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Gafas Lenovo AI V1 | La batalla por el campo de visión: Cómo la próxima revolución informática comienza en nuestra nariz

Gafas Lenovo AI V1 | La batalla por el campo de visión: Cómo la próxima revolución informática comienza en nuestra nariz

Gafas Lenovo AI V1 | La batalla por el campo de visión: Cómo la próxima revolución informática comienza en nuestra nariz – Imagen: Xpert.Digital

La revolución silenciosa desde China: Cómo corporaciones como Lenovo, Xiaomi y Rokid están dominando el mercado de las gafas inteligentes

Con tan solo 38 gramos: Estas nuevas gafas de Lenovo pretenden sustituir a tu smartphone, y son más ligeras que cualquier otra cosa anterior.

El mercado de las gafas inteligentes está en pleno auge, y Lenovo intensifica aún más la competencia con sus nuevas gafas Visual AI Glasses V1, que pesan tan solo 38 gramos. Pero tras la rivalidad directa con competidores como Rokid, se libra una batalla mucho mayor: la lucha por la próxima plataforma informática dominante, aquella que algún día podría reemplazar a nuestros smartphones. Si bien Meta lidera el mercado con sus millones de gafas Ray-Ban, en Asia se está formando un poderoso frente, compuesto por fabricantes como Xiaomi, Rokid y Huawei, que no solo están alcanzando a Lenovo tecnológicamente, sino que también controlan toda la cadena de suministro.

Lo que presenciamos no es un simple lanzamiento de producto, sino el inicio de un cambio radical en nuestra interacción con la tecnología: de la pantalla que sostenemos en la mano a su proyección directa en nuestro campo visual. Esta lucha obliga a los fabricantes a hacer concesiones drásticas: entre ligereza y larga duración de la batería, entre cámaras útiles y la protección de nuestra privacidad, y entre precios asequibles para el gran público y la costosa tecnología del futuro, algo que incluso Apple no logró inicialmente con su Vision Pro. La pregunta ya no es si ganaremos esta revolución, sino quién la ganará. Es una carrera por el control de nuestro campo visual digital, una carrera que marcará el rumbo de la próxima era tecnológica.

Lenovo lanza su ataque contra Rokid, pero la verdadera guerra se libra en otro lugar.

El mercado de las gafas inteligentes es un campo de batalla donde se están decidiendo los cimientos de la informática del futuro. Lenovo ha lanzado un desafío con las Visual AI Glasses V1, que a primera vista parecen una simple actualización de producto. Con tan solo 38 gramos, la compañía supera en diez gramos a las anteriores gafas de realidad aumentada totalmente funcionales más ligeras, las Rokid Glasses. Su precio ronda los 484 €, ligeramente inferior a los 515 € de las Rokid. Pero estas cifras ocultan una transformación mucho más profunda que se está produciendo: la transición del smartphone como plataforma dominante a un nuevo ecosistema en el que los ordenadores portátiles operan directamente ante nuestros ojos.

El lanzamiento al mercado de las gafas inteligentes de Lenovo el 9 de noviembre de 2025 marca un hito en esta competencia. No porque el producto sea revolucionario, sino porque ejemplifica la rapidez con la que está cambiando el panorama del sector. En tan solo unos meses, fabricantes chinos como Rokid, Xiaomi y ahora Lenovo han consolidado una categoría de producto que apenas existía hace dos años. Si bien Meta domina el mercado global de gafas inteligentes con una cuota de mercado del 73 % y ha vendido más de dos millones de gafas Ray-Ban Meta desde octubre de 2023, triplicando sus ventas en el primer semestre de 2025, la competencia asiática deja claro que esta ventaja es frágil.

Lo que está ocurriendo aquí va más allá del ciclo de vida de un producto. Es el inicio de un cambio radical en la forma en que las personas interactúan con la tecnología. La cuestión no es si las gafas inteligentes reemplazarán a los teléfonos inteligentes, sino cuándo y bajo qué condiciones se producirá esta transición. Esto revela dilemas económicos fundamentales: entre peso y funcionalidad, entre capacidad de batería y comodidad, entre privacidad de datos y utilidad, entre el mercado masivo y el segmento prémium.

