Protección de la Ley CLOUD: Alejándose de las nubes estadounidenses: Airbus planea retirarse y cortar el suministro de datos confidenciales
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Publicado el: 27 de diciembre de 2025 / Actualizado el: 27 de diciembre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein

Protección de la Ley CLOUD: Alejándose de las nubes estadounidenses: Airbus planea retirarse y cortar el suministro de datos confidenciales. Imagen: Xpert.Digital
Miedo al acceso de EE.UU.: Por qué Airbus ahora quiere retirar sus datos
La respuesta europea a Amazon & Co.: Airbus se aventura en el experimento de la nube
Si bien las agencias gubernamentales a menudo se muestran reticentes a la digitalización o siguen dependiendo en gran medida de los hiperescaladores estadounidenses, la mayor empresa aeroespacial de Europa está experimentando un cambio radical de estrategia. Airbus ha reconocido que, en tiempos de tensiones geopolíticas y espionaje industrial, la soberanía de los datos no es solo una palabra de moda, sino una cuestión de supervivencia.
La compañía está preparando una migración masiva para retirar sus activos más críticos, desde planos de aeronaves hasta conocimientos tecnológicos internos, del alcance de la Ley CLOUD estadounidense. Con una licitación prevista por valor de más de 50 millones de euros, Airbus busca ahora una vía hacia una "nube soberana" creada en Europa. Sin embargo, esta audaz decisión no está exenta de riesgos: incluso el consejo de administración de Airbus estima que la probabilidad de encontrar un proveedor europeo con capacidad tecnológica es de tan solo el 80 %, un indicio alarmante de que la infraestructura de TI de Europa aún está por detrás de las necesidades de su propia industria.
Adecuado para:
- Experiencia europea en diseño en lugar de dependencia tecnológica: el modelo francés de la nube como estrategia económica
Soberanía digital: entre la retórica y la realidad: La ilusión de no tener alternativas – Por qué las empresas y autoridades europeas se sabotean a sí mismas
La paradoja: cuando los tomadores de decisiones ignoran sus propios principios
Durante años, la política industrial europea ha proclamado la necesidad de la soberanía digital. La Comisión Europea ha definido criterios claros con su Marco de Soberanía en la Nube, la Ley de Datos de la UE obliga a los proveedores a la transparencia y al acceso a los datos, y toda la élite política insiste regularmente en que la dependencia tecnológica supone un grave riesgo para la seguridad. Sin embargo, en la práctica, ocurre justo lo contrario: estados como Baviera planean contratos multimillonarios con Microsoft sin licitación, ciudades como Lucerna migran datos confidenciales de sus ciudadanos a la nube de Azure, y decenas de administraciones públicas de todo el mundo siguen el mismo patrón. No se trata de un problema técnico, sino de voluntad y responsabilidad.
El caso de Baviera es particularmente revelador, pues revela un fracaso sintomático de los responsables europeos de la toma de decisiones. El Estado Libre de Baviera planea invertir casi mil millones de euros en Microsoft 365 durante un período de cinco años, para 270.000 empleados de su administración pública. Esto ocurre sin licitación pública, sin una evaluación genuina de las alternativas europeas y en un momento en que las infraestructuras digitales se han reconocido como estratégicamente cruciales. Las críticas de las comunidades de código abierto, las asociaciones de TI y las medianas empresas de TI fueron masivas y sistemáticas, pero siguieron un camino predeterminado: el contrato con Microsoft se firmó a pesar de todo. Esta decisión no se basa en consideraciones económicas, sino en la costumbre, la misma costumbre que ha erosionado la independencia tecnológica europea durante las últimas dos décadas.
La opinión contraria es la de Airbus, la mayor empresa aeroespacial de Europa. A diferencia de las agencias gubernamentales, Airbus ha reconocido que los datos sensibles (diseños de aeronaves, procesos de producción, conocimientos tecnológicos) no deben caer en manos de corporaciones estadounidenses sujetas a la Ley CLOUD. Airbus está preparando actualmente una licitación para la migración de aplicaciones críticas a una nube soberana europea, con un contrato por valor de más de 50 millones de euros. Se trata de una decisión deliberada y basada en el riesgo por parte de una empresa estratégicamente importante. Pero incluso en este caso, existen dudas: el consejo de administración de Airbus estima que la probabilidad de encontrar un proveedor europeo adecuado es de tan solo un 80 %. Esto no es una señal de imposibilidad, sino más bien de un desarrollo insuficiente de la capacidad europea.
