A pesar de tener la agenda llena: ¿Por qué la estrella de los exoesqueletos, German Bionic, se ve obligada repentinamente a declararse en bancarrota?
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Publicado el: 20 de noviembre de 2025 / Actualizado el: 20 de noviembre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein

A pesar de tener la agenda llena: ¿Por qué la estrella de los exoesqueletos, German Bionic, se ve obligada a declararse insolvente? – Imagen: Xpert.Digital
La insolvencia de German Bionic: Cuando la innovación se topa con la realidad financiera
El proyecto pionero europeo de exoesqueletos fracasa por falta de capital: una lección sobre las debilidades estructurales del ecosistema alemán de alta tecnología.
La solicitud de concurso de acreedores de German Bionic Systems en noviembre de 2025 supone otro duro golpe para el sector tecnológico alemán. La empresa, con sede en Augsburgo, considerada desde su fundación en 2017 líder tecnológico europeo en exoesqueletos inteligentes con IA, se vio obligada a acogerse al procedimiento concursal ordinario ante el Tribunal de Distrito de Augsburgo. Con cerca de 70 empleados y una amplia cartera de patentes, German Bionic figuraba entre las empresas innovadoras que tanto analistas como políticos consideraban clave para abordar los principales retos sociales. El caso plantea interrogantes fundamentales sobre el funcionamiento del sistema europeo de innovación y revela deficiencias estructurales que van mucho más allá del destino de una sola empresa.
La crónica de un fracaso anunciado
La paradoja de la insolvencia de German Bionic reside en la aparente contradicción entre el éxito operativo y el colapso financiero. El director general, Armin G. Schmidt, recalcó que la insolvencia de la empresa no se debió a su situación operativa, sino a la repentina cancelación de las inversiones prometidas. A pesar del crecimiento muy positivo de los ingresos y de un mercado en plena expansión, la empresa se enfrentó a la cancelación inesperada de los compromisos de inversión. El fracaso de la última ronda de financiación provocó una grave escasez de liquidez, haciendo inevitable la solicitud de concurso de acreedores. German Bionic esperaba alcanzar el punto de equilibrio en el verano de 2026 y, por lo tanto, se encontraba en una fase en la que las empresas emergentes de hardware suelen depender aún de inyecciones de capital externo.
Esta situación revela una falla fundamental en el modelo de financiación de las startups de tecnología avanzada centradas en el hardware. Mientras que las empresas de software suelen alcanzar la rentabilidad en un plazo de seis a dieciocho meses, las startups de hardware requieren plazos de desarrollo considerablemente más largos. El desarrollo de productos físicos, la creación de capacidad de producción y el establecimiento de cadenas de suministro complejas exigen ciclos de inversión plurianuales. German Bionic atravesó las fases de desarrollo típicas de una startup de hardware: desde su fundación en 2017, pasando por el desarrollo del producto y el lanzamiento al mercado, hasta la expansión planificada. La expectativa de alcanzar el punto de equilibrio recién en el verano de 2026 corresponde a un ciclo de desarrollo de nueve años y, por lo tanto, se sitúa en el límite superior de lo que financiarían los préstamos bancarios, pero aún dentro del rango que los inversores de capital riesgo aceptan para empresas prometedoras de tecnología avanzada.
El dilema del inversor: De Samsung al Banco Europeo de Inversiones
La trayectoria financiera de German Bionic es un auténtico quién es quién del financiamiento tecnológico internacional y, a la vez, ilustra la complejidad de las estructuras modernas de capital de riesgo. En diciembre de 2020, la compañía obtuvo 20 millones de dólares en una ronda de financiación Serie A de un destacado consorcio. Samsung Catalyst Fund y MIG AG, con sede en Múnich, lideraron la ronda, junto con Storm Ventures, Benhamou Global Ventures y el inversor japonés IT Farm. Para MIG AG, que alcanzó un éxito legendario con su inversión inicial en BioNTech y generó distribuciones récord de 600 millones de euros para sus inversores solo en 2020 gracias a la venta de acciones de BioNTech, German Bionic representó su cuarta inversión del año.