Anatomía de una comparativa de productos: La tecnología como solución de compromiso económico

Las gafas Lenovo Visual AI Glasses V1 representan una solución específica a estos problemas. Con un peso de tan solo 38 gramos y un grosor de cristal de 1,8 milímetros, su principal argumento de venta es la radical reducción de peso. Lenovo utiliza una pantalla micro-LED con un brillo de 2000 nits y, por primera vez, emplea la tecnología de guía de ondas de difracción de resina. Esta tecnología permite fabricar el sistema de visualización con resina en lugar de cristal, lo que reduce tanto el peso como los costes de producción.

En comparación, las gafas Rokid, con un peso de 48 gramos, ofrecen dos pantallas independientes con un brillo de 1500 nits, una cámara de 12 megapíxeles y una batería de mayor capacidad (210 mAh). Lenovo ha prescindido de la cámara y reducido la capacidad de la batería a 167 mAh. Esta omisión no se debe a una limitación técnica, sino a una decisión estratégica deliberada. Las cámaras no solo aumentan el peso, sino que también plantean importantes problemas de privacidad de datos, que se están convirtiendo en un obstáculo en Europa y, cada vez más, también en Asia.

Las gafas Lenovo ofrecen una autonomía de entre ocho y diez horas en modo traducción, con una carga completa en 40 minutos. Estas cifras parecen impresionantes, pero ocultan la realidad: el tiempo de uso real depende en gran medida de la aplicación. Las traducciones en tiempo real y la navegación por IA consumen menos batería que el uso continuo de la pantalla o la grabación de vídeo. Las gafas con IA de Xiaomi alcanzan una autonomía de 8,6 horas, mientras que las Ray-Ban Meta solo llegan a las cuatro horas, pero ofrecen 32 horas adicionales con un estuche de carga.

Estas especificaciones técnicas revelan una verdad económica fundamental: toda decisión de diseño implica un equilibrio entre requisitos contrapuestos. La reducción de peso exige baterías más pequeñas, lo que limita su autonomía. Las pantallas más brillantes consumen más energía. Las cámaras aumentan la funcionalidad, pero también las dificultades regulatorias. Las pantallas binoculares ofrecen una mejor experiencia visual, pero son más pesadas y caras que las monoculares.

La decisión de Lenovo de utilizar una pantalla monocular resulta especialmente reveladora. Diversos estudios demuestran que las pantallas monoculares pueden provocar mayor fatiga visual, sobre todo con un uso prolongado. Un estudio observacional de seis meses en el sector logístico documentó que el 86,5 % de los usuarios reportaron fatiga ocular, el 67,6 % se frotaban los ojos y el 64,9 % sentían ardor. Los hombres y las personas mayores de 40 años fueron los más afectados. A pesar de estos hallazgos, los diseños monoculares dominan el mercado por ser más ligeros, económicos y eficientes energéticamente.

Estos compromisos no son soluciones temporales, sino características estructurales de la tecnología. La física de la miniaturización impone límites que solo pueden superarse gradualmente. El desarrollo de pantallas micro-LED para gafas de realidad aumentada ejemplifica esta dinámica de costes: se prevé que el mercado de chips micro-LED para gafas de realidad aumentada crezca de cinco millones de dólares estadounidenses en 2025 a 41 millones en 2026, lo que supone un aumento de ocho veces. Este crecimiento exponencial se debe a los avances tecnológicos en chips rojos, transferencia láser, unión de obleas y tecnología a todo color, que mejoran el rendimiento y reducen los costes de producción.