La Ley CLOUD como arma silenciosa: la bomba de relojería legal entre los datos europeos
La Ley CLOUD (Ley para la Aclaración del Uso Legal de Datos en el Extranjero) se aprobó en 2018 y regula el acceso de las autoridades estadounidenses a los datos corporativos. En teoría, esto parece razonable: las autoridades nacionales deberían poder acceder a los datos bajo su jurisdicción. Sin embargo, las implicaciones prácticas de la Ley CLOUD son mucho más graves de lo que muchas empresas y autoridades europeas parecen percibir.
La Ley CLOUD no solo se aplica a los datos almacenados en EE. UU. Permite a las autoridades estadounidenses acceder a cualquier dato gestionado por empresas estadounidenses o sus filiales, independientemente de dónde se alojen físicamente. En concreto, esto significa que si sus datos se encuentran en un centro de datos de Microsoft en Alemania, las autoridades estadounidenses pueden solicitar acceso al amparo de la Ley CLOUD. Microsoft está obligado a cumplir con esta solicitud y también está sujeto a órdenes de secreto, lo que significa que no puede informar a las empresas afectadas de que se han solicitado sus datos.
La propia Microsoft admitió en un tribunal francés en julio de 2025 que no podía garantizar la protección de datos bajo la Ley CLOUD. Esta es una admisión notable por parte del mayor proveedor de servicios de nube de Europa. A pesar de ello, las agencias gubernamentales y las empresas continúan migrando a los servicios de Microsoft. Es como si un ciudadano mandara construir una casa mientras el contratista declara abiertamente que el techo tendrá goteras, y luego se mudara de todos modos.
La situación se ve agravada por los acontecimientos geopolíticos. El regreso de la administración Trump en enero de 2025 desestabilizó radicalmente las relaciones transatlánticas en materia de privacidad de datos. Trump destituyó a tres miembros demócratas de la Junta de Supervisión de la Privacidad y las Libertades Civiles (PCLOB), el mismo organismo encargado de supervisar el cumplimiento de las normas de privacidad de datos y la supervisión de las agencias de inteligencia estadounidenses. Esto impide que la PCLOB tome decisiones. Esto socava el Marco Transatlántico de Privacidad de Datos (TADPF), negociado recientemente y basado en órdenes ejecutivas que pueden revocarse en cualquier momento. Los expertos advierten abiertamente que todo el marco está en riesgo.
La historia revela un patrón: Estados Unidos considera el acceso a los datos como una herramienta estratégica y utiliza a los proveedores de la nube como palanca. El caso del Fiscal Jefe de la CPI, Karim Khan, es sintomático: tras las sanciones impuestas por la administración Trump, Khan perdió el acceso a su cuenta de correo electrónico de Microsoft. Microsoft afirma que no se trató de una suspensión de los servicios de la CPI, pero el episodio pone de relieve la vulnerabilidad de las organizaciones que dependen de la infraestructura estadounidense. Si Estados Unidos logra activar un "interruptor digital" en una crisis o disputa comercial, las infraestructuras europeas quedan paralizadas.
Adecuado para:
- Por qué la Ley de la Cloud de los Estados Unidos es un problema y un riesgo para Europa y el resto del mundo: una ley con consecuencias de gran alcance
Racionalidad económica o inercia institucional: la ilusión de que no hay alternativa
Un argumento común es: no existen alternativas europeas. Esto es fácticamente incorrecto. Existen proveedores europeos de nube técnicamente competentes que ofrecen soberanía de datos. La razón por la que no dominan no es tecnológica, sino económica e institucional.
El mercado está altamente concentrado: AWS, Microsoft Azure y Google Cloud controlan aproximadamente el 65 % del mercado global de IaaS. Proveedores europeos como IONOS, OVH, Stackit, Plusserver y Open Telekom Cloud (T-Systems) se clasifican como "Otros": son técnicamente maduros, pero no dominantes. ¿Por qué? Porque los efectos de red y la dependencia del proveedor son extremadamente fuertes en los servicios en la nube. Una vez que se trabaja con AWS, no se puede simplemente cambiar a IONOS sin incurrir en costos de migración significativos. Las nuevas aplicaciones se crean en AWS porque ofrece las mejores herramientas, el ecosistema más amplio y los desarrolladores más cualificados.
Este es un caso clásico de fallo del mercado: existen soluciones, pero no son dominantes a nivel mundial, por lo que no se utilizan. Los organismos gubernamentales y las empresas se orientan hacia los líderes del mercado, no hacia las óptimas macroeconómicas.
Sin embargo, el EuroCloud Pulse Check 2025 revela un cambio de tendencia: la proporción de empresas que consideran crucial la soberanía digital ha aumentado del 25 % al 47 % en cinco años. El 83 % de las empresas considera ahora la soberanía y la resiliencia como elementos centrales de su estrategia en la nube. Aún más significativo, el 57 % tiene preocupaciones concretas sobre la política actual de EE. UU. y su imprevisibilidad. Esto no es una ideología, sino una sólida evaluación del riesgo económico.
