para las stablecoins en agosto de 2025, exigiendo a los emisores mantener una cobertura total de reservas, un capital mínimo de 25 millones de dólares de Hong Kong y someterse a auditorías periódicas.
En este contexto, la intervención de Pekín debe entenderse como un intento de mantener el control sobre el sistema financiero, minimizar los riesgos sistémicos y proteger la soberanía de la política monetaria, incluso si esto significa renunciar a posibles beneficios de la internacionalización del renminbi.
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Por qué las monedas estables en dólares dominarán el orden monetario global en 2025
La constelación actual: indicadores, datos y tensiones estructurales
La situación actual en octubre de 2025 se caracteriza por tensiones fundamentales entre varias tendencias: el rápido crecimiento del mercado global de monedas estables, la creciente claridad regulatoria en las jurisdicciones occidentales, el impulso de China con el yuan digital y ahora la abrupta intervención contra los planes privados de monedas estables.
En términos cuantitativos, el mercado global de stablecoins alcanzó nuevos máximos en 2025. La oferta total superó los 300 000 millones de dólares por primera vez, impulsada por la adopción institucional y la claridad regulatoria. Solo en agosto de 2025, Tether generó ingresos semanales de 149 millones de dólares, mientras que Circle obtuvo 49 millones. Estas cifras ilustran la viabilidad económica del modelo de negocio.
Las monedas estables denominadas en dólares dominan el mercado con una cuota de mercado combinada de aproximadamente el 85 %. USDT es el líder indiscutible con una cuota del 58 %, seguido de USDC con el 25,5 %. Otras monedas estables, como USDe de Ethena, solo alcanzan el 5 %. Este enfoque en el dólar consolida su papel como moneda internacional dominante, incluso en la era digital. Según datos de la Reserva Federal, el dólar estadounidense representó aproximadamente el 58 % de las reservas mundiales de divisas en 2024, una cuota que se ha mantenido notablemente estable desde 2022 a pesar de las sanciones de Estados Unidos contra Rusia.
En contraste, el modesto papel internacional del renminbi es evidente. A pesar de años de esfuerzos de internacionalización, el renminbi representa solo entre el 2 % y el 3 % de las reservas mundiales de divisas y ocupa el sexto lugar en los pagos internacionales. En junio de 2025, la participación del renminbi en los pagos globales fue del 2,88 %, muy por detrás del dólar (47 %) y del euro (23 %). En algunos meses, el renminbi incluso cayó al sexto lugar, detrás del yen japonés.
El yuan digital chino está mostrando crecimiento, pero hasta el momento sigue siendo un producto de nicho. Con 260 millones de usuarios y transacciones acumuladas de 7,3 billones de yuanes, las cifras inicialmente parecen impresionantes. Sin embargo, en comparación con Alipay y WeChat Pay, que en conjunto procesaron un volumen de transacciones de aproximadamente 70 billones de dólares estadounidenses en 2023, su alcance limitado se hace evidente. El e-CNY representaba tan solo el 0,16 % de la oferta monetaria M0 de China en junio de 2023. Menos de una quinta parte de la población china parece haber utilizado la nueva moneda, a menudo motivada por incentivos o mandatos gubernamentales. Las preocupaciones sobre la privacidad y el dominio de las plataformas de pago establecidas están obstaculizando una adopción más amplia.
En este contexto, los planes de las empresas tecnológicas chinas para lanzar stablecoins eran totalmente comprensibles. Hong Kong introdujo su régimen de licencias para stablecoins en agosto de 2025, creando un marco regulatorio que, en principio, permitía su emisión. Se dice que más de 40 empresas ya han expresado su interés en las licencias. Ant Group y JD.com estaban interesadas en el programa piloto de Hong Kong en el verano de 2025 o planeaban emitir productos financieros tokenizados, como bonos digitales. Algunas fuentes informaron que ambas compañías querían emitir stablecoins vinculadas al dólar de Hong Kong.