La ofensiva china: Los ecosistemas como arma estratégica

La entrada de Lenovo en el mercado de las gafas inteligentes forma parte de una estrategia china más amplia para dominar el sector. Xiaomi, Rokid, RayNeo, Huawei y OPPO han desarrollado impresionantes catálogos de productos en tan solo unos meses. Xiaomi presenta sus gafas con IA como una puerta de enlace portátil a la IA y vendió casi 50 000 unidades en los tres primeros días, mientras que las gafas Rokid acumularon más de 250 000 reservas en todo el mundo. Estas cifras resultan aún más destacables si se tiene en cuenta que muchos observadores occidentales desconocían en gran medida estas marcas.

El dominio chino se extiende a lo largo de toda la cadena de valor. Las empresas chinas controlan más del 80 % de los componentes principales de las gafas inteligentes, desde módulos de cámara y guías de onda ópticas hasta sistemas microelectromecánicos y baterías. Sunny Optical lidera el mercado de módulos de cámara, Crystal Photoelectric el de recubrimientos ópticos y Goertek el de ensamblaje final, cada una con una cuota de mercado superior al 50 %. La fabricación se concentra en Weifang (Shandong) y Shenzhen (Guangdong), mientras que Electronic Manufacturing Services está trasladando cada vez más parte de su producción al Sudeste Asiático para diversificar los riesgos de la cadena de suministro.

Esta integración vertical otorga a los fabricantes chinos importantes ventajas en costes. Mientras que las empresas occidentales dependen de complejas cadenas de suministro globales, los fabricantes chinos pueden obtener componentes de forma más rápida y económica. A pesar de los esfuerzos de diversificación, Meta sigue dependiendo en gran medida de Goertek para sus gafas inteligentes Hypernova, una empresa que ha consolidado aún más su control mediante adquisiciones como OmniLight y su participación en la compra de Plessey. Una fuente interna describió la situación: «Goertek es muy ambiciosa. Reconocieron la oportunidad que ofrecía el Metaverso desde el principio. Meta no tiene más remedio que trabajar con ellos, ya que son el proveedor más estable y fiable de componentes clave».

Esta dependencia no solo resulta problemática a nivel operativo, sino también estratégico. Otorga a los proveedores chinos un considerable poder de negociación y hace vulnerables a las empresas occidentales ante las tensiones geopolíticas. La dependencia de fabricantes japoneses y surcoreanos para componentes críticos como las pantallas micro-OLED genera riesgos adicionales. Si los problemas geopolíticos o los cuellos de botella en la producción provocan escasez de suministros, los volúmenes de envío de toda la industria podrían verse afectados.

Sin embargo, la estrategia china va más allá de las ventajas de costes. Su objetivo es controlar los ecosistemas. Rokid se ha asociado con el Modelo de Lenguaje Grande de Alibaba, Xiaomi está integrando su asistente XiaoAI y Lenovo está desarrollando su propia IA. Estos ecosistemas generan un efecto de fidelización que se extiende mucho más allá de los productos individuales. Los usuarios que se han acostumbrado a un asistente de IA serán menos propensos a cambiar a plataformas de la competencia. Esto es especialmente relevante en un mercado que depende cada vez más de las capacidades de la IA.

El mercado chino es un factor crucial. Las ventas de gafas inteligentes con IA se dispararon un 200 % interanual durante la temporada de compras del 11.11. Modelos como las Rayneo Air3 vendieron más de 5000 unidades, convirtiéndose en las gafas de realidad aumentada independientes más vendidas a un precio de 1699 yuanes. Se prevé que el mercado chino alcance las 900 000 unidades en 2025, con un volumen de mercado superior a los 100 000 millones de yuanes. Estas cifras demuestran que China no solo es un centro de producción, sino también un mercado líder para esta tecnología.

La estructura del mercado: entre el consumo masivo y la aplicación industrial

El mercado global de gafas inteligentes presenta una clara división. Por un lado, están los productos orientados al consumidor, como las Ray-Ban Meta o las gafas con IA de Xiaomi, que se centran en el estilo de vida, el entretenimiento y la productividad diaria. Por otro lado, existen aplicaciones industriales enfocadas en el mantenimiento, la formación, la logística y la asistencia remota. Estos dos segmentos se rigen por lógicas económicas diferentes.

