El impacto económico de la guerra entre Rusia y Ucrania
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Publicado el: 10 de septiembre de 2025 / Actualizado el: 10 de septiembre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein
Las consecuencias económicas de tres años de guerra
Auge armamentístico versus problemas estructurales: ¿Por qué se desmorona el crecimiento de Rusia?
La guerra entre Rusia y Ucrania, que continúa desde febrero de 2022, no solo ha causado enormes pérdidas humanas, sino también daños económicos profundos y duraderos en ambos países. Más de tres años después del inicio de la invasión, las consecuencias económicas se hacen evidentes en toda su complejidad. Si bien ambas economías sufren los efectos directos e indirectos del conflicto, han desarrollado diferentes estrategias para afrontar los desafíos económicos.
Ucrania experimentó una drástica caída de su producción económica, de casi el 30 % de su producto interior bruto, durante el primer año de la guerra, pero logró estabilizarse a partir de 2023 y, desde entonces, ha mostrado tasas de recuperación moderadas. Rusia, por otro lado, se benefició inicialmente de un auge económico provocado por la guerra, impulsado principalmente por la industria armamentística. La economía rusa creció un 4,1 % tanto en 2023 como en 2024, pero esta tendencia se está desacelerando notablemente y los problemas estructurales se están haciendo claramente visibles.
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La economía de guerra rusa bajo presión
Desaceleración del crecimiento económico
La economía rusa se encuentra en un punto de inflexión. Tras el sólido crecimiento de los últimos años, se está debilitando significativamente. En enero de 2025, la producción económica general superó el nivel del año anterior en tan solo un 3 %, en comparación con el 4,5 % de diciembre de 2024. El Banco Central prevé una nueva desaceleración, hasta el 2,9 % para el primer trimestre de 2025, y espera un crecimiento de tan solo entre el 1 % y el 2 % para el conjunto de 2025.
Este desarrollo es particularmente notable dado que el crecimiento de los últimos años se debió principalmente a la enorme expansión de la industria de defensa. La producción manufacturera aumentó un 8,5 % en 2024, debido principalmente al aumento de la producción de defensa. Al mismo tiempo, la producción en el sector de la minería y la extracción de materias primas disminuyó un 0,9 %.
Desafíos financieros y problemas estructurales
La financiación de la guerra plantea a Rusia desafíos cada vez mayores. El gasto bélico ya aumentó un 42 % en 2024, y el presupuesto de defensa aprobado para 2025 prevé nuevos aumentos masivos. Con 13,5 billones de rublos, esto equivale a aproximadamente 145 000 millones de dólares estadounidenses y un aumento de más del 25 % con respecto al año anterior. Esto significa que el gasto militar representará entre el 7 % y el 8 % del producto interior bruto de Rusia, un récord en la historia postsoviética de Rusia.
Para financiar estos enormes gastos, el gobierno ruso recurre a diversas fuentes. Un hecho especialmente preocupante es el saqueo del fondo de bienestar, del que se retirará el equivalente a 4.800 millones de euros en 2025 para compensar el déficit presupuestario. Este fondo estaba destinado inicialmente al sistema de pensiones ruso, y su continuo agotamiento representa una carga significativa para la seguridad social futura.
La inflación y la política monetaria como freno al crecimiento
Un problema central que enfrenta la economía rusa es la inflación persistente, impulsada por el gasto público relacionado con la guerra. Para combatir este aumento vertiginoso de precios, el Banco Central de Rusia elevó temporalmente el tipo de interés clave al 21 %, que actualmente se encuentra en el 18 %. Sin embargo, estas drásticas medidas han tenido importantes efectos negativos en el sector privado.
Con tasas de interés tan altas, las pequeñas y medianas empresas ya no pueden permitirse préstamos. Muchos consumidores prefieren ahorrar en lugar de gastar o invertir. Esta situación está provocando una desaceleración significativa del crecimiento económico fuera del sector de defensa y amenaza con desencadenar una ola de quiebras corporativas que también podría afectar a grandes empresas y empresas clave.
Transformación estructural hacia una economía de guerra
La guerra ha provocado una transformación fundamental de la estructura económica de Rusia. El Estado ha asumido un papel aún más central en la economía y ha abandonado su anterior política presupuestaria conservadora en favor de un mayor déficit. Sin embargo, esta transformación conlleva considerables problemas.