La intervención se produjo de forma abrupta. En octubre de 2025, Ant Group y JD.com recibieron instrucciones del Banco Popular de China y de la Administración del Ciberespacio de China para pausar sus ambiciones con las stablecoins. Al mismo tiempo, Pekín, según se informa, solicitó a corredores y centros de investigación que dejaran de promocionarlas. Un informe de la publicación financiera china Caixin sobre las restricciones de Pekín a las actividades de las stablecoins en Hong Kong fue eliminado poco después de su publicación, lo que generó dudas sobre su credibilidad.
Al mismo tiempo, el regulador de valores de China ordenó a varios corredores locales que suspendieran sus actividades de tokenización de activos reales en Hong Kong, lo que indica la creciente inquietud de Pekín ante la rápida expansión de las iniciativas de activos digitales en el extranjero. Estas medidas contrastan con los éxitos simultáneos de tokenización: CMB International Asset Management, filial de China Merchants Bank en Hong Kong, tokenizó su fondo del mercado monetario de 3.800 millones de dólares en la cadena BNB en octubre de 2025.
Estas contradicciones ponen de relieve el dilema de Pekín: por un lado, China quiere beneficiarse de la innovación blockchain y del atractivo de Hong Kong como centro de tecnología financiera. Por otro, el gobierno teme perder el control sobre la creación de dinero y los flujos de capital. La solución parece ser una estrategia de dos vías estrictamente controlada: se fomenta la innovación controlada por el Estado (e-CNY, proyectos de tokenización seleccionados de instituciones estatales), mientras que se suprimen las iniciativas privadas que podrían alcanzar relevancia sistémica.
Otro indicador importante es el desarrollo de sistemas de pago transfronterizos. Con el Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos (CIPS) y el proyecto mBridge, China promueve alternativas al sistema SWIFT, dominado por el dólar. El CIPS procesó transacciones por valor de 175 billones de yuanes en 2024, un aumento del 43 % con respecto al año anterior. El proyecto mBridge, una colaboración entre el Banco Popular de China, la Autoridad Monetaria de Hong Kong, el Banco de Tailandia, el Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos y el Banco de Pagos Internacionales, permite realizar transacciones transfronterizas directas con CBDC sin necesidad de bancos corresponsales tradicionales. Las pruebas han demostrado una reducción de los costes de transacción del 50 % al 70 % y una reducción de los tiempos de procesamiento de días a segundos. Para julio de 2025, el Banco de China había procesado cerca de 200 transacciones en Hong Kong a través de mBridge, con un volumen de más de 11 000 millones de dólares de Hong Kong, el 80 % de los cuales se realizaron en renminbi.
Estas inversiones en infraestructura demuestran la estrategia a largo plazo de China: construir un sistema de pagos digitales paralelo, controlado por el Estado, que promueva la internacionalización del renminbi sin comprometer la soberanía monetaria. Las monedas estables privadas no encajan en esta estrategia, ya que socavarían el control del banco central.
Caminos divergentes: modelos regulatorios en comparación internacional
Un análisis comparativo de los diferentes enfoques regulatorios en jurisdicciones clave revela filosofías fundamentalmente diferentes a la hora de abordar las monedas estables y destaca las peculiaridades de la posición china.
Con la Ley GENIUS, aprobada en julio de 2025, Estados Unidos creó un marco regulado y orientado al mercado. La ley permite a diversas entidades emitir monedas estables: filiales de instituciones de depósito aseguradas, entidades no bancarias autorizadas por la Oficina del Contralor de la Moneda y emisores con licencia federal con volúmenes de emisión de hasta 10 000 millones de dólares. Los emisores deben respaldar las monedas estables con una garantía uno a uno en dólares estadounidenses o activos de bajo riesgo, como los títulos del Tesoro estadounidense, y están sujetos a auditorías periódicas y a las regulaciones contra el blanqueo de capitales. Las monedas estables aprobadas no se consideran valores ni materias primas y, por lo tanto, no están sujetas a la supervisión de la SEC ni de la CFTC. Esta claridad regulatoria ha acelerado considerablemente el crecimiento de las monedas estables respaldadas en dólares y ha consolidado su dominio en el mercado global.