La sensibilidad al precio domina el mercado de consumo. Las encuestas muestran que el precio óptimo para la adopción masiva es inferior a 800 dólares. Las gafas Ray-Ban Meta se lanzaron a 299 dólares y subieron a 379 dólares en su segunda generación. Las gafas Ray-Ban Display, con pantalla a color y pulsera neuronal, costaban 799 dólares. Estos precios reflejan el equilibrio entre la excelencia tecnológica y el atractivo para el mercado masivo. Las Apple Vision Pro, con un precio de 3499 dólares, ilustran claramente la rapidez con la que un producto puede fracasar debido a las barreras del precio. A pesar de su impresionante tecnología, Apple vendió menos de un millón de unidades, lo que representa un retorno desastroso para una inversión en desarrollo estimada en 33 000 millones de dólares.

La reacción de Apple es reveladora: la compañía detuvo el desarrollo de una versión más asequible de Vision Pro y se centró en el desarrollo de gafas inteligentes similares a Meta, cuyo lanzamiento estaba previsto para 2027. Este cambio radical supone el primer gran fracaso de Apple en años y demuestra que ni siquiera los gigantes tecnológicos pueden ignorar la dinámica fundamental del mercado. La gente no está dispuesta a gastar miles de dólares en dispositivos voluminosos que aíslan socialmente, independientemente de sus capacidades técnicas.

En el sector industrial, rigen otras normas. Aquí, la rentabilidad de la inversión prima sobre la sensibilidad al precio. Las gafas de realidad aumentada se consideran herramientas que deben ofrecer mejoras de productividad cuantificables, reducción de errores y ahorro de costes. Empresas como Microsoft, Vuzix y RealWear se centran en dispositivos robustos para entornos de fabricación, servicio técnico y entornos laborales peligrosos. Estos dispositivos suelen costar entre 800 y 2000 dólares o más, pero su precio se justifica por beneficios cuantificables.

Ford documentó mejoras de calidad cuantificables tras equipar a sus técnicos con HoloLens 2 en su planta de motores de Dearborn. Coca-Cola logró una precisión del 99,9 % en la preparación de pedidos en sus almacenes gracias al uso de gafas de realidad aumentada (RA). DHL mejoró significativamente la velocidad de preparación de pedidos con superposiciones de RA que muestran visualmente a los trabajadores dónde encontrar los paquetes. TotalEnergies utiliza gafas de RA para el mantenimiento de equipos complejos de refinería, aumentando la eficiencia y mejorando la seguridad en entornos peligrosos. Lockheed Martin utiliza gafas de RA para el ensamblaje de componentes aeroespaciales complejos, reduciendo los errores de ensamblaje y aumentando la precisión.

Estos casos prácticos demuestran que el mercado industrial se rige no por las posibilidades tecnológicas, sino por problemas empresariales concretos. Las empresas invierten en gafas de realidad aumentada porque reducen el tiempo de inactividad, disminuyen los costes de formación, permiten el acceso remoto a expertos y mejoran el cumplimiento normativo. El retorno de la inversión es cuantificable y justifica precios más elevados. Esto explica por qué se prevé que el segmento empresarial e industrial mantenga la mayor cuota de mercado durante el periodo de previsión, si bien las ventas unitarias son inferiores a las del mercado de consumo.

El mercado global está experimentando un crecimiento explosivo. Se estima que el mercado de gafas de realidad aumentada (RA) alcanzará los 980 millones de dólares en 2025 y se prevé que crezca hasta los 9980 millones de dólares en 2030, lo que representa una tasa de crecimiento anual compuesta (TCAC) del 59 %. Se espera que el mercado más amplio de gafas inteligentes, incluidos los modelos sin pantalla, crezca de 1930 millones de dólares en 2024 a 8260 millones de dólares en 2030, con una TCAC del 27,3 %. Se prevé que los envíos mundiales de cascos de RA y realidad virtual, junto con las gafas inteligentes sin pantalla, crezcan un 39,2 % hasta alcanzar los 14,3 millones de unidades en 2025, impulsados ​​principalmente por gafas inteligentes como las Ray-Ban de Meta, cuya categoría está creciendo un 247,5 %.

