Cierre del gobierno estadounidense: la debilidad fatal de Estados Unidos: ¿Por qué la seguridad de Europa pende ahora de un hilo?
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Publicado el: 10 de noviembre de 2025 / Actualizado el: 10 de noviembre de 2025 – Autor: Konrad Wolfenstein

Cierre del gobierno estadounidense: la debilidad fatal de Estados Unidos: ¿Por qué la seguridad de Europa pende de un hilo? – Imagen: Xpert.Digital
Parálisis estratégica en Occidente: Los costes ocultos del cierre del gobierno estadounidense para la seguridad de Europa y la supervivencia de Ucrania
Armamento estadounidense bloqueado por valor de 5.000 millones de dólares: una ley estadounidense se convierte en una trampa mortal para Ucrania.
Mientras que el estruendo de la artillería y los drones define la guerra en el frente ucraniano, una amenaza mucho más sutil, pero potencialmente decisiva, se desarrolla a miles de kilómetros de distancia: el cierre del gobierno estadounidense. Este estancamiento político interno en Estados Unidos se está convirtiendo en un arma silenciosa en el arsenal geopolítico de Rusia, dejando al descubierto las profundas grietas estructurales en los cimientos de la arquitectura de seguridad occidental. No se trata de un fallo administrativo temporal, sino de una parálisis estratégica que pone directamente en peligro la supervivencia de Ucrania y destruye la ilusión de seguridad de Europa.
Las consecuencias ya son dramáticas y cuantificables: envíos de armas por valor de más de cinco mil millones de dólares, incluyendo sistemas esenciales como lanzacohetes HIMARS y sistemas de defensa aérea Aegis, están bloqueados. La razón no es la falta de materiales ni de dinero, sino el colapso de los procesos administrativos en el Departamento de Defensa de Estados Unidos, donde un gran número de los funcionarios responsables se encuentran de baja sin sueldo. Esta catástrofe burocrática golpea a Ucrania en un momento de crisis existencial, cuando el consumo de municiones supera con creces la producción occidental y las líneas del frente amenazan con colapsar sin un suministro constante.
Al mismo tiempo, la crisis supone una brutal llamada de atención para Europa. A pesar del enorme aumento del gasto en defensa, el estancamiento revela la fatal dependencia del continente respecto a Estados Unidos, no solo como proveedor de armas, sino también como garante de su control administrativo. Para los Estados bálticos y Polonia, esto es más que un problema estratégico; es una amenaza existencial. Este texto analiza cómo la disfunción interna de Estados Unidos está reconfigurando el frente en Ucrania, las capacidades de defensa de Europa y el equilibrio de poder global, y por qué las verdaderas consecuencias de este estancamiento solo se harán plenamente evidentes en los próximos meses.
Actualización 10/11/2025 | Más información aquí:
- Crisis sistémica en el corazón del poder mundial: disputa presupuestaria en EE. UU., pero ahora se vislumbra el fin del cierre del gobierno estadounidense.
El colapso administrativo como arma geopolítica
El cuadragésimo día del cierre del gobierno estadounidense revela un fenómeno cuyo sutil poder eclipsa en importancia al conflicto militar directo: el uso de la parálisis interna como arma geopolítica indirecta. Mientras que los combates entre bases de artillería y frentes de batalla acaparan la atención inmediata de la comunidad internacional, una catástrofe silenciosa se desarrolla dentro del aparato administrativo de Estados Unidos, cuyos efectos se multiplicarán durante semanas y meses. El bloqueo de envíos de armas por valor de más de cinco mil millones de dólares no es simplemente una demora temporal, sino un fallo estructural en la intersección entre la política interna y exterior estadounidense, que pone en peligro los cimientos de la alianza de la OTAN.
El Departamento de Estado opera actualmente con solo una cuarta parte de su personal habitual en la crucial División de Asuntos Político-Militares. Esto no es una deficiencia administrativa, sino una desintegración funcional de un complejo mecanismo de aprobación. Las leyes estadounidenses sobre datos de exportación de armas exigen la notificación y una revisión exhaustiva por parte del Congreso antes de cualquier venta de armas. Estos procedimientos, que funcionan como sólidos controles institucionales en tiempos de paz, resultan prácticamente imposibles de llevar a cabo con tres cuartas partes del personal ausente. Los empleados del Departamento de Estado que normalmente informan a los comités del Congreso y supervisan los procesos de aprobación se encuentran de baja sin sueldo. El resultado no es solo una demora, sino una paralización total del proceso de aprobación.
Los sistemas de armas en cuestión no son equipos militares periféricos, sino capacidades estratégicas centrales. Los lanzacohetes HIMARS, que ofrecen capacidades de largo alcance y alta precisión, los misiles aire-aire AMRAAM para el combate aéreo y los sistemas de defensa aérea Aegis para la defensa aérea territorial constituyen la columna vertebral de la moderna arquitectura de defensa aérea europea. El hecho de que estos sistemas estén destinados nominalmente a países de la OTAN como Polonia, Dinamarca y Croacia oculta la realidad política: una cantidad significativa de este equipo se transfiere a Ucrania inmediatamente después de su recepción, ya sea mediante compras secundarias o entrega directa. El canal indirecto a través de los países de la OTAN es una estructura administrativa que, de facto, permite un suministro continuo de armas estadounidenses a Kiev sin afectar directamente el programa de ayuda estadounidense a Ucrania.
La situación de cierre representa un cambio paradigmático en lo que podría denominarse análisis de criticidad. En los análisis tradicionales de las cadenas de suministro de armas, los cuellos de botella se definen por la escasez de recursos físicos, la capacidad de producción o las limitaciones logísticas. En este caso, no es la producción ni los materiales lo que falta, sino la capacidad administrativa para gestionar el sistema en sí. Las armas existen, se han pagado y están listas para su envío; sin embargo, un tercio de los funcionarios necesarios están de baja sin cobrar. Esta es una lección sobre la fragilidad institucional que debería ser de vital importancia para la planificación estratégica de Europa.
Europa bajo presión inmediata: deficiencias en la defensa y la ilusión de fuerza
La actual crisis de confinamiento está afectando a Europa en un momento de extrema vulnerabilidad. El estado de la defensa europea, analizado exhaustivamente por analistas e institutos estratégicos, revela un déficit fundamental entre los recursos nominales y las capacidades militares reales. La Unión Europea, que oficialmente opera con presupuestos de defensa equivalentes al 2,1% del PIB, demuestra, tras un análisis más detallado, ser incapaz de cumplir sus objetivos declarados en materia de seguridad.
El principal obstáculo reside en la producción de munición. La capacidad de producción europea de munición para artillería de 155 mm aumentó de aproximadamente 300 000 proyectiles anuales a una cifra proyectada de 2 millones entre 2022 y 2025. Este incremento, por muy drástico que parezca sobre el papel, oculta una realidad incómoda: Rusia produce entre tres y cuatro veces más munición de artillería que Europa y sus aliados juntos. El desequilibrio estratégico en este ámbito fundamental de la guerra no se debe a un atraso tecnológico, sino a la configuración estructural de las industrias armamentísticas europeas durante tres décadas de beneficios de la paz.
Polonia, como principal proveedor europeo de gasto militar, con presupuestos de defensa proyectados entre el cuatro y el cuatro y cinco por ciento del PIB, ha realizado inversiones masivas en sistemas estratégicos. La adquisición de 486 lanzadores HIMARS, 250 tanques M1A2 SEPv3 Abrams y sistemas de defensa aérea Patriot, sin duda, transforma a Polonia en una potencia militar significativamente más fuerte en términos numéricos. Sin embargo, esta modernización conlleva una dependencia crítica de las cadenas de suministro estadounidenses. Estados Unidos no solo es el principal proveedor de armas, sino que, mediante su control sobre los procesos de aprobación, las licencias de exportación y los componentes, constituye el principal obstáculo por el que deben pasar todos los programas de modernización estratégica de Europa.
El cierre del gobierno pone de manifiesto una realidad sutil pero fatal: si bien Europa puede ser solvente y haber firmado contratos de suministro, la capacidad administrativa de Estados Unidos para cumplirlos no es automáticamente estable. El error radica en suponer que el dinero y los contratos garantizan las entregas. Esto no sucede si colapsan los procesos políticos en el país proveedor. Esto es especialmente cierto en el caso de las armas, donde la revisión del Congreso es obligatoria por ley.
Los Estados bálticos se encuentran en una situación particularmente precaria. Estonia, Letonia y Lituania comparten aproximadamente 1.064 kilómetros de frontera con Rusia y Bielorrusia. El corredor de Suwałki, de tan solo 70 kilómetros de ancho, que separa Bielorrusia del enclave ruso de Kaliningrado, es la única conexión terrestre entre los Estados bálticos y el resto del territorio de la OTAN. Ejercicios de simulación militar realizados por estrategas de la OTAN han demostrado que Estonia podría ser penetrada por una invasión rusa convencional en menos de 48 horas. Los refuerzos necesarios tendrían que ser transportados a través de este precario corredor o tomar la ruta marítima, más peligrosa, a través del mar Báltico, donde las capacidades aéreas y navales rusas, operando desde Kaliningrado, representan una amenaza considerable.
Para los Estados bálticos, la dependencia del suministro de armamento estadounidense no es solo un elemento de su estrategia general, sino su fundamento mismo. Cualquier retraso en la entrega de sistemas críticos reduce el margen de tiempo para que lleguen los refuerzos y se pueda repeler un ataque sorpresa soviético. El cierre actual, aunque presumiblemente temporal, envía un mensaje inequívoco: la capacidad institucional de Estados Unidos para apoyar a sus aliados más pequeños está fragmentada y es vulnerable a crisis internas que no guardan relación directa con su política exterior.
Las investigaciones sobre la preparación defensiva europea realizadas por el Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad (SWP) y otras instituciones similares demuestran que las principales carencias de capacidad de Europa no radican principalmente en sistemas de alta tecnología, sino en recursos materiales básicos como munición, combustible y suministros logísticos de consumo rápido. Una guerra de alta intensidad agotaría estas reservas en cuestión de días. Las fábricas de armamento europeas pueden reproducir estos recursos, pero esta reproducción se retrasa y colapsa si fallan componentes externos. El aparato industrial estadounidense, precisamente por su avanzado estado de conservación, está profundamente integrado en las cadenas de suministro europeas. Muchos sistemas europeos dependen de la electrónica, los sensores y otros componentes críticos estadounidenses. Un colapso del aparato administrativo estadounidense, incluso si durara solo unas semanas, podría paralizar la producción europea en un plazo crítico para la guerra.
Ucrania al borde del agotamiento material
Mientras Europa sufre una debilidad latente, Ucrania opera bajo una crisis material inmediata. El país consume munición de artillería de 155 milímetros a un ritmo que supera incluso la creciente capacidad de producción estadounidense. Según análisis del Pentágono, el ejército ucraniano dispara en cuestión de días más proyectiles de artillería de los que produce la Planta de Municiones del Ejército de Scranton en un mes. Este es el problema matemático central del conflicto actual: el ritmo de consumo supera permanentemente el ritmo de producción de Occidente.
La estrategia estadounidense para paliar esta crisis se centra en un esfuerzo triple: primero, la construcción de nuevas instalaciones de producción; segundo, el aumento de la capacidad de las fábricas existentes; y tercero, la coordinación de la producción europea. El Pentágono ha anunciado planes para incrementar la producción estadounidense de munición a 100 kilogramos mensuales de proyectiles de 155 milímetros para finales de 2025. Esto sería posible principalmente gracias a una nueva fábrica de General Dynamics Ordnance and Tactical Systems, la primera fábrica de munición estadounidense de gran envergadura desde el inicio de la guerra.
Estas cifras, sin embargo, resultan ilusorias si se comparan con el consumo real. Según estimaciones de expertos, Ucrania necesita aproximadamente un millón de proyectiles de 155 milímetros para tan solo noventa días de guerra de alta intensidad. Este es un mínimo para garantizar la continuidad operativa, no para operaciones ofensivas. Cien kilogramos mensuales equivalen a 1,2 millones de proyectiles anuales. Esta cantidad representa el mínimo indispensable para un país que no busca reconquistar nuevos territorios, sino simplemente defender posiciones existentes frente a un enemigo superior.
Por consiguiente, Ucrania ha expandido enormemente su programa de producción de municiones. En julio de 2023, produjo más municiones que en los doce meses del año anterior. Sin embargo, este esfuerzo nacional solo puede cubrir parcialmente el déficit. El país depende, por lo tanto, completamente de los suministros occidentales. La Unión Europea se comprometió a entregar un millón de proyectiles de 155 mm, pero solo se ha entregado aproximadamente la mitad. Este patrón se repite: los