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Idealismo alemán y pragmatismo chino: la descarbonización de China entre el cálculo estratégico y la influencia global

Idealismo alemán y pragmatismo chino: la descarbonización de China entre el cálculo estratégico y la influencia global

Idealismo alemán y pragmatismo chino: la descarbonización de China entre el cálculo estratégico y la influencia global – Imagen creativa: Xpert.Digital

La transición energética de China: entre el cálculo estratégico y la influencia global

China se encuentra en el centro de una impresionante transición energética que se debe menos a una mera conciencia ambiental y más a intereses estratégicos y económicos. Con el objetivo de consolidar su posición como potencia económica mundial líder, el país está utilizando la transformación de su sector energético no solo para la descarbonización, sino también como una herramienta para fortalecer su poder geopolítico y su dominio tecnológico.

Los ambiciosos objetivos climáticos y el progreso de China

Los objetivos climáticos de China son ambiciosos: el país aspira a alcanzar la neutralidad de carbono para 2060. Para lograrlo, China está llevando a cabo una reestructuración masiva de su suministro energético, caracterizada por una notable expansión de las energías renovables. En 2023, se instalaron 400 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía solar y eólica, lo que redujo su dependencia del carbón en un 7 %. Las previsiones indican que, para 2035, aproximadamente el 65 % de la generación eléctrica podría provenir de fuentes de energía limpia.

Paralelamente, la energía nuclear desempeña un papel crucial en la matriz energética de China. El país cuenta actualmente con 58 GW de capacidad nuclear instalada, pero planea una drástica expansión. Para 2030, se prevé que China supere a Francia y Estados Unidos como principal productor de energía nuclear. Se construirán alrededor de diez nuevos reactores al año, lo que significa que podrían construirse más de 150 nuevas centrales en los próximos 15 años. Esta estrategia permite a China no solo reducir aún más su dependencia de la generación de energía a partir de carbón, sino también garantizar la estabilidad de su sistema energético. La energía nuclear proporciona un suministro de base fiable que compensa las fluctuaciones de las fuentes de energía renovables.

Sin embargo, el enfoque sigue siendo claramente en las energías renovables. La participación de la energía nuclear en la generación de electricidad ronda actualmente el 5%, pero se prevé que aumente en los próximos años. Esta combinación de energía solar, eólica y nuclear forma parte de un enfoque integral para lograr la neutralidad climática y garantizar la seguridad energética.

Mientras Occidente debate, China despega: El ascenso a la superpotencia del coche eléctrico

En los últimos años, China se ha consolidado como líder mundial en el campo de la electromovilidad. Esto es resultado de una política industrial estratégica, inversiones masivas y una visión clara del futuro de la industria automotriz. Mientras Alemania y otros países occidentales aún debaten las ventajas y desventajas de los coches eléctricos, China ya ha tomado medidas decisivas para acelerar la transición a los vehículos eléctricos.

Mientras aún debatimos las ventajas y desventajas de los coches eléctricos y predecimos un declive económico con la desaparición de los motores de combustión, China está totalmente comprometida con los vehículos eléctricos y ya está implementando esta estrategia de forma consistente. ¿Por qué nadie quiere ver esto?

El enfoque de China en la electromovilidad

1. Penetración en el mercado y cifras de ventas

En julio de 2024, los coches eléctricos (incluidos los híbridos enchufables) alcanzaron por primera vez una cuota de mercado superior al 50 % de las nuevas matriculaciones en China. En total, solo en el primer semestre de 2024 se vendieron casi cinco millones de los denominados Vehículos de Nueva Energía (NEV), lo que supone un aumento del 32 % con respecto al año anterior.

Marcas nacionales como BYD y Li Auto dominan el mercado y están batiendo récords de ventas. Los fabricantes alemanes, por otro lado, luchan por mantener su cuota de mercado.

2. Apoyo político

El gobierno chino promueve la electromovilidad mediante subsidios, exenciones fiscales y políticas de matriculación preferencial para vehículos eléctricos en las principales ciudades. Estas medidas han seguido impulsando la demanda a pesar de la suspensión de los subsidios centrales a finales de 2022.