Estas cifras sugieren un aumento imparable, pero ocultan los importantes desafíos que enfrenta la adopción masiva.

 

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Lenovo, Rokid, Meta: ¿quién dicta las reglas de la era de las gafas inteligentes? El trilema de las pantallas de gafas inteligentes y por qué la tecnología por sí sola no es suficiente.

Las barreras estructurales: ¿Por qué las gafas inteligentes aún no han triunfado?

A pesar de los impresionantes avances, los desafíos tecnológicos siguen siendo considerables. La tecnología de las baterías continúa siendo un cuello de botella. Si bien han mejorado, la mayoría de las gafas inteligentes ofrecen solo entre cuatro y ocho horas de uso activo. Esto es suficiente para un uso esporádico, pero no para llevarlas puestas todo el día. La miniaturización de las baterías está alcanzando límites físicos que solo se podrán superar con avances revolucionarios en la química de las baterías, los cuales, por el momento, no se vislumbran.

La tecnología de pantallas se enfrenta a un trilema: brillo, eficiencia energética y coste. Las pantallas micro-LED ofrecen un brillo y un contraste superiores a las micro-OLED, pero su producción es considerablemente más cara. La compleja fabricación de micro-LED con píxeles de menos de diez micrómetros en obleas de silicio de 300 milímetros requiere arquitecturas de sistemas semiconductores tridimensionales y una integración avanzada de heterogeneidades mediante unión híbrida. Esta complejidad explica por qué el prototipo Orion de Meta, con pantallas micro-LED, tiene un coste de fabricación de 10 000 dólares.

La arquitectura óptica presenta otro punto de tensión. Las guías de onda difractivas, utilizadas en HoloLens, Magic Leap y Orion de Meta, permiten un amplio campo de visión, pero sufren de difracción dependiente de la longitud de onda, lo que provoca distorsión del color y efecto arcoíris. Las guías de onda geométricamente reflectivas, como las utilizadas en las gafas Ray-Ban Meta Display, ofrecen mejor calidad de imagen, brillo y eficiencia, pero un campo de visión más estrecho. La decisión de Meta de utilizar carburo de silicio en lugar de vidrio para las guías de onda de Orion amplía el campo de visión a 70 grados y reduce la distorsión del color, pero encarece el producto hasta un punto prohibitivo para su comercialización.

Los obstáculos regulatorios no son menos formidables. El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) europeo considera los datos biométricos, como los patrones de habla y las características faciales, como datos sensibles que requieren el consentimiento del usuario y un interés legítimo. Grabar a personas con una cámara de mano se sitúa en una zona gris donde no se solicita ni se otorga el consentimiento. La Ley de Inteligencia Artificial de la UE clasifica los sistemas de IA según el riesgo y restringe severamente las tecnologías para el reconocimiento facial en tiempo real, el reconocimiento de emociones y la identificación biométrica remota en espacios públicos.

En 2021, la autoridad italiana de protección de datos expresó su preocupación por las gafas Ray-Ban Stories de Meta, en particular por la grabación involuntaria de personas en público. La Comisión Irlandesa de Protección de Datos inició investigaciones sobre cómo las gafas recopilan datos biométricos, si los usuarios reciben información adecuada y cómo se protege a los transeúntes. Estas preocupaciones son estructurales, no superficiales. Por su propio diseño, las gafas inteligentes son fundamentalmente incompatibles con los principios básicos de las leyes globales de protección de datos, a menos que se utilicen en entornos restringidos y específicos, como el trabajo o el hogar.

La aceptación social es otro obstáculo. El fracaso de Google Glass en 2013 no se debió principalmente a problemas tecnológicos, sino a las reservas sociales respecto a las cámaras portátiles. Si bien estas reservas han disminuido, como lo demuestra la omnipresencia de las cámaras en los teléfonos inteligentes y la ausencia de protestas públicas contra las Ray-Ban Meta Glasses, que sugieren un cambio de actitud, persisten las preocupaciones, sobre todo en Europa, donde el trauma de la vigilancia en Alemania y la inviolabilidad de la privacidad pública en Francia influyen en las percepciones.