La filosofía subyacente es clara: Estados Unidos utiliza las monedas estables como herramienta para consolidar la hegemonía del dólar en la era digital. Como argumenta el economista Barry Eichengreen, las monedas suelen utilizarse primero en el comercio antes de convertirse en monedas de reserva. Las monedas estables en dólares ya cumplen esta función en gran parte de la criptoeconomía y ahora se están expandiendo a los pagos transfronterizos.
La Unión Europea está adoptando un enfoque más integral, aunque también más restrictivo, con su reglamento MiCA. Este reglamento, plenamente aplicable desde diciembre de 2024, abarca no solo las monedas estables, sino también todos los criptoactivos y establece normas armonizadas para toda la UE. El reglamento clasifica los criptoactivos en tokens referenciados a activos, tokens de dinero electrónico y otros criptoactivos. Se aplican requisitos especialmente estrictos a las "monedas estables significativas" que podrían suponer riesgos sistémicos. Los emisores deben cumplir normas exhaustivas de transparencia, gobernanza y gestión de reservas. Por lo tanto, la UE prioriza la protección del consumidor, la estabilidad financiera y la prevención del abuso de mercado, incluso si esto puede obstaculizar la innovación.
Hong Kong se está posicionando como un puente entre los enfoques oriental y occidental. La Ordenanza sobre Stablecoins, que entró en vigor el 1 de agosto de 2025, establece un régimen de licencias para las stablecoins vinculadas a moneda fiduciaria. Los emisores deben mantener 25 millones de dólares de Hong Kong en capital, 3 millones de dólares de Hong Kong en activos líquidos y activos líquidos adicionales para cubrir 12 meses de gastos operativos. Los activos de reserva deben estar completamente segregados, ser altamente líquidos e iguales al valor nominal de las stablecoins en circulación. Los reembolsos deben realizarse en un plazo de un día hábil. El modelo de Hong Kong es más estricto que el de Singapur, pero más flexible que las regulaciones de la UE, y su objetivo es convertir a la ciudad en un centro global para la innovación regulada en stablecoins.
Singapur aplica un enfoque escalonado e impulsado por el mercado en virtud de su Ley de Servicios de Pago. La Autoridad Monetaria de Singapur regula las monedas estables monodivisas con requisitos específicos para los tokens vinculados al dólar singapurense o a las monedas del G10. Los requisitos de reserva son similares a los de Hong Kong, pero Singapur permite un plazo de reembolso de hasta cinco días hábiles en lugar de uno. Los requisitos de capital son significativamente menores, de 1 millón de dólares singapurenses, en comparación con los 25 millones de Hong Kong. Singapur prioriza la flexibilidad del mercado y el fomento de la innovación, pero también asume mayores riesgos.
China contrasta radicalmente con todos estos enfoques. China continental prohíbe por completo el comercio y la minería de criptomonedas. Las monedas estables se consideran bienes virtuales, no de curso legal. Los tribunales han reconocido las criptomonedas como propiedad a efectos civiles, pero las actividades comerciales siguen prohibidas. Las instituciones financieras deben bloquear las transacciones relacionadas con criptomonedas y denunciar cualquier actividad sospechosa. La filosofía es clara: control estatal total sobre la creación de dinero y las transacciones de pago.
La reciente intervención contra los planes de las stablecoins en Hong Kong deja claro que Pekín pretende ejercer este control incluso en la región administrativa especial, a pesar de que Hong Kong, en teoría, goza de un alto grado de autonomía. El principio de "un país, dos sistemas" permite a Hong Kong desarrollar su propia política económica y monetaria. Sin embargo, en cuestiones de posible importancia sistémica para China continental, Pekín se muestra cada vez más dispuesto a restringir esta autonomía.