La inversión del Fondo de Crecimiento de Baviera, con el apoyo de LfA Förderbank Bayern y Bayern Kapital, puso de relieve la importancia estratégica que el Estado otorga a la empresa. Tras la inversión de 50 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el Fondo de Crecimiento de Baviera 2 alcanzó un volumen total de 165 millones de euros y se destinó específicamente a apoyar a startups bávaras innovadoras. En diciembre de 2022, el propio BEI concedió a German Bionic un préstamo de deuda de riesgo de 15 millones de euros, con el respaldo del programa InvestEU de la Unión Europea. Esta forma de financiación, cuya rentabilidad está estrechamente ligada al éxito de la empresa, complementa la financiación de capital riesgo existente sin diluir la participación de los fundadores. El préstamo tenía como objetivo financiar la investigación y el desarrollo e impulsar la expansión internacional.
A pesar de contar con una impresionante lista de inversores y un volumen de inversión total superior a los 35 millones de euros, el capital resultó insuficiente para que la empresa alcanzara la rentabilidad. El fracaso de la última ronda de financiación a finales de 2025 marcó el abrupto final de una historia de éxito que parecía reunir todos los ingredientes de un campeón tecnológico europeo: tecnología innovadora, un mercado relevante, inversores de renombre y financiación pública. La repentina ausencia de las inversiones prometidas evidencia un cambio radical en el clima de inversión que está sumiendo incluso a prometedoras empresas de tecnología punta en crisis existenciales.
El mercado de los exoesqueletos: Entre las previsiones de crecimiento y los riesgos de materialización
El potencial de mercado que los analistas atribuyen al sector de los exoesqueletos es tan vasto que el fracaso de German Bionic resulta aún más doloroso. Los principales institutos de investigación de mercado predicen un crecimiento exponencial: el mercado mundial de exoesqueletos se valoró en 555 millones de dólares estadounidenses en 2025 y se proyecta que alcance los 4230 millones de dólares estadounidenses para 2035, lo que representa una tasa de crecimiento anual del 22,5 %. Otras previsiones son aún más optimistas y anticipan un volumen de mercado de 30 560 millones de dólares estadounidenses para 2032, lo que equivaldría a una tasa de crecimiento anual promedio del 43,1 %.
Esta discrepancia entre las distintas previsiones de mercado ya ilustra la incertidumbre asociada a los mercados futuros. Si bien existe un amplio consenso sobre los supuestos básicos de los factores que impulsan el crecimiento del mercado, las evaluaciones cuantitativas divergen considerablemente. Es indiscutible que varias megatendencias impulsan la demanda de exoesqueletos: el cambio demográfico está dando lugar a una fuerza laboral envejecida que debe permanecer activa durante más tiempo. A nivel mundial, entre 250 000 y 500 000 personas sufren lesiones medulares anualmente. Los trastornos musculoesqueléticos representan aproximadamente el 23 % de todas las bajas laborales. La escasez crónica de trabajadores cualificados en sectores que requieren un gran esfuerzo físico se agrava continuamente.
En Alemania, los expertos consideran que la escasez de mano de obra cualificada en el sector logístico es más grave que en el sector de la enfermería, medida en número de empleados. Ya en 2021, había una escasez de aproximadamente 36 000 camioneros profesionales, y otros 36 000 se jubilan cada año, mientras que solo 15 000 nuevos conductores se incorporan a la profesión. En el sector de la enfermería, se prevé una escasez de alrededor de 36 000 enfermeros para 2027, y la Oficina Federal de Estadística anticipa que la demanda de personal de enfermería se triplicará para 2049. Estos cuellos de botella estructurales, en teoría, crean las condiciones ideales para las tecnologías que apoyan y complementan el trabajo humano.
La excelencia tecnológica como condición necesaria pero no suficiente
German Bionic se posicionó como la primera empresa del mundo en desarrollar un exoesqueleto totalmente conectado e impulsado por IA para el entorno laboral. Su producto estrella, el Cray X, ahora en su cuarta generación y con un peso de tan solo siete kilogramos, podía soportar cargas de hasta 30 kilogramos durante el levantamiento. El software inteligente no solo reconocía los movimientos de levantamiento, sino que también corregía patrones que dañaban la espalda: cuanto menos ergonómica era la técnica de levantamiento del usuario, mayor era el soporte que proporcionaba el exoesqueleto. Dos motores, controlados por el software inteligente, elevaban al usuario por los hombros y la fuerza se redirigía a los muslos.
La diferenciación tecnológica radicaba en la integración con German Bionic IO, una solución robótica de autoaprendizaje para la nube que podía incorporarse a los procesos de fábrica. El sistema recopilaba datos en tiempo real de los exoesqueletos y ajustaba automáticamente la capacidad de elevación al nivel óptimo de rendimiento para cada necesidad específica. Esta combinación de hardware y plataforma de software en la nube distinguió a German Bionic de los proveedores de exoesqueletos pasivos que dependían únicamente de componentes mecánicos como resortes. La capacidad de proporcionar datos ergonómicos en tiempo real de situaciones laborales cotidianas tenía como objetivo no solo proteger la salud de los empleados, sino también optimizar los flujos de trabajo a partir de los datos.