La masiva migración de mano de obra a la industria de defensa, donde los salarios son significativamente más altos, ha provocado una grave escasez de mano de obra en otros sectores de la economía. Al mismo tiempo, los costos laborales y crediticios en el sector privado han aumentado significativamente. Bienes de consumo importantes, como la mantequilla y los huevos, no solo se han encarecido, sino que incluso han experimentado escasez temporal.
La economía ucraniana en una lucha por la supervivencia
Estabilización tras el shock inicial
La economía ucraniana ha demostrado una notable resiliencia tras la drástica caída del primer año de la guerra. Tras una caída del 28,8 % en 2022, creció un 5,3 % en 2023. Se prevé un crecimiento de aproximadamente entre el 2,9 % y el 3,5 % para 2024. Esta estabilización es aún más notable dado que se produjo en condiciones de guerra continua, con ataques aéreos casi diarios contra ciudades e infraestructuras.
Ucrania se adaptó rápidamente a la nueva realidad. Las empresas reubicaron su producción en regiones más seguras del oeste y el centro del país, desarrollaron rutas logísticas alternativas y adoptaron fuentes de energía alternativas. Estos ajustes permitieron que la economía funcionara a pesar del conflicto en curso.
Daños masivos de guerra y destrucción de infraestructura
Los daños directos de la guerra son inmensos y siguen creciendo. La Evaluación de Daños y Necesidades del Banco Mundial estima los daños de la guerra para 2024 en 155 000 millones de dólares, equivalentes al producto interior bruto actual de Ucrania. Las necesidades totales de reconstrucción se estiman en 524 000 millones de dólares a lo largo de diez años, casi el triple del PIB de 2024.
La destrucción de la infraestructura energética es particularmente dramática. Para 2024, Ucrania solo contaba con aproximadamente un tercio de su capacidad de suministro energético. La mayor central nuclear de Europa, en Zaporiyia, ha estado ocupada por tropas rusas desde marzo de 2022. La ocupación del este de Ucrania también dejó bajo control ruso casi la totalidad de las reservas de carbón y gran parte de las de gas natural.
La agricultura, un sector económico tradicionalmente importante en Ucrania, también se ha visto gravemente afectada. Una cuarta parte del territorio ucraniano está minada y dañada por la guerra, gran parte de la cual era tierra agrícola. La superficie cultivada se ha reducido de 28,5 millones de hectáreas en 2021 a 22,5 millones de hectáreas en 2023. Aproximadamente la mitad de la maquinaria agrícola ya no está operativa.
Crisis demográfica y escasez de mano de obra
Ucrania se enfrenta a una grave crisis demográfica que está afectando significativamente sus perspectivas económicas a largo plazo. La población ha disminuido en aproximadamente 10 millones de personas, o un 25 %, desde el inicio del conflicto en 2014, incluyendo 8 millones desde el inicio de la invasión rusa a gran escala en 2022. La fuerza laboral ha disminuido de 17,4 millones en 2021 a alrededor de 14 millones en la actualidad.
Se prevé que esta tendencia empeore. Se estima que hasta 100.000 puestos de trabajo podrían quedar vacantes, especialmente en sectores clave como la logística, el transporte, las tecnologías de la información, la construcción y la agricultura. Para 2033, la demanda de trabajadores cualificados adicionales podría alcanzar los 4,5 millones. La tasa de natalidad ha descendido a un hijo por mujer, la más baja de Europa y una de las más bajas del mundo.
Los efectos a largo plazo de este desarrollo demográfico son graves. Incluso en escenarios optimistas, los demógrafos predicen una disminución de la población del 21 % para 2052. En el escenario más pesimista, la población podría reducirse hasta en un 31 %.
Financiación mediante ayuda internacional
Ucrania depende en gran medida del apoyo internacional para su estabilidad económica. Más de la mitad del presupuesto estatal se financia con fondos extranjeros. El presupuesto estatal ucraniano para 2025 prevé ingresos equivalentes a 50 500 millones de euros y gastos de aproximadamente 85 000 millones de euros. El déficit proyectado asciende a 35 400 millones de euros, equivalente al 19,4 % del producto interior bruto.
La partida presupuestaria más importante es la defensa nacional, con un gasto de 48 000 millones de euros, equivalente a más de una cuarta parte del producto económico total. Además de estos gastos presupuestarios, Ucrania recibió un promedio de 46 000 millones de dólares anuales en ayuda militar directa entre 2022 y 2024.
Europa se ha consolidado como el principal apoyo de Ucrania. Para febrero de 2025, había movilizado un total de 23 200 millones de euros más en apoyo que Estados Unidos. Tan solo Alemania ha proporcionado a Ucrania una ayuda total de casi 44 000 millones de euros desde febrero de 2022. Un instrumento clave es el mecanismo de préstamos ERA, que proporciona a Ucrania un total de 45 000 millones de euros en préstamos, financiados con fondos procedentes de activos rusos congelados.
La eficacia de las sanciones occidentales
Régimen integral de sanciones
Las sanciones occidentales contra Rusia abarcan actualmente 18 paquetes y se encuentran entre las sanciones económicas más exhaustivas de la historia. Afectan a diversos sectores de la economía rusa: los sectores energético y financiero, la industria armamentística y la llamada flota en la sombra rusa.
En el sector energético, el precio límite del crudo ruso se redujo de 60 a 47,60 dólares por barril. La UE impuso un embargo al petróleo ruso transportado por barco y prohibió la importación de productos elaborados con crudo ruso refinado en terceros países. Además, 444 buques de la flota paralela rusa fueron objeto de prohibiciones de acceso a puertos y de servicio.
En el sector financiero, 13 bancos más fueron excluidos del sistema de comunicaciones financieras SWIFT y se prohibieron las transacciones de tres instituciones financieras rusas. Se congelaron activos rusos por valor de más de 300 000 millones de euros.
Impacto a mediano plazo de las sanciones
Las sanciones ciertamente han tenido un efecto, aunque no en la magnitud inicialmente esperada. La economía rusa se ha vuelto significativamente más vulnerable a las perturbaciones externas. Si los ingresos por exportaciones disminuyen, el banco central ruso echaría mucho de menos sus reservas de divisas congeladas y tendría poco que hacer si el rublo se desplomara.
A largo plazo, Rusia sufrirá enormemente debido a que las sanciones han vuelto al país tóxico para los inversores extranjeros. Incluso los inversores chinos no muestran actualmente interés en una relación económica a largo plazo con Rusia, ya que los vínculos con Occidente siguen siendo más importantes. La expropiación de empresas occidentales por parte del gobierno ruso ha hecho que el país pierda atractivo como destino de inversión durante mucho tiempo.
El desafío de la Flota Sombra
Un problema clave para la aplicación de las sanciones es la flota en la sombra rusa. Esta flota está compuesta por aproximadamente entre 650 y 1200 buques con estructuras de propiedad poco transparentes que se utilizan para eludir las sanciones. La flota ha crecido a un promedio de 30 buques al mes durante los últimos seis meses, tres veces más rápido que en 2024.
Mientras que en la primavera de 2022, aproximadamente el 20 % de las exportaciones petroleras rusas se transportaban por barco utilizando petroleros sin conexión con países occidentales, la flota paralela representa ahora entre el 85 % y el 90 % de las exportaciones de crudo. Desde la introducción del límite de precios, Rusia ha obtenido casi 15 000 millones de euros adicionales en exportaciones de crudo utilizando petroleros de la flota paralela.
Operar los buques de la Flota Sombra es sumamente lucrativo. Un solo buque puede generar ingresos de entre 30 y 40 millones de dólares en tan solo un año, mientras que la compra de petroleros usados cuesta alrededor de 12 millones de dólares. Estos enormes márgenes de ganancia explican el rápido crecimiento de la Flota Sombra a pesar de los riesgos.
Hub para seguridad y defensa: asesoramiento e información
El Hub para la Seguridad y la Defensa ofrece asesoramiento bien fundado e información actual para apoyar efectivamente a las empresas y organizaciones para fortalecer su papel en la política europea de seguridad y defensa. En estrecha conexión con el grupo de trabajo de las PYME Connect, promueve pequeñas y medianas empresas (PYME) en particular que desean ampliar aún más su innovadora fuerza y competitividad en el campo de la defensa. Como punto de contacto central, el Hub crea un puente decisivo entre las PYME y la estrategia de defensa europea.
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Demografía, crecimiento, costos: consecuencias a largo plazo de la guerra para ambos países
Estrategias y medidas para perseverar
Estrategias de adaptación rusas
Rusia ha desarrollado diversas estrategias para mitigar el impacto económico de la guerra y las sanciones. La más importante es la mencionada transición a una economía de guerra con inversiones estatales masivas en la industria de defensa. Sin embargo, esta política de keynesianismo militar ha llegado a sus límites y está provocando distorsiones estructurales.
Para financiar la guerra, Rusia ha creado un plan de financiación prácticamente secreto. Desde febrero de 2022, el Estado ha asumido préstamos relacionados con la guerra de los bancos rusos mediante una legislación especial. El gobierno ruso establece las condiciones de estos préstamos, que luego se destinan a empresas productoras de material bélico. Este gasto oculto es una de las principales causas de la alta inflación y los consiguientes altos tipos de interés clave.
Otro elemento fundamental es una mayor cooperación económica con China y otros países no occidentales. La guerra ha transformado a Rusia en una economía más cerrada y más dependiente de China. Esta nueva orientación permite adquirir tecnologías y bienes occidentales indirectamente y desarrollar mercados alternativos para las materias primas.
Estrategias de supervivencia de los ucranianos
Ucrania ha realizado ajustes notables para mantener su economía a flote en tiempos de guerra. La estrategia más importante es la redistribución espacial de la actividad económica. La reubicación de la capacidad productiva de las regiones orientales a las occidentales y centrales comenzó ya en 2014, y este proceso se intensificó tras la invasión a gran escala de 2022.
Las empresas desarrollaron nuevas rutas logísticas para sortear el bloqueo de las rutas comerciales tradicionales. El Corredor Marítimo Ucraniano mejoró la logística, aunque se prevé que las exportaciones se mantengan bajas en 2025. Muchas empresas adoptaron fuentes de energía alternativas y desarrollaron sistemas energéticos descentralizados para ser menos vulnerables a los ataques a la infraestructura energética centralizada.
Un aspecto importante es la movilización de recursos internos. A pesar de la guerra, se ha mantenido un nivel de inversión económica notablemente alto, con tasas de crecimiento anual de entre el 10 % y el 50 %. Estas cifras superan con creces las tasas de crecimiento del PIB y demuestran una firme convicción en la protección del territorio y el mantenimiento de la paz.
Medidas de apoyo internacional
La comunidad internacional ha desarrollado medidas integrales de apoyo para Ucrania. Además de la asistencia financiera y militar directa, se han creado mecanismos de financiación innovadores. El mecanismo de préstamos ERA utiliza los fondos procedentes de activos rusos congelados para financiar la defensa y la reconstrucción de Ucrania.
Ya se han elaborado planes concretos para la reconstrucción. Ucrania estima el coste total en más de 850 000 millones de euros a lo largo de 14 años. La financiación se proporcionará a través de dos fondos: un fondo ucraniano, gestionado por Kiev, con más de 460 000 millones de euros procedentes de activos rusos confiscados, y un segundo fondo con casi 400 000 millones de euros procedentes de inversiones privadas.
Europa ha asumido un papel destacado en la prestación de apoyo. Alemania, Francia, Italia y Polonia, junto con la Comisión Europea y el Banco Europeo de Inversiones, han puesto en marcha el Fondo Europeo de Ayuda a la Reconstrucción de Ucrania. Con un capital inicial de 220 millones de euros, el fondo aspira a movilizar alrededor de 500 millones de euros para 2026.
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Previsiones económicas y efectos a largo plazo
Perspectivas económicas de Rusia
Las previsiones para el desarrollo económico de Rusia son sistemáticamente pesimistas. Los institutos internacionales prevén un crecimiento de tan solo entre el 1,0 % y el 2,0 % para 2025, en comparación con el 4,1 % de los dos años anteriores. El Instituto Kiel para la Economía Mundial pronostica tan solo un 1,5 % para 2025 y un 0,8 % para 2026. El Fondo Monetario Internacional es aún más pesimista, anticipando un crecimiento de tan solo el 0,9 % para 2025.
Esta desaceleración se debe principalmente a que el banco central ruso ha frenado drásticamente su política monetaria. Los altos tipos de interés, actualmente en el 18%, están asfixiando la economía, ya que los préstamos se están volviendo inasequibles y amenazan con una ola de quiebras corporativas que también podría afectar a las grandes corporaciones.
A largo plazo, el desarrollo económico de Rusia seguirá siendo inferior al que el país podría haber logrado sin la guerra y las sanciones. En términos de pérdida de crecimiento económico potencial, la guerra podría incluso costarle a Rusia 1,3 billones de dólares, según las proyecciones de crecimiento para 2026.
Perspectivas económicas de Ucrania
Las previsiones a corto plazo para Ucrania también son cautelosas. Para 2025, se prevé un crecimiento económico de tan solo alrededor del 2 % en comparación con el año anterior. El Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena incluso predice un mayor deterioro de las perspectivas económicas, debido principalmente a la destrucción de infraestructuras críticas y al agravamiento de la escasez de mano de obra.
Incluso con supuestos optimistas, es probable que el PIB real en 2025 sea aproximadamente un 20 % inferior al nivel de preguerra de 2021. En el mejor de los casos, se espera un retorno a los niveles de preguerra para 2033. En general, se espera que la economía ucraniana se mantenga un 17 % por debajo de los niveles de preguerra en términos reales en 2026.
Sin embargo, los efectos a largo plazo son aún más graves. La crisis demográfica marcará a Ucrania durante décadas. La población ha disminuido de 51,9 millones en 1991 a aproximadamente 37,6 millones en 2023. Si consideramos solo el territorio controlado por el gobierno, la población es aún menor: 32,6 millones.
La reconstrucción como oportunidad
A pesar de los enormes desafíos, la reconstrucción planificada de Ucrania también ofrece oportunidades para el desarrollo económico sostenible. Los conceptos de reconstrucción se basan en gran medida en energías renovables y tecnologías verdes. Ciudades como Trostyanets, en la región de Sumy, se esfuerzan por convertirse en ciudades modelo verdes y convertir su suministro energético íntegramente a fuentes renovables.
Ucrania tiene un gran potencial para localizar capacidades de producción en cadenas de valor verdes como la energía solar, la energía eólica y la tecnología de baterías. La combinación de materias primas nacionales, una mano de obra cualificada y la demanda de la UE podría contribuir a la recuperación económica y a la integración en las cadenas de suministro europeas.
El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo ha presentado en Ucrania un Mecanismo de Reducción de Riesgos de las Energías Renovables, diseñado para proteger a los inversores de las fluctuaciones de precios en el mercado eléctrico ucraniano. Estos instrumentos son cruciales para movilizar la inversión privada en la reconstrucción.
La resiliencia económica de ambos países
Tras más de tres años de guerra, ambas economías demuestran resiliencia y debilidades estructurales. Rusia se benefició inicialmente del auge económico provocado por la guerra, pero ahora enfrenta importantes problemas estructurales. La transición a una economía de guerra impulsó el crecimiento a corto plazo, pero obstaculizó los objetivos de crecimiento a largo plazo y desequilibró la economía.
Tras el impacto inicial, Ucrania ha demostrado una resiliencia notable y ha estabilizado su economía. Sin embargo, depende en gran medida del apoyo internacional y enfrenta enormes desafíos demográficos y de infraestructura.
Ambos países pueden sostener económicamente la guerra durante un tiempo, aunque a costos muy diferentes. Rusia cuenta con mayores reservas financieras, pero sufre las distorsiones estructurales de la economía de guerra y un creciente aislamiento internacional. Ucrania es más vulnerable, pero recibe apoyo internacional continuo y ya ha adaptado su economía a las condiciones de la guerra.
A largo plazo, la guerra supondrá enormes costes para ambos países. Para Rusia, esto supone una mayor desvinculación de la economía global y problemas estructurales que seguirán repercutiendo durante años tras el fin de la guerra. Para Ucrania, se trata nada menos que de la reconstrucción completa del país en condiciones demográficas y económicas completamente nuevas. El apoyo internacional será crucial no solo para estabilizar a Ucrania, sino también para lograr una modernización sostenible.
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