La comparación revela dos visiones del mundo fundamentalmente diferentes. Las jurisdicciones occidentales consideran las monedas estables como innovaciones que pueden contenerse mediante una regulación adecuada para gestionar tanto los beneficios (eficiencia, inclusión financiera, liderazgo tecnológico) como los riesgos (inestabilidad sistémica, blanqueo de capitales, protección del consumidor). China, por su parte, considera las monedas digitales privadas como una amenaza existencial para la soberanía monetaria y el control social. Esta divergencia configurará el panorama global de las monedas digitales en los próximos años.
Riesgos críticos: Distorsiones sistémicas y conflictos de objetivos no resueltos
La supresión de las iniciativas privadas de monedas estables en China plantea riesgos significativos tanto para el propio país como para el sistema financiero global, revelando conflictos de intereses fundamentales que no pueden resolverse fácilmente.
Para China, el riesgo más evidente es quedarse atrás en la carrera global por los sistemas monetarios digitales. Mientras Estados Unidos promueve agresivamente las monedas estables en dólares con la Ley GENIUS y acelera su adopción global, China limita drásticamente sus propias opciones. El renminbi ya representa solo entre el 2 % y el 3 % de los pagos y reservas globales. Sin soluciones innovadoras de pago digital que simplifiquen las transacciones transfronterizas, la internacionalización del renminbi seguirá estancada. Como advirtió Wang Yongli, exvicepresidente del Banco de China: «Si China no puede seguir el ritmo de las monedas estables en dólares en términos de eficiencia de pago y costos de compensación, el progreso en el uso internacional del renminbi seguirá siendo limitado».
Un segundo riesgo reside en los frenos a la innovación. El sector tecnológico chino ha desarrollado un enorme impulso en las últimas dos décadas. Empresas como Ant Group y Tencent fueron pioneras en sistemas de pago digitales que transformaron la vida cotidiana de más de mil millones de personas. La continua represión regulatoria podría dañar permanentemente este poder innovador. Desarrolladores y emprendedores talentosos podrían migrar a jurisdicciones más liberales. El capital riesgo podría retirarse. El daño económico a largo plazo derivado de la pérdida de innovación podría superar los beneficios a corto plazo de un mayor escrutinio.
En tercer lugar, existe una disyuntiva fundamental entre los controles de capital y la internacionalización monetaria. Para convertirse en una moneda verdaderamente internacional, el renminbi debe ser libremente convertible y negociable. Sin embargo, esta misma convertibilidad socavaría la capacidad de China para controlar los flujos de capital y garantizar la estabilidad financiera. Los economistas han descrito este trilema como la "trinidad imposible": un país no puede mantener simultáneamente una política cambiaria fija, libre movilidad de capital y una política monetaria independiente. China ha optado por los controles de capital y la autonomía monetaria, lo que limita fundamentalmente la internacionalización monetaria.
La intervención contra las monedas estables exacerba este conflicto de objetivos. Las monedas estables en renminbi en el extranjero podrían, en teoría, ofrecer una solución intermedia: operarían fuera de China continental, pero podrían promover el uso internacional del renminbi. Sin embargo, como advirtió Zhou Xiaochuan, los riesgos son difíciles de controlar. Incluso con el bloqueo de IP y otras restricciones técnicas, China continental podría encontrar maneras de acceder a las monedas estables en el extranjero y sacar capital del país.
Desde una perspectiva global, la intervención de China consolida el dominio del dólar en el sistema monetario digital. Con el 85 % del mercado global de stablecoins representado por tokens denominados en dólares y la claridad regulatoria aportada por Estados Unidos, el dólar consolidará aún más su posición como la moneda de reserva digital dominante. Economistas y reguladores han enfatizado repetidamente que los factores que sustentan el dominio del dólar —el tamaño de la economía estadounidense, la liquidez del mercado financiero, el Estado de derecho, las alianzas militares y los efectos de red— siguen vigentes incluso en la era digital.