Esta excelencia tecnológica se manifestó en numerosos premios: los Premios a los Fundadores de Baviera y Alemania 2019, el Premio a la Mejor Innovación del CES, el Premio a la Innovación en Diseño de Fast Company y el Premio Campeón de la Innovación del Banco Europeo de Inversiones reconocieron los logros de la empresa. Su amplia cartera de patentes y los equipos altamente cualificados en sus sedes de Augsburgo y Berlín subrayaron su capacidad innovadora. Clientes como DPD, que utilizaron el Cray X en pruebas a largo plazo en sus centros logísticos, reportaron experiencias positivas. En una prueba de dos meses en el centro de paquetería de Malsch, cerca de Karlsruhe, donde se descargaban anualmente más de 860 000 paquetes de papel de copia de 26 kilogramos, los empleados consideraron que los exoesqueletos eran una ayuda práctica en su trabajo diario. La respuesta fue tan positiva que DPD extendió la prueba y equipó otras sedes.
Pero todos estos éxitos tecnológicos no pudieron ocultar la brecha existente entre la viabilidad tecnológica y la escalabilidad comercial, una brecha que muchas empresas emergentes de hardware no logran superar. Desarrollar un prototipo funcional es una cosa; construir la capacidad de producción necesaria para la fabricación en masa, establecer estructuras de ventas y generar ingresos suficientes es otra muy distinta. German Bionic había inaugurado una planta de fabricación de 1000 metros cuadrados en Augsburgo y tenía presencia global con oficinas en Europa, Norteamérica y Asia. Sin embargo, esta expansión internacional consumía capital, y los ingresos aún no eran suficientes para cubrir los costos e inversiones corrientes.
El dilema de las startups de hardware: la gran cantidad de capital necesario se encuentra con la reticencia de los inversores.
Las dificultades que enfrentan las startups de hardware difieren fundamentalmente de las de los modelos de negocio basados en software. Los estudios muestran que aproximadamente el 97 % de las startups de hardware para el consumidor no logran lanzar su producto. Las razones son múltiples: altos costos iniciales de hardware, equipos ineficientes, falta de enfoque en la definición de un producto mínimo viable, problemas de escalabilidad en la producción, cadenas de suministro complejas y largos ciclos de desarrollo. Mientras que las startups de software pueden escalar con recursos relativamente limitados, los productos de hardware requieren importantes inversiones iniciales en herramientas, moldes, instalaciones de producción y control de calidad.
Esta alta intensidad de capital choca con un mercado de capital riesgo cada vez más adverso al riesgo. En Alemania, desde hace años existe reticencia a invertir en empresas de tecnología avanzada que requieren grandes inversiones de capital. Si bien el número de insolvencias empresariales ascendió a 4.187 en el primer trimestre de 2025, un aumento del uno por ciento respecto al mismo trimestre del año anterior, la situación de las startups empeoró drásticamente. En 2025, 336 startups se declararon insolventes, alrededor de un 17 por ciento más que el año anterior y un asombroso 85 por ciento más que en 2022. El panorama de las startups alemanas se está convirtiendo en un sistema de dos niveles: unas pocas empresas selectas, principalmente en los sectores de defensa e inteligencia artificial, reciben millones en capital riesgo y alcanzan valoraciones multimillonarias, mientras que la mayoría lucha contra la insolvencia.
El fin de las ayudas gubernamentales tras la pandemia de COVID-19, el significativo aumento de los tipos de interés y una aversión generalizada al riesgo han transformado radicalmente el panorama del capital. Tras años de priorizar el crecimiento a cualquier precio, los inversores de capital riesgo, los inversores de capital privado y los mercados de salida a bolsa envían un mensaje claro: solo las startups con flujo de caja positivo son una inversión viable. Este cambio responde directamente a la nueva coyuntura macroeconómica. Si bien hace tan solo unos años se aceptaban altas tasas de crecimiento incluso con pérdidas crecientes, hoy prima la rentabilidad sobre el crecimiento.