Las áreas donde los proveedores europeos son competitivos se concentran en sectores sensibles y regulados: copias de seguridad y recuperación ante desastres (66 % de las implementaciones), soluciones de Kubernetes y contenedores (64 %), y requisitos de cumplimiento normativo y residencia de datos (64 %). Estas son precisamente las áreas donde la criticidad de los datos es mayor.
A menudo se argumenta el coste a favor de los proveedores estadounidenses. Esto está parcialmente justificado: Microsoft y AWS ofrecen ventajas de escalabilidad. Sin embargo, esta ventaja suele ser a corto plazo. El caso bávaro lo ilustra: el coste anual de M365 E5 es de 59,70 € por empleado al mes. Se trata de un precio de lista sin negociación real. Los proveedores europeos podrían ofrecer servicios comparables considerablemente más baratos si ampliaran su capacidad. Además, si se tienen en cuenta los riesgos de la Ley CLOUD, las posibles sanciones geopolíticas y la resiliencia, los costes reales de Microsoft no son transparentes.
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Más que tecnología: el verdadero problema que está provocando el fracaso de los proyectos digitales europeos
La decepción de Gaia-X: por qué fracasan las iniciativas europeas
Gaia-X se lanzó con gran entusiasmo en 2019. El proyecto tenía como objetivo construir una infraestructura de datos europea descentralizada, segura, abierta y transparente. Participaron en la iniciativa importantes actores: SAP, Bosch, Siemens, Telekom, Festo y Schunk. El objetivo era romper con la dependencia de AWS, Azure y Google.
Seis años después, Gaia-X no ha fracasado, pero tampoco ha alcanzado el dominio del mercado. En la primavera de 2025, se plantearon públicamente dudas sobre si los objetivos del proyecto eran siquiera alcanzables. ¿Por qué? Porque Gaia-X ilustra un problema clásico de la coordinación europea: la descentralización y la coordinación son contradictorias. Si se opera de forma verdaderamente descentralizada y cada proveedor de nube puede ser un nodo, no hay una responsabilidad clara, ni escalamiento dinámico, ni un enfoque estratégico. Si se coordina de forma centralizada, se pierden las ventajas de la descentralización.
Gaia-X tiene otro problema: está demasiado centrado en la tecnología. Pero el problema no es principalmente tecnológico. Los proveedores europeos de nube pueden competir técnicamente con las grandes empresas. El problema radica en la confianza, la escalabilidad y el poder de mercado. Un emprendedor de startups confía en AWS porque es grande y no fracasará. Un proveedor europeo, incluso si es técnicamente superior, no se percibe como una opción segura.
Gaia-X necesitaba: incentivos financieros genuinos (subvenciones para empresas europeas que se migraran a los servicios de Gaia-X), requisitos legales (los datos gubernamentales deben almacenarse en servidores europeos) y una estructura de gobernanza clara. En cambio, se convirtió en un foro para estándares técnicos y mejores prácticas. Importante, pero no suficiente.
Adecuado para:
- Industry-X: Promoción de la logística y las cadenas de suministro europeas y globales a través de las iniciativas industriales Catena-X y Gaia-X
Incoherencia institucional: lo que nos muestran Lucerna y Baviera
Los casos de Lucerna y Baviera revelan otro patrón: la incoherencia institucional. Las autoridades suizas y alemanas cuentan con delegados de protección de datos que advierten explícitamente que almacenar datos personales sensibles y especialmente protegidos en Microsoft 365 no cumple con la normativa de protección de datos. El delegado cantonal de protección de datos de Lucerna advirtió que los datos clasificados como "confidenciales" en la nube de Microsoft infringen la legislación de protección de datos. A pesar de ello, los datos de los ciudadanos se transfirieron allí.
Baviera planea un contrato de mil millones de euros sin licitación, a pesar de las objeciones fundamentales de la Sociedad Alemana de Informática (Gesellschaft für Informatik), la OSBA (Ostfriesischer Landesverband Bayern - Asociación Estatal Bávara de Servicios en la Nube) y la industria informática local. Su exigencia era clara: aplicar los criterios de la UE para nubes soberanas. La respuesta, en última instancia, fue la ignorancia. La decisión no se basó en un análisis minucioso, sino en la conveniencia y la dependencia de la ruta.
Esto no es una estupidez, es la estructura. Las organizaciones más grandes son inertes. El departamento de TI conoce a Microsoft, todos los sistemas están diseñados para ello, y cambiar implicaría nuevas capacitaciones, migraciones y riesgos. Los responsables de la toma de decisiones no tienen ningún incentivo para pasar por ese proceso. El presupuesto proviene de diversas fuentes y la responsabilidad es difusa. El responsable de protección de datos advierte, pero no tiene poder de veto. Al final, se elige el camino más fácil.