Otro riesgo sistémico es la concentración en unos pocos emisores privados. Tether y Circle controlan más del 80 % del mercado de las stablecoins. Esta concentración genera riesgos potencialmente sistémicos. Si uno de estos emisores colapsara, ya sea por mala gestión, problemas de reservas o shocks externos, los efectos de contagio podrían extenderse a todo el sistema financiero. El colapso de Terra en 2022 fue un anticipo de estos riesgos. La Junta Europea de Riesgo Sistémico advirtió en octubre de 2025 sobre los elevados riesgos en el sector de las stablecoins debido a la incertidumbre geopolítica y las estructuras multijurisdiccionales. Sin una coordinación regulatoria internacional, estos riesgos podrían agravarse.
También existe el riesgo de que las monedas estables se utilicen indebidamente para actividades ilegales. Su naturaleza seudónima en las cadenas de bloques públicas y su capacidad para circular en billeteras autocustodiadas complican los controles de conocimiento del cliente. Los servicios de mezcla pueden ocultar transacciones. El Banco de Pagos Internacionales advirtió en su Informe Anual de 2025 que las monedas estables resultan atractivas para organizaciones criminales y terroristas porque pueden eludir las protecciones de integridad. Si bien las empresas de análisis trabajan con las fuerzas del orden, este enfoque no es escalable para miles de millones de transacciones diarias.
Finalmente, existe un conflicto filosófico fundamental: ¿Quién debería tener el poder de crear dinero? Históricamente, este ha sido un monopolio estatal, o al menos un privilegio fuertemente regulado. Las monedas estables representan una privatización parcial de la creación de dinero. Como bien lo expresó un comentarista: «El dinero no es un bien privado. Es una institución pública que representa un contrato social garantizado por el Estado. Cuando las empresas privadas crean cuasi-monedas, están, en efecto, privatizando parte de ese contrato social». El gobierno chino ha aceptado esta lógica y ha actuado en consecuencia. Las democracias occidentales se enfrentan al reto de lograr un equilibrio entre la innovación y el control público, un equilibrio que aún no se ha logrado de forma convincente.
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Escenario 1: La hegemonía del dólar en la era digital
En este escenario, las monedas estables denominadas en dólares consolidan aún más su dominio. La claridad regulatoria en los EE. UU. proporcionada por la Ley GENIUS atrae a inversores institucionales y corporaciones. Tether y Circle expanden su participación de mercado, mientras que los nuevos emisores, posiblemente grandes bancos como JPMorgan, también emiten monedas estables en dólares. Los efectos de red se amplifican: cuantos más usuarios y comerciantes aceptan monedas estables en dólares, más atractivas se vuelven para participantes adicionales. Dentro de cinco a diez años, las monedas estables en dólares podrían convertirse en un medio dominante para los pagos transfronterizos y una rampa de acceso para los activos digitales. El mercado podría crecer a $ 2 billones para 2028, predicen algunos analistas. China sigue limitada a su yuan digital, cuyo uso internacional sigue siendo marginal. El renminbi se estanca en el 2 a 3 por ciento de los pagos globales. Estados Unidos está utilizando su dominio de la moneda digital como una herramienta geoestratégica, similar a cómo utiliza el sistema SWIFT.
Escenario 2: Orden de moneda digital multipolar
En este escenario, el panorama se diversifica. Además de las stablecoins en dólares, se están consolidando las stablecoins en euros (respaldadas por la regulación MiCA), las stablecoins en renminbi en el extranjero en regiones seleccionadas y, posiblemente, las stablecoins de otras monedas, como la libra esterlina o el franco suizo. Los diferentes bloques monetarios utilizan diferentes stablecoins: Europa domina las stablecoins en euros, el Sudeste Asiático las utiliza cada vez más en renminbi para el comercio con China, mientras que el dólar sigue dominando los mercados globales. El Banco Central Europeo podría intensificar sus esfuerzos para otorgar al euro un papel más destacado, como ha sugerido la presidenta del BCE, Christine Lagarde. El Banco de Pagos Internacionales y plataformas multilaterales como mBridge permiten la interoperabilidad de las transacciones transfronterizas de CBDC. Este escenario generaría mayor competencia y, potencialmente, mayor eficiencia, pero también fragmentación y mayor complejidad.