Para German Bionic, esto representaba un dilema paradójico: para alcanzar la rentabilidad, la empresa debía acelerar su expansión internacional y lograr economías de escala. Sin embargo, esto requería capital adicional. Para obtener dicho capital, los inversores necesitaban una perspectiva clara de rentabilidad inminente. Si bien el punto de equilibrio previsto para el verano de 2026 estaba al alcance, al parecer los inversores ya no estaban dispuestos a proporcionar la financiación puente. Las cifras de ventas positivas y el mercado en constante crecimiento no fueron suficientes para generar confianza en la ronda de financiación final. Cuando las inversiones prometidas se retiraron con poca antelación, todo el castillo de naipes se derrumbó.
Financiación para la ampliación: El hueco olvidado en el ecosistema de innovación alemán
La insolvencia de German Bionic pone de manifiesto un problema estructural que, si bien se reconoce desde hace tiempo en la política alemana de startups e innovación, se aborda de forma insuficiente: la brecha en la financiación para el escalamiento de las empresas. Aunque existen diversos programas de financiación inicial y también se dispone de capital para empresas medianas consolidadas, Alemania sufre una grave falta de capital de crecimiento para las empresas que se encuentran en la fase crítica entre la validación del producto y la producción en masa rentable. A pesar del aumento de la intervención gubernamental, los volúmenes de inversión difieren significativamente de los de otros países como Estados Unidos o China, y los inversores de capital riesgo son considerablemente más adversos al riesgo.
Las startups europeas de tecnología avanzada se enfrentan a la paradoja de recibir financiación cada vez más pronto, mientras que su madurez tecnológica disminuye simultáneamente. Un estudio de First Momentum sobre el mercado europeo de tecnología avanzada revela cambios significativos: en 2025, ninguna inversión pre-semilla había generado ingresos, en comparación con el 11,5 % en 2024. Al mismo tiempo, el 80 % de las empresas pre-semilla se encuentran en la fase de concepto o demostración en laboratorio, frente al 60 % del año anterior. El volumen de financiación aumenta mientras que la madurez tecnológica se alcanza antes. Esto significa que, si bien las empresas reciben capital en una etapa temprana, luego se quedan sin financiación en etapas posteriores, cuando sus necesidades de capital aumentan drásticamente.
El estudio también documenta la creciente profesionalización de los equipos fundadores: el 90 % de los fundadores en rondas pre-semilla poseen doctorados relevantes y el 42 % cuenta con más de cinco años de experiencia en el sector. Sin embargo, los ingresos desempeñan un papel secundario incluso en fases de financiación posteriores: el 30 % de las empresas de Serie B aún no generan ingresos y solo el 29 % de las startups de Serie A han establecido un proceso de ventas replicable. Estas cifras ilustran que las empresas de tecnología avanzada tienen ciclos de desarrollo fundamentalmente distintos a los de las startups de software. La lógica de valoración que funciona en la industria del software no se puede aplicar sin más a los modelos de negocio centrados en el hardware.
Esto genera una dinámica fatal para las empresas en fase de expansión: para lograr rentabilidad, deben recortar costes y reducir gastos. Sin embargo, las medidas de reducción de costes conllevan un menor crecimiento, lo que a su vez desalienta a los inversores. El ejemplo de Anyline, que despidió hasta el 40 % de su plantilla en 2025 y abandonó su modelo de financiación de capital riesgo, ilustra este dilema. Muchas empresas en fase de expansión recurren a recortes drásticos para alcanzar la rentabilidad en un plazo de 12 a 18 meses. Si bien estas medidas pueden parecer necesarias desde el punto de vista operativo, crean un nuevo problema: sin crecimiento, las startups resultan poco atractivas para los inversores.
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German Bionic y Lilium: Quiebras sistémicas y sus consecuencias – Cómo la falta de capital de crecimiento está destruyendo la soberanía tecnológica de Europa
Lecciones del caso Lilium: Cuando miles de millones en inversión no son suficientes
La insolvencia de German Bionic se suma a una serie de espectaculares quiebras de prometedoras empresas alemanas de alta tecnología. El caso de Lilium, la empresa muniquesa desarrolladora de taxis aéreos, presenta paralelismos particularmente llamativos. Fundada en 2015, Lilium había recaudado alrededor de 1.500 millones de euros en financiación de inversores desde su creación y era considerada una de las startups de aviación más ambiciosas de Europa. La compañía desarrolló un taxi aéreo eléctrico capaz de despegar y aterrizar verticalmente, con una autonomía prevista de hasta 400 kilómetros. A pesar de este enorme capital, Lilium se vio obligada a declararse insolvente por primera vez en octubre de 2024 al no poder seguir pagando los salarios.