La precisión de las capacidades de la IA es otro problema. Las traducciones en tiempo real funcionan bien para conversaciones estándar, pero se ven afectadas por el ruido de fondo, los acentos regionales, los dialectos y la jerga. Una frase como «no manches» en español mexicano se traduce literalmente como «no stains» en lugar de idiomáticamente como «no way» o «you're kidding». El habla rápida introduce retrasos porque el procesamiento lleva tiempo. La tecnología funciona mejor con un habla clara y moderadamente rápida, lo que limita su utilidad en situaciones de la vida real.

La lógica económica de las guerras de plataformas: ¿Por qué el ganador se lo lleva todo?

El mercado de las gafas inteligentes se rige por la lógica de los mercados de plataformas, donde los efectos de red y la fidelización al ecosistema determinan el éxito o el fracaso. Meta lo entiende y está invirtiendo fuertemente no solo en hardware, sino también en el desarrollo de software, asistentes de IA y herramientas para desarrolladores. Las gafas Ray-Ban Meta no son solo un producto, sino una puerta de entrada a un ecosistema. Los usuarios que se familiarizan con la IA de Meta tienen más probabilidades de comprar productos Meta en el futuro.

Apple también reconoce esta dinámica, de ahí el cambio de Vision Pro a gafas inteligentes. Con iOS, Apple posee uno de los ecosistemas más valiosos del mundo. Las gafas inteligentes que se integran perfectamente en este ecosistema podrían fortalecer la posición de Apple, a pesar de que la compañía llegó tarde al mercado. El anuncio del lanzamiento de unas gafas inteligentes similares a las Meta en 2027 y una versión con pantalla en 2028 demuestra que Apple ha reconocido su importancia estratégica.

Google, tras el fracaso de Google Glass, intenta resurgir. El anuncio de una alianza de 150 millones de dólares con Warby Parker para desarrollar gafas con el asistente de IA de Google indica que la compañía busca recuperar su posición en el sector de la computación vestible. Alibaba también anunció gafas inteligentes con su asistente de IA Quark. Según se informa, OpenAI también está desarrollando gafas inteligentes.

Estos avances demuestran que las grandes empresas tecnológicas ven las gafas inteligentes como el campo de batalla por la próxima plataforma informática. Quien domine este mercado controlará no solo las ventas de hardware, sino también el acceso a los usuarios, sus datos y, en última instancia, la monetización a través de servicios, publicidad y transacciones. La historia del sector tecnológico demuestra que los líderes de plataforma obtienen beneficios desproporcionadamente altos. Apple controla solo alrededor del 15 % del mercado de teléfonos inteligentes en unidades vendidas, pero más del 80 % de los beneficios del sector.

El mercado chino se rige por su propia lógica. El Gran Cortafuegos aísla a los usuarios chinos de las plataformas occidentales, lo que otorga a los proveedores nacionales una ventaja estructural. Alibaba, Tencent, ByteDance y Baidu compiten por el control de los asistentes de IA que impulsan las gafas inteligentes. Quien gane esta batalla controlará el acceso a más de 900 millones de usuarios potenciales.

El control que ejercen los fabricantes chinos sobre la cadena de suministro es una ventaja estratégica que preocupa cada vez más a las empresas occidentales. La concentración de la capacidad de producción en China genera dependencias que podrían resultar problemáticas en momentos de tensión geopolítica. Los esfuerzos de Meta por trasladar su producción a Vietnam buscan mitigar estos riesgos, pero Goertek sigue siendo un socio clave también en Vietnam.

Escenarios futuros: Tres caminos hacia la adopción masiva

El futuro del mercado de las gafas inteligentes depende de varias variables, lo que permite diferentes escenarios.