Escenario 3: Dominio de las CBDC
En este escenario, las monedas digitales emitidas por los bancos centrales prevalecerán sobre las monedas estables privadas. China está expandiendo agresivamente su yuan digital, haciéndolo obligatorio para las transacciones gubernamentales, las prestaciones sociales y, cada vez más, en el sector privado. Otros bancos centrales —el Banco Central Europeo con su euro digital, posiblemente la Reserva Federal, el Reino Unido y Japón— están lanzando sus propias CBDC. Estas monedas digitales emitidas por los gobiernos ofrecen ventajas: control directo del banco central, ausencia de intermediarios privados, política monetaria programable y una seguridad robusta. Los reguladores podrían restringir cada vez más las monedas estables privadas para promover las CBDC. Lo irónico sería que el enfoque autoritario de China —control total sobre el dinero digital— se convierta en el modelo global, aunque con diferentes motivaciones en los distintos países.
Escenario 4: Fragmentación e inestabilidad
En este escenario pesimista, la proliferación de monedas estables sin regular o con una regulación deficiente conduce a crisis recurrentes. Siguiendo el ejemplo del colapso de Terra, otras monedas estables colapsan, provocadas por problemas de reservas, pánico bancario o shocks externos. Los reguladores responden con medidas fragmentadas e incoherentes que obstaculizan la innovación sin garantizar la estabilidad. Las tensiones geopolíticas conducen a "guerras de divisas" en el espacio digital, con sistemas de monedas estables en competencia separados por sanciones mutuas e incompatibilidades técnicas. Los usuarios y las empresas sufren altos niveles de incertidumbre, volatilidad y falta de interoperabilidad. La confianza general en las monedas digitales disminuye.
Interoperabilidad, regulación y confianza: las tres palancas de las monedas digitales
El escenario más probable depende de varios factores críticos: primero, la capacidad y la disposición de las instituciones internacionales y los reguladores para desarrollar estándares coordinados. El Consejo de Estabilidad Financiera ha presentado recomendaciones para las monedas estables globales, pero su implementación varía considerablemente. segundo, los acontecimientos geopolíticos. El aumento de las tensiones entre EE. UU. y China, la postura de la UE sobre la soberanía digital y la posición de los mercados emergentes serán clave. tercero, los avances tecnológicos. Los avances en la interoperabilidad, la escalabilidad y la seguridad de los sistemas blockchain podrían aumentar el atractivo de las monedas digitales. cuarto, la confianza pública. Las crisis recurrentes o los casos de uso indebido podrían socavar la confianza en las monedas estables privadas y hacer que las soluciones patrocinadas por los gobiernos sean más atractivas.
Según las tendencias actuales, lo más probable es una combinación de los escenarios 1 y 2: las monedas estables en dólares seguirán siendo dominantes, pero otras monedas, especialmente el euro, desempeñarán un papel importante en sus regiones. Las CBDC existirán en paralelo, principalmente para transacciones nacionales y corredores transfronterizos seleccionados. China desempeñará un papel especial: internamente, un sistema de yuanes digitales estrictamente controlado, externamente un uso limitado del renminbi a través de plataformas como mBridge, y posiblemente monedas estables offshore estrictamente reguladas en mercados asociados seleccionados.
A largo plazo, en un horizonte temporal de 20 a 50 años, las tecnologías disruptivas o los cambios geopolíticos fundamentales podrían volver obsoletos estos escenarios. Las computadoras cuánticas podrían poner en peligro los sistemas criptográficos existentes y requerir paradigmas de seguridad completamente nuevos. Las organizaciones autónomas descentralizadas y los sistemas de gobernanza algorítmica podrían dar lugar a formas alternativas de dinero que eludan el control estatal. El cambio climático, las pandemias o los conflictos geopolíticos podrían transformar radicalmente el orden económico global y, por consiguiente, redefinir los sistemas monetarios.