Lo particularmente problemático es que esto ocurre con agencias gubernamentales que operan con fondos públicos. El Estado Libre de Baviera gasta el dinero de los contribuyentes. Si estos fondos se invirtieran en proveedores europeos de nube, el ecosistema europeo se fortalecería. En cambio, los contribuyentes alemanes están subsidiando implícitamente la posición de mercado de Microsoft. Esto constituye una forma de renta tecnológica silenciosa.
El modelo de Airbus: cómo es la verdadera soberanía
Airbus presenta un panorama diferente. La compañía ha reconocido que los datos sensibles (diseños de aeronaves, tecnologías de fabricación y conocimiento estratégico) deben permanecer bajo control europeo. Por ello, Airbus está preparando una licitación para la migración de aplicaciones como la Planificación de Recursos Empresariales (ERP), los Sistemas de Ejecución de Fabricación (EMS), la Gestión de la Relación con el Cliente (CRM) y la Gestión del Ciclo de Vida del Producto (CVLC) a una nube soberana europea.
El contrato supera los 50 millones de euros y está diseñado para una duración de hasta diez años. Se trata de una inversión importante. Airbus está enviando un mensaje claro al mercado europeo: «Los necesitamos y estamos pagando por ello». No se trata de un compromiso teórico, sino de un modelo de negocio concreto.
Pero Airbus también tiene sus dudas. La vicepresidenta ejecutiva de Digital, Catherine Jestin, estima que solo hay un 80% de posibilidades de encontrar un proveedor europeo adecuado. Esto no es una crítica injusta a los proveedores europeos, sino más bien una observación: los proveedores europeos de la nube aún no son lo suficientemente grandes ni consolidados como para asumir el riesgo que Airbus asume con esta migración.
Ese es el problema central. Gaia-X, los proveedores europeos, la regulación de la UE: todo eso es importante. Pero necesitan escalar. Los proveedores europeos de nube no solo necesitan cumplir con las normativas técnicas, sino también generar confianza en que pueden operar a la escala de Airbus. Esto requiere capital, tiempo y cuota de mercado.
La Ley de Datos de la UE como punto de inflexión
La Ley de Datos de la UE, que entró en vigor en septiembre de 2025, supone un cambio regulatorio. Obliga a los proveedores de servicios en la nube a dar acceso a las empresas a sus datos y metadatos, ofrecer mejores API y facilitar el cambio a otros proveedores. Estas medidas contra la dependencia de los proveedores.
En teoría, esto debería beneficiar a los proveedores europeos. Si el cambio se vuelve más rentable, los proveedores europeos podrán ganar cuota de mercado con mayor facilidad. Sin embargo, la Ley de Datos de la UE es solo una herramienta. Reduce las barreras, pero no crea nuevos incentivos para las soluciones europeas.
Lo que realmente se necesita es que las autoridades y las grandes empresas decidan conscientemente priorizar las soluciones europeas, incluso si esto implica costes adicionales o ajustes a corto plazo. Se trata de una decisión política, no técnica.
Conclusión: La soberanía digital no vive de palabras, sino de decisiones
La conclusión clave es la siguiente: no existe una "constante natural" que indique que no hay alternativas a las nubes estadounidenses. Existen alternativas. Son técnicamente maduras, están aprobadas por las autoridades regulatorias y son económicamente viables. Lo que falta es la voluntad colectiva.
Mientras Baviera pague miles de millones a Microsoft en lugar de apoyar a los proveedores europeos, mientras Lucerna almacene los datos de los ciudadanos en Azure a pesar de las advertencias sobre protección de datos, mientras la mayoría de las empresas europeas sigan la ruta estándar y no se molesten en examinar alternativas, la estructura de poder del mercado no cambiará.
Airbus lo entiende. Por eso, la compañía está preparando una apuesta de 50 millones de euros por la soberanía europea. Otras grandes empresas europeas deberían hacer lo mismo. No por ideología, sino por estrategia y gestión de riesgos.
La situación geopolítica ha cambiado. La imprevisibilidad de la política estadounidense bajo el gobierno de Trump, la capacidad de utilizar los datos como arma, la posible introducción de aranceles a los servicios digitales: estos ya no son escenarios teóricos. Son reales.
La soberanía digital no es algo que se exija, sino algo que se vive. Esto implica: renunciar a las conveniencias a corto plazo, invertir en el desarrollo de capacidades, establecer regulaciones claras que estipulen que los datos críticos deben estar sujetos a las jurisdicciones europeas y, sobre todo, tomar decisiones que cumplan con este requisito. La industria, los gobiernos y los proveedores de la nube están igualmente llamados a actuar. Quienes no comprenden esto o lo ignoran están poniendo en peligro el futuro tecnológico de Europa.
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