En el escenario más optimista, los avances tecnológicos en duración de la batería, calidad de pantalla y diseño superan las limitaciones actuales. Los marcos regulatorios brindan claridad respecto a la privacidad de los datos y las aplicaciones permitidas. La aceptación social aumenta a medida que la tecnología se vuelve más útil y menos intrusiva. Los asistentes de IA se vuelven tan útiles que las personas están dispuestas a sacrificar privacidad y comodidad. En este escenario, las gafas inteligentes se convierten en el dispositivo informático dominante para las tareas cotidianas. Los teléfonos inteligentes siguen siendo relevantes para ciertas aplicaciones, pero pierden su papel central. El mercado crece hasta superar los 100 mil millones de dólares para 2035, con cientos de millones de usuarios en todo el mundo.

En el escenario moderado, el desarrollo sigue siendo gradual. Las gafas inteligentes se consolidan como un complemento de los teléfonos inteligentes, no como un sustituto. Encuentran aplicaciones específicas en navegación, traducción, seguimiento de actividad física y notificaciones, pero la mayoría de la gente las usa solo esporádicamente. El mercado industrial crece con mayor solidez que el de consumo, ya que las decisiones basadas en el retorno de la inversión aceleran su adopción. El mercado total alcanzará entre 50 y 70 mil millones de dólares en 2035, con decenas de millones de usuarios diarios.

En el escenario pesimista, la adopción masiva fracasa debido a problemas estructurales. La tecnología sigue siendo demasiado voluminosa, costosa o energéticamente intensiva. Las restricciones regulatorias, especialmente en Europa, dificultan la comercialización. Las preocupaciones sobre la privacidad de los datos y la resistencia social impiden su aceptación generalizada. Los asistentes de IA no logran ofrecer el valor añadido prometido y los usuarios no encuentran motivos suficientes para cambiar su comportamiento. En este escenario, las gafas inteligentes siguen siendo un producto de nicho para entusiastas de la tecnología y aplicaciones industriales específicas. El mercado se mantiene por debajo de los 20 000 millones de dólares y los principales fabricantes se retiran o se fusionan.

La realidad probablemente se sitúe en un punto intermedio entre estos extremos, con variaciones regionales. China podría adoptar esta tecnología más rápidamente debido a regulaciones de privacidad de datos menos estrictas, una mayor integración del ecosistema y la presencia de empresas líderes nacionales que implementan estrategias de precios agresivas. Europa se mantiene reticente debido a preocupaciones regulatorias y sensibilidades culturales. Norteamérica está encontrando un punto medio, impulsada por enfoques pragmáticos y ecosistemas tecnológicos sólidos.

El enfrentamiento: Lenovo contra Rokid o Meta contra el mundo

La comparación entre Lenovo y Rokid, con la que comenzó este análisis, resulta demasiado limitada. La verdadera competencia se da en un nivel superior. No se trata de quién fabrica las gafas más ligeras o baratas, sino de quién crea el ecosistema más atractivo. Meta lleva la delantera en este aspecto, con una cuota de mercado del 73 % y más de dos millones de unidades vendidas. La alianza con EssilorLuxottica, el mayor fabricante de gafas del mundo, garantiza el acceso a canales de distribución consolidados y a su experiencia en diseño. EssilorLuxottica registró un crecimiento de ingresos del 11,7 %, hasta alcanzar los 6900 millones de euros en el tercer trimestre de 2025, de los cuales más de cuatro puntos porcentuales corresponden a dispositivos portátiles, principalmente las gafas Meta.

La IA de Meta está profundamente integrada en las gafas, ofreciendo reconocimiento de objetos, traducción en tiempo real y asistencia contextual. Las Ray-Ban Display Glasses, con su pantalla a todo color y brazalete neuronal para control muscular, representan el siguiente paso evolutivo. Meta está invirtiendo miles de millones en el desarrollo de esta tecnología, no por razones filantrópicas, sino porque Mark Zuckerberg reconoció que el mayor error estratégico de Meta fue no haber dominado la revolución móvil. Facebook se vio obligado a someterse a las condiciones de Apple y Google, que controlan los sistemas operativos móviles. Las gafas inteligentes ofrecen la oportunidad de romper esta dependencia.