Una cosa es segura: la decisión de Beijing en octubre de 2025 de bloquear las iniciativas privadas de monedas estables fue un punto de inflexión significativo que dará forma a la tensión fundamental entre innovación y control, entre integración global y soberanía nacional, y entre poder privado y estatal sobre el dinero en los próximos años.
Decisiones estratégicas: La reorganización del poder monetario
La intervención de Pekín contra los planes de las criptomonedas estables privadas de los gigantes tecnológicos chinos en octubre de 2025 es mucho más que un evento regulatorio aislado. Marca un momento decisivo en la lucha por la arquitectura del sistema financiero global en el siglo XXI. Los análisis han demostrado que esta decisión está profundamente arraigada en experiencias históricas, limitaciones económicas estructurales, cálculos geopolíticos y cuestiones fundamentales sobre la naturaleza del dinero y la soberanía estatal.
Los hallazgos clave pueden resumirse en cinco tesis:
Primero: La soberanía monetaria como núcleo no negociable del poder estatal
Los líderes chinos han señalado inequívocamente que el control sobre la creación de dinero y las transacciones de pago representa una línea roja que ni siquiera los poderosos actores privados deben cruzar. Los precedentes históricos —la paralizada salida a bolsa de Ant en 2020, las multas multimillonarias impuestas a las empresas tecnológicas y la aplicación de reestructuraciones— demuestran una trayectoria coherente. Esta postura no es irracional. La creación descontrolada de dinero privado podría socavar la transmisión de la política monetaria, eludir los controles de capital y generar inestabilidad sistémica. La base teórica de esta postura se sustenta empíricamente en el desplome de Terra en 2022, que demostró lo catastrófico que puede ser el colapso de las monedas digitales con una regulación inadecuada.
Segundo: El conflicto de objetivos fundamentalmente no resuelto entre la internacionalización de la moneda y los controles de capital
China se enfrenta a un dilema que no puede resolverse con sutileza técnica. Para convertirse en una moneda verdaderamente internacional, el renminbi necesitaría ser libremente convertible. Sin embargo, esto socavaría la capacidad de China para gestionar los flujos de capital y garantizar la estabilidad financiera. Los modestos éxitos en la internacionalización del renminbi —entre el 2 % y el 3 % de los pagos y reservas globales tras años de esfuerzo— reflejan esta limitación estructural. Las monedas estables del renminbi en el extranjero podrían, en teoría, ofrecer una solución intermedia, pero conllevan el riesgo de una fuga de capitales descontrolada. La decisión de Pekín de no asumir este riesgo prioriza la estabilidad sobre la expansión, una opción racionalmente defendible, aunque costosa.
Tercero: La consolidación de la hegemonía del dólar en la era digital
Al rechazar las monedas estables privadas, China renuncia a una herramienta potencial para desafiar el dominio del dólar, mientras que Estados Unidos hace exactamente lo contrario con la Ley GENIUS. Las monedas estables en dólares ya controlan el 85 % del mercado global y su adopción institucional se está acelerando. Los efectos de red refuerzan este dominio: cuantos más usuarios, plataformas de intercambio y empresas utilizan monedas estables en dólares, más difícil resulta que las alternativas se afiancen. A largo plazo, las monedas estables en dólares podrían convertirse en el medio dominante para los pagos digitales transfronterizos, posicionando a la moneda estadounidense tan central en la era digital como lo es en la era analógica.