El objetivo es que al menos la mitad de todos los coches vendidos sean eléctricos en 2025, una meta que originalmente estaba prevista para 2035.

3. Liderazgo tecnológico

China no solo es líder en la producción de coches eléctricos, sino también en la fabricación de baterías y el desarrollo de soluciones de software para vehículos. Esta fortaleza tecnológica otorga a los fabricantes chinos una ventaja competitiva sobre sus rivales occidentales.

4. Infraestructura

China domina el mercado mundial de autobuses eléctricos y se ha consolidado como pionera en la electrificación del transporte público. Ya en 2021, aproximadamente el 60 % de los aproximadamente 700 000 autobuses urbanos e interurbanos de las ciudades chinas eran totalmente eléctricos, y el gobierno planea lograr la electrificación completa para 2030. Con más de 420 000 autobuses eléctricos, que representan aproximadamente el 99 % de la flota mundial, China está marcando la pauta. Este desarrollo ha sido posible gracias a las subvenciones gubernamentales, las estrictas normativas ambientales y la construcción de una infraestructura de carga integral. Ciudades como Shenzhen ya han convertido completamente sus flotas de autobuses a propulsión eléctrica, gracias a un proceso de implantación gradual desde 2009.

Esta amplia expansión no solo ofrece beneficios ambientales, sino que también fortalece la economía nacional. Empresas como BYD, NIO y Xpeng son líderes en el mercado global y se benefician del apoyo gubernamental. El dominio de China en este sector le otorga al país una ventaja competitiva decisiva en un momento en que la electromovilidad se considera una tecnología clave a nivel mundial.

En comparación, Alemania se encuentra considerablemente rezagada. Según el Radar de Autobuses Eléctricos de 2023, solo había 1884 autobuses eléctricos en funcionamiento en Alemania, lo que representa el 2,2 % de la flota total. Las empresas de transporte alemanas planean adquirir aproximadamente 6600 autobuses eléctricos adicionales para 2030, lo que podría elevar el número total de autobuses eléctricos en las carreteras alemanas a casi 8500. Sin embargo, esto representaría solo una fracción de la flota alemana de autobuses.

Una diferencia clave radica en la velocidad y la consistencia de la implementación: mientras que China pone en circulación alrededor de 9.500 nuevos autobuses eléctricos cada semana, en Europa solo se entregaron 6.354 autobuses eléctricos en todo 2023. El progreso de Alemania también se ve obstaculizado por la financiación insuficiente y la falta de claridad política, lo que dificulta la expansión de la electromovilidad en el transporte público.

¿Por qué en Alemania esto se ignora a menudo o se ve de forma crítica?

1. Restricción tecnológica

En Alemania, existe un profundo escepticismo hacia las nuevas tecnologías, a menudo denominado «Angustia alemana». Esto también se refleja en las reservas sobre los coches eléctricos, por ejemplo, en cuanto a la autonomía, la infraestructura de carga o el impacto ambiental.

2. Dependencia de los motores de combustión interna

La industria automotriz alemana ha dependido de los motores de combustión durante décadas y ahora se enfrenta al reto de transformar radicalmente sus procesos de producción y modelos de negocio. Esto genera incertidumbre y resistencia al cambio.

3. Discusión sobre la evaluación de impacto ambiental

Los críticos suelen destacar la producción intensiva de CO₂ de las baterías. Si bien los coches eléctricos compensan estas emisiones durante su funcionamiento mediante una conducción sin emisiones, el debate sigue siendo emotivo.

4. Desunión política

Si bien China establece directrices políticas claras, las medidas en Alemania son menos consistentes. Por ejemplo, se eliminó la prima por compra de coches eléctricos, lo que provocó una disminución de las matriculaciones.