La adquisición por parte del consorcio inversor Mobile Uplift Corporation fracasó a pesar de contar con un acuerdo de compra firmado y la promesa de una inyección de capital de 200 millones de euros, ya que la financiación prometida nunca se materializó. En febrero de 2025 se produjo una segunda declaración de insolvencia. El paralelismo con la empresa alemana Bionic es sorprendente: también en este caso se prometieron inversiones que nunca llegaron. El empresario eslovaco Marian Bocek aseguró repetidamente a los inversores que se transferirían 150 millones de euros, pero el dinero nunca apareció. Fuentes internas sospechan que el propio Bocek carecía de fondos o que sus inversores le retiraron su apoyo.
El caso Lilium demuestra que incluso miles de millones de euros resultan insuficientes si el modelo de negocio no genera ingresos viables desde el principio. La aeronave nunca llegó a producirse en masa, a pesar de años de desarrollo. La compleja estructura de insolvencia, con sus múltiples entidades jurídicamente independientes, dificultó aún más la búsqueda de soluciones. Finalmente, las patentes —más de 300 derechos de propiedad intelectual relacionados con sistemas de alto voltaje, sistemas de gestión de baterías, tecnología de control de vuelo y sistemas de propulsión eléctrica— se vendieron al competidor estadounidense Archer Aviation. La propiedad intelectual, en la que se habían invertido 1.500 millones de euros, se transfirió al extranjero.
Este hecho pone de manifiesto un problema fundamental: Europa, y Alemania en particular, invierte sumas considerables en el desarrollo de tecnologías futuras, pero no logra guiar a estas empresas hacia la madurez comercial. El punto crítico entre la validación tecnológica y la expansión rentable se convierte en un obstáculo insalvable. Mientras que en EE. UU. y China abunda el capital paciente, que incluso garantiza financiación durante largos periodos de dificultades, en Europa la financiación se agota en cuanto surgen los primeros problemas. La consecuencia: las tecnologías y el conocimiento emigran, a menudo a competidores internacionales que se benefician de la investigación y el desarrollo europeos.
Cambio estructural y automatización: la perspectiva macroeconómica
A pesar del fracaso de algunas empresas, Alemania está experimentando una profunda transformación estructural hacia la automatización y la robótica. En 2024, la industria alemana instaló aproximadamente 27 000 nuevos robots industriales, cifra que casi igualó el récord del año anterior. Con el 40 % de todos los robots industriales de la Unión Europea, Alemania sigue dominando el mercado continental de la robótica. La densidad de robots se sitúa en 415 robots industriales por cada 10 000 empleados, lo que la coloca en tercer lugar a nivel internacional, solo por detrás de Corea del Sur y Singapur. El número total de robots operativos alcanzó los 278 900, un aumento del 4 % con respecto al año anterior.
Estas cifras demuestran el alto nivel de automatización de la economía alemana y su papel pionero en Europa. Destaca especialmente el crecimiento del sector metalúrgico, con un aumento del 23 % hasta alcanzar los 6000 robots instalados. Las industrias química y del plástico, con un incremento del 71 % y 3100 unidades instaladas, también demuestran que el potencial de crecimiento de la robótica está lejos de agotarse. La robótica de servicios crece a un ritmo significativamente mayor que la robótica industrial tradicional, un 30 %, lo que abre nuevas oportunidades, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas (pymes). Los robots colaborativos han demostrado ser revolucionarios, ya que pueden trabajar de forma segura junto a los humanos, son fáciles de programar y ofrecen opciones de despliegue flexibles.
Se prevé que los ingresos del mercado alemán de robótica alcancen aproximadamente los 4.500 millones de dólares estadounidenses en 2025, siendo la robótica de servicios el segmento con mayor participación. La demanda de soluciones de automatización aumenta constantemente en sectores como la manufactura, la sanidad y la logística, impulsada en parte por los cambios demográficos y la consiguiente escasez de mano de obra cualificada. El sector logístico está a punto de experimentar un cambio radical en los próximos años, impulsado por la robótica avanzada y la inteligencia artificial.
En este contexto, el fracaso de German Bionic resulta aún más paradójico: la empresa desarrolló precisamente las tecnologías que el mercado necesitaba y demandaba. Las condiciones macroeconómicas apuntaban al éxito: creciente automatización, grave escasez de mano de obra cualificada, envejecimiento de la población activa y aumento de los costes sanitarios debido a trastornos musculoesqueléticos. Sin embargo, existe una brecha entre la necesidad social y la disposición individual a pagar. Los ciclos de inversión en la industria son largos, los procesos de adquisición complejos y los periodos de amortización de los exoesqueletos deben ser calculables para los clientes potenciales. Un Cray X costaba hasta 40 000 €, lo que representaba una inversión considerable que solo se amortizaría a lo largo de varios años gracias a la reducción de las bajas laborales y el aumento de la productividad.
El papel de la financiación pública: entre la aspiración y la realidad
La participación de inversores públicos y semipúblicos en German Bionic plantea interrogantes fundamentales sobre la eficacia de la innovación financiada por el gobierno. El Fondo de Crecimiento de Baviera, con el apoyo de LfA Förderbank Bayern y Bayern Kapital GmbH, invirtió en la empresa con la intención declarada de impulsar específicamente a las empresas emergentes bávaras con modelos de negocio altamente innovadores. El Banco Europeo de Inversiones aportó 15 millones de euros en financiación de deuda de riesgo, con el apoyo del programa InvestEU. El comisario europeo de Asuntos Económicos, Paolo Gentiloni, destacó que InvestEU desempeña un papel crucial en toda Europa al ayudar a las empresas a acceder a la financiación que necesitan para la investigación y el desarrollo innovadores.
A pesar de este apoyo público, que junto con las inversiones privadas ascendió a más de 35 millones de euros, German Bionic no pudo salvarse. Esto plantea la cuestión de si los programas de financiación pública están estructurados de forma que realmente apoyen a las empresas hasta alcanzar la madurez comercial, o si simplemente posponen el fracaso. El BEI suele ofrecer financiación de deuda de riesgo entre 5 y 50 millones de euros, y la comisión se basa en el riesgo de capital de las empresas. Los préstamos de deuda de riesgo son reembolsables al vencimiento y complementan la financiación de capital riesgo existente sin diluir la participación de los fundadores.
Este modelo solo funciona si las empresas alcanzan el punto de equilibrio y pueden amortizar los préstamos con su flujo de caja operativo. Si la ronda de financiación final fracasa, como en el caso de German Bionic, los préstamos públicos también se convierten en morosos. Surge entonces la pregunta: ¿Deberían los inversores públicos poder intervenir durante las fases críticas y ayudar a las empresas a superar los periodos de baja actividad, incluso si los inversores privados se retiran? ¿O esto conduciría a una mala asignación de fondos públicos, dado que el mercado aparentemente indica que el modelo de negocio no es viable?
La experiencia con MIG AG demuestra que es posible realizar inversiones de capital riesgo exitosas. Su inversión inicial en BioNTech, de 13,5 millones de euros en aquel momento, generó distribuciones de más de 600 millones de euros para los inversores del fondo MIG. Esto ilustra el principio fundamental del capital riesgo: las pocas inversiones exitosas deben generar rentabilidades tan elevadas que compensen con creces los numerosos fracasos. Sin embargo, los inversores públicos operan según principios distintos a los de los fondos privados. No pueden simplemente esperar una gran salida a bolsa, sino que deben demostrar una alta tasa de éxito para justificar su existencia.
Administradores concursales y perspectivas de reestructuración: El difícil camino hacia el futuro
El Tribunal de Distrito de Augsburgo designó al abogado Oliver Schartl, del bufete Müller-Heydenreich Bierbach & Partners, como administrador concursal provisional. Schartl, experto en reestructuraciones con amplia experiencia, tiene la tarea de garantizar la viabilidad económica de la empresa y proteger sus activos. Según la compañía, las operaciones, con aproximadamente 70 empleados, continúan sin interrupción. German Bionic afirma que la insolvencia no afectará a los sistemas existentes en el mercado ni a los proyectos en curso con sus clientes. Estas declaraciones buscan tranquilizar a los clientes y asegurarles que la empresa podrá seguir operando con normalidad.
Las probabilidades de una reestructuración exitosa dependen de varios factores: Primero, debe encontrarse un inversor dispuesto a inyectar capital fresco y hacerse cargo de la empresa. Segundo, la actividad empresarial debe ser tan sólida como afirma la dirección. La tendencia positiva de los ingresos y el dinámico crecimiento del mercado sugieren la existencia de un modelo de negocio viable. Tercero, debe aclararse cómo gestionar las obligaciones existentes, en particular el préstamo del BEI. El Banco Europeo de Inversiones, como acreedor, deberá evaluar si tiene sentido continuar su participación o si es necesario cancelar las deudas.
Idealmente, se encontrará un inversor estratégico que pueda integrar la tecnología de German Bionic en su cartera de productos o continuar con la empresa como una entidad independiente. Dado el creciente mercado de exoesqueletos, competidores internacionales o empresas del sector de la automatización podrían estar interesados. También es posible que se forme un consorcio de inversores actuales, se reestructure la empresa y continúe operándola con menores necesidades de capital. La alternativa sería una escisión, en la que se vendan las patentes y las tecnologías, como ocurrió con Lilium.
Implicaciones intersectoriales: ¿Qué significa esto para la capacidad innovadora de Alemania?
La insolvencia de German Bionic no es un caso aislado, sino parte de una tendencia preocupante. En 2025, numerosas startups alemanas de alta tecnología se vieron obligadas a declararse en bancarrota, entre ellas Evum Motors, del sector de vehículos comerciales eléctricos; Jucr, la startup berlinesa de recarga; y Kenbi, la startup de servicios de asistencia en carretera. Estos acontecimientos demuestran que ni siquiera los modelos de negocio más innovadores son inmunes a las dificultades para obtener financiación. El ecosistema de startups alemán está experimentando una oleada masiva de quiebras, que afecta incluso a las empresas más emblemáticas, a pesar de las importantes inversiones realizadas en los últimos años.
El clima empresarial en el sector de las startups, caracterizado por su gran heterogeneidad, se encuentra en su peor momento desde la pandemia. Casi la mitad de las startups utilizan inteligencia artificial como base de sus productos, lo que demuestra que la innovación tecnológica por sí sola no es suficiente. La financiación se concentra cada vez más en unos pocos sectores, especialmente en defensa e IA, mientras que las empresas de hardware con gran inversión de capital tienen dificultades para encontrar inversores. Esta situación supone riesgos significativos para la base industrial alemana.
Alemania ha sido históricamente fuerte en el desarrollo y la producción de productos físicos, desde maquinaria y vehículos hasta instrumentos de precisión. Esta experiencia corre el riesgo de perderse si las empresas emergentes de hardware fracasan sistemáticamente y los inversores se centran en modelos de negocio puramente digitales. Si bien la densidad de robots en la industria alemana puede ser alta, estos robots provienen cada vez más de fabricantes extranjeros. Si líderes tecnológicos europeos como German Bionic fracasan, se abre la puerta a competidores extranjeros. El mercado global de exoesqueletos no desaparecerá simplemente porque un proveedor europeo quiebre. La demanda se mantendrá y otras empresas, posiblemente de EE. UU. o Asia, cubrirán ese vacío.
Esto tiene consecuencias de gran alcance para la soberanía tecnológica de Europa. La Unión Europea ha adoptado la Agenda de Alta Tecnología para Alemania con el objetivo de convertir al país en un centro líder para las nuevas tecnologías. El gobierno alemán está reorientando su política de investigación, tecnología e innovación para lograr un mayor valor añadido, competitividad y soberanía. Sin embargo, si las empresas prometedoras fracasan durante la fase crítica de crecimiento, esta estrategia seguirá siendo incompleta. El enfoque en seis tecnologías clave —inteligencia artificial, tecnologías cuánticas, microelectrónica, biotecnología, fusión y producción de energía climáticamente neutra, así como tecnologías para la movilidad climáticamente neutra— es el adecuado, pero su implementación se ve obstaculizada por la falta de financiación.
Opciones de acción y perspectivas de reforma: ¿Qué se debe hacer?
Para evitar casos similares al de German Bionic, se requieren reformas estructurales en los ecosistemas de innovación alemán y europeo. En primer lugar, es necesario subsanar la falta de financiación para la expansión de empresas tecnológicas. La Comisión Europea está planificando el fondo Scale-up Europe, que se creará en el marco del fondo del Consejo Europeo de Innovación en colaboración con el sector privado, con el objetivo de cubrir esta necesidad de financiación para las empresas tecnológicas en fase de expansión. Se prevé que este fondo se ponga en marcha en 2026. Fundamentalmente, debe proporcionar capital de crecimiento suficiente con la debida paciencia.
En segundo lugar, los inversores públicos deben poder invertir de forma anticíclica. Cuando los inversores privados se retiran durante períodos difíciles, los fondos públicos deberían poder intervenir para ayudar a las empresas prometedoras a superar las dificultades. Esto requiere mandatos adecuados y presupuestos de riesgo. El Banco Europeo de Inversiones dispone, en principio, de los recursos financieros necesarios, pero su apetito por el riesgo es limitado. El aumento de las garantías presupuestarias de la UE en el marco de InvestEU podría mejorar su capacidad de riesgo.
En tercer lugar, se necesita una mejor coordinación entre los distintos instrumentos de financiación. German Bionic recibió apoyo del Fondo de Crecimiento Bávaro, el Banco Europeo de Inversiones e inversores privados. Sin embargo, parece que no lograron desarrollar una estrategia de financiación coherente a lo largo de las distintas rondas de financiación. Un programa estructurado que apoye a las empresas desde la fase inicial hasta la salida a bolsa, con hitos definidos y una financiación de seguimiento fiable, podría aumentar la tasa de éxito.
En cuarto lugar, la contratación pública debería utilizarse más ampliamente como herramienta de apoyo a empresas innovadoras. Los exoesqueletos podrían implementarse en instituciones públicas como hospitales, residencias de ancianos o depósitos municipales. Los contratos públicos fiables generarían ingresos predecibles y demostrarían a los clientes privados que la tecnología está consolidada. Estados Unidos utiliza sistemáticamente la contratación pública para impulsar empresas emergentes, sobre todo en el sector de la defensa. Europa podría desarrollar mecanismos similares.
En quinto lugar, la cultura empresarial alemana necesita ser más favorable a la innovación. La elevada aversión al riesgo, tanto entre inversores como clientes, dificulta la difusión de nuevas tecnologías. Los exoesqueletos pueden estar técnicamente avanzados, pero mientras las empresas duden en adoptarlos, el mercado seguirá siendo limitado. Los incentivos fiscales, las deducciones por depreciación o las subvenciones podrían aumentar la disposición a invertir. Los factores culturales también influyen: en Estados Unidos, el fracaso de una startup se considera una oportunidad de aprendizaje, mientras que en Alemania suele percibirse como un fracaso personal. Esta actitud debe cambiar si Alemania quiere impulsar la innovación.
Un fracaso evitable con poder simbólico
La insolvencia de German Bionic es más que el fracaso de una sola empresa. Es un síntoma de profundas deficiencias estructurales en el sistema europeo de innovación. Una empresa tecnológicamente excelente, con un producto relevante, inversores destacados, financiación pública y un crecimiento positivo en ventas, fracasó porque la ronda de financiación final se estancó en la etapa crucial. Esto revela que la interacción entre inversores privados, organismos de financiación pública y el mercado no funciona. La brecha en la financiación para el crecimiento, la falta de capital paciente y la baja tolerancia al riesgo de los inversores alemanes crean una combinación tóxica que lleva a la quiebra a empresas prometedoras.
El entorno macroeconómico apunta a un mercado floreciente para los exoesqueletos. El cambio demográfico, la escasez de mano de obra cualificada en profesiones físicamente exigentes y el aumento de los costes sanitarios derivados de trastornos musculoesqueléticos generan una necesidad estructural. La densidad de robots en Alemania aumenta de forma constante y la automatización avanza rápidamente. Sin embargo, si las empresas alemanas no pueden atender estos mercados por falta de capital, la competencia extranjera cubrirá ese vacío. La soberanía tecnológica de Europa se erosiona gradualmente, empresa tras empresa.
Las lecciones de German Bionic son claras: la excelencia tecnológica por sí sola no basta. Se necesita un ecosistema de financiación coherente para apoyar a las empresas desde la concepción de la idea hasta la rentabilidad. La financiación pública debe utilizarse de forma más estratégica, con horizontes temporales más amplios y una mayor tolerancia al riesgo. Los inversores privados deben ser más pacientes y aceptar que las startups de hardware tienen ciclos de desarrollo distintos a los de las empresas de software. Y los clientes deben estar dispuestos a adoptar tecnologías innovadoras desde el principio para permitir que las empresas escalen.
En los próximos meses se verá si German Bionic tendrá una segunda oportunidad. El administrador concursal provisional examinará si es posible una reestructuración o si la empresa debe disolverse. En el mejor de los casos, se encontrará un inversor que continúe con la visión de los fundadores y lleve a la empresa a la rentabilidad. En el peor de los casos, las patentes y el conocimiento técnico se irán al extranjero y 70 empleados altamente cualificados perderán sus puestos de trabajo. Independientemente del resultado, la insolvencia de German Bionic sigue siendo un claro recordatorio de la fragilidad del ecosistema de innovación alemán y de la urgente necesidad de reformas estructurales. La próxima generación de startups de tecnología avanzada seguirá de cerca el destino de German Bionic y si Europa es capaz de proteger a sus innovadores, o si les convendría más establecer sus empresas directamente en Silicon Valley o Shenzhen.
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