Cuarto: La creciente brecha entre los modelos autoritarios y liberales de sistemas de moneda digital
China aplica un modelo de control estatal absoluto: un yuan digital emitido por el Estado, controlado centralmente y supervisado exhaustivamente, acompañado de estrictas prohibiciones a las criptomonedas privadas y, ahora también, a las monedas estables privadas. Las democracias occidentales, en cambio, buscan contener la innovación y el dinamismo del mercado mediante la regulación, sin sofocarlos. Estos enfoques divergentes reflejan valores y sistemas políticos fundamentalmente diferentes. Las consecuencias a largo plazo son difíciles de evaluar. El control autoritario puede garantizar la estabilidad a corto plazo, pero podría inhibir la innovación. Los enfoques liberales pueden ser más dinámicos, pero conllevan mayores riesgos de inestabilidad y abuso.
Quinto: El papel fundamental de la coordinación regulatoria y las normas internacionales
En una economía mundial globalizada e interconectada, los enfoques regulatorios nacionales aislados pueden generar brechas y oportunidades de arbitraje. La Junta Europea de Riesgo Sistémico advirtió sobre los riesgos de las estructuras de monedas estables multijurisdiccionales sin estándares coordinados. El Consejo de Estabilidad Financiera ha presentado recomendaciones, pero su implementación varía. Sin una coordinación internacional más sólida —similar a los Acuerdos de Basilea en el sector bancario—, los sistemas de monedas digitales podrían permanecer fragmentados, ineficientes e inestables.
Las implicaciones estratégicas para los distintos grupos de interesados son significativas
Los responsables políticos deben abordar la tensión fundamental entre innovación y control. Una postura excesivamente restrictiva conlleva el riesgo de perder innovación y relevancia global. Una postura excesivamente permisiva conlleva el riesgo de inestabilidad sistémica y pérdida de control sobre infraestructuras críticas. El camino óptimo probablemente resida en una regulación reflexiva y adaptativa que establezca reglas claras, pero que permita el aprendizaje experimental. Los enfoques de Singapur y Hong Kong —espacios de prueba regulatorios, sistemas de licencias escalonados y una estrecha colaboración entre los reguladores y la industria— pueden ofrecer modelos viables.
Para los líderes empresariales, especialmente en los sectores de tecnología financiera y tecnológica, este episodio sirve como recordatorio de los límites del poder privado. Incluso las empresas más grandes e innovadoras operan dentro de un marco de soberanía estatal. La planificación estratégica debe incorporar de forma centralizada los riesgos regulatorios. Al mismo tiempo, los enfoques regulatorios divergentes de las distintas jurisdicciones ofrecen oportunidades: las empresas pueden optar por la compra de regulaciones y operar en entornos más favorables siempre que gestionen los riesgos del cumplimiento transfronterizo.
Para los inversores, este desarrollo representa tanto riesgos como oportunidades. Es probable que las monedas estables en dólares, especialmente las de emisores regulados y bien capitalizados como Circle, sigan creciendo. Las inversiones en infraestructura para sistemas de pago digitales (protocolos blockchain, soluciones de custodia, tecnología de cumplimiento normativo) deberían ofrecer rentabilidades atractivas. Al mismo tiempo, persisten riesgos significativos: incertidumbre regulatoria en muchas jurisdicciones, posibles colapsos de las monedas estables y tensiones geopolíticas. Se recomienda una estrategia diversificada y basada en el riesgo.
La importancia a largo plazo de la intervención china contra las criptomonedas estables privadas dependerá de cómo evolucione globalmente la tensión entre la soberanía estatal y la innovación tecnológica. Si los modelos de control autoritarios resultan superiores —ya sea por una mayor estabilidad, una aplicación más eficaz de los objetivos de la política monetaria u otras ventajas—, más países podrían seguir el ejemplo de China. Por el contrario, si los modelos más liberales resultan más convincentes mediante una mayor innovación, un mayor crecimiento económico y una mayor aceptación internacional, China podría verse obligada a reconsiderar su postura.
Lo único seguro es que la batalla por el control del dinero digital apenas comienza. Definirá las próximas décadas y planteará cuestiones fundamentales sobre el poder, la soberanía y la organización de las sociedades modernas. La decisión de Pekín en octubre de 2025 fue un paso importante en este juego, pero el final está lejos de alcanzarse.
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