Motivos estratégicos detrás de la transición energética

La transición energética de China se rige menos por el idealismo ambiental que por claras consideraciones estratégicas. Varios motivos clave configuran el enfoque de China:

1. Asegurar el liderazgo del mercado

Mediante inversiones masivas en energías renovables y electromovilidad, China está fortaleciendo su base industrial. Empresas como BYD, CATL y Yutong ya dominan sus mercados a nivel mundial, asegurando al país un liderazgo tecnológico a largo plazo.

2. Aumentar la independencia energética

La expansión de las energías renovables reduce la dependencia de China de las importaciones energéticas, especialmente de los combustibles fósiles. Esto no solo representa una ventaja desde una perspectiva económica, sino también un importante factor geopolítico.

3. Influencia geopolítica

El liderazgo tecnológico de China le permite fortalecer su influencia en países emergentes y en desarrollo. Esto se logra, por ejemplo, mediante la exportación de paneles solares, vehículos eléctricos y la infraestructura asociada. Los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) también contribuyen a la difusión de la tecnología china.

Comparación con Alemania: dos enfoques diferentes

Mientras que China adopta un enfoque estratégico y pragmático, la transición energética alemana está fuertemente orientada a los valores y está impulsada por la protección del clima. Alemania prioriza la sostenibilidad, la transparencia y el diálogo con la sociedad, pero el progreso suele ser más lento que el de China. Obstáculos estructurales como la burocracia, la infraestructura inadecuada y los largos procesos de planificación dificultan su implementación.

Una diferencia particularmente notable se evidencia en el ámbito de la electromovilidad. Mientras que en China casi el 100 % de las flotas de autobuses en ciudades como Shenzhen son eléctricas, la cifra en Alemania en 2023 fue de tan solo el 2,2 %. Esta discrepancia ilustra los desafíos que enfrenta Alemania para implementar objetivos ambiciosos.

Además, China suele ser vista como un rival sistémico en el discurso político alemán. Esto dificulta la cooperación y refuerza una mentalidad competitiva. Al mismo tiempo, los responsables políticos alemanes podrían aprender del pragmatismo chino para acelerar los procesos sin comprometer sus propios valores.

El pragmatismo como clave del éxito

La transición energética de China demuestra que un enfoque estratégico y pragmático puede generar resultados impresionantes. Sin embargo, no debe considerarse un mero ejemplo. China persigue claros intereses propios y utiliza su progreso para fortalecer estratégicamente su posición global. Por lo tanto, el país es un actor que presenta tanto oportunidades como desafíos para otros países, como Alemania.

La política alemana se enfrenta al reto de optimizar sus propios procesos sin abandonar sus principios de sostenibilidad y democracia. Es necesario un enfoque matizado: es fundamental aprender de los éxitos de China y, al mismo tiempo, reconocer los riesgos a largo plazo de un modelo autoritario.

Perspectivas de futuro: oportunidades y desafíos

La transición energética global es uno de los temas centrales del siglo XXI, y China desempeña un papel clave en ella. La pregunta sigue siendo si el país puede alcanzar sus objetivos sin crear nuevas dependencias, ya sea por la demanda masiva de tierras raras o por los costos ambientales y sociales de sus proyectos a gran escala.

Al mismo tiempo, la transición energética de China también ofrece oportunidades de cooperación. Alemania y otros países podrían, por ejemplo, beneficiarse de la experiencia china en el desarrollo de infraestructuras, aportando al mismo tiempo sus propias tecnologías y enfoques. Una combinación equilibrada de competencia y cooperación podría ser clave para abordar con éxito los desafíos globales de la crisis climática.

Acción estatal en lugar de debates emocionales interminables

China demuestra de forma impresionante cómo una estrategia coherente puede acelerar la transición a la electromovilidad. La combinación de apoyo gubernamental, innovación tecnológica y una visión clara ha convertido al país en un líder mundial. Sin embargo, en Alemania, la transición suele verse obstaculizada por el escepticismo y el desacuerdo político. El éxito de China podría servir como una llamada de atención: quienes no se animen a la electromovilidad arriesgan su competitividad a largo plazo en el mercado automovilístico mundial.

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