Los fabricantes chinos están adoptando una estrategia diferente. Se centran en la velocidad, la rentabilidad y el tamaño del mercado interno. Rokid domina el mercado de gafas de realidad aumentada en los museos nacionales chinos con una cuota de mercado del 99 %. La empresa incluso suministró gafas de realidad aumentada a la estación espacial china, un logro simbólico. Xiaomi está aprovechando su ecosistema de teléfonos inteligentes, dispositivos IoT y vehículos eléctricos para integrar a la perfección las gafas inteligentes. El precio de 1999 yuanes para las gafas de IA de Xiaomi es competitivo y busca una penetración masiva en el mercado.

Lenovo se sitúa entre estos dos extremos. Como actor global con un fuerte enfoque en productos empresariales, la compañía se dirige tanto a consumidores como a clientes corporativos. La decisión de prescindir de las cámaras reduce las preocupaciones sobre la privacidad y hace que las gafas sean más ligeras y asequibles. El enfoque en la traducción asistida por IA, los teleprompters y la navegación satisface necesidades específicas de los usuarios sin la complejidad ni el coste de las funciones de foto y vídeo.

La cuestión es si esta estrategia intermedia puede tener éxito. El enfoque ecosistémico de Meta y la entrada prevista de Apple están generando una competencia formidable. Los fabricantes chinos cuentan con la ventaja de jugar en casa en el mayor mercado individual. Lenovo debe demostrar su capacidad para competir tanto en el segmento de consumo como en el empresarial, un reto que pocas empresas pueden afrontar.

El campo de visión como territorio disputado del futuro

Las gafas Lenovo Visual AI V1 no son ni revolucionarias ni insignificantes. Representan un paso más en la evolución de una tecnología con el potencial de transformar radicalmente la forma en que interactuamos con la información digital. Su importancia económica reside no en el producto en sí, sino en las implicaciones estratégicas de la competencia por esta plataforma.

El mercado se encuentra en un punto de inflexión. Las condiciones tecnológicas han mejorado drásticamente. La demanda crece exponencialmente. Los marcos regulatorios comienzan a definirse. La aceptación social va en aumento. Sin embargo, persisten obstáculos cruciales: la tecnología de las baterías, el coste de las pantallas, las preocupaciones sobre la privacidad de los datos, las normas sociales y la cuestión de si los beneficios ofrecidos son suficientes para modificar los comportamientos establecidos.

Las empresas que triunfen en esta competencia no serán las que ofrezcan las mejores especificaciones, sino las que creen la propuesta de valor más atractiva. Esto implica alinear la tecnología con los ecosistemas, el diseño con la experiencia del usuario, la funcionalidad con la privacidad de los datos y la innovación con la normativa. Requiere inversiones a largo plazo, alianzas estratégicas y la capacidad de responder con rapidez a la dinámica cambiante del mercado.

El duelo entre Lenovo y Rokid es una escaramuza preliminar en una guerra mucho mayor. La verdadera batalla se libra entre los gigantes tecnológicos que compiten por el control de la próxima plataforma informática. Meta, Apple, Google, Alibaba y otras empresas invierten miles de millones en gafas inteligentes porque comprenden que el campo de la visión es el territorio más disputado del futuro digital. Quien gane en este ámbito definirá no solo cómo usamos la tecnología, sino también quién se beneficia de ese uso.

La historia económica demuestra que los cambios de plataforma generan ganadores y perdedores. IBM dominó el mercado de los mainframes, pero perdió terreno frente a Microsoft e Intel en la era de las PC. Microsoft dominó el mercado de las PC, pero perdió terreno frente a Apple y Google en la era móvil. La pregunta para la próxima década es: ¿Quién dominará la era de las gafas inteligentes? La respuesta creará o destruirá billones de dólares en valor de mercado y determinará quién controla el futuro digital. Lenovo ya está en la contienda. El juego apenas comienza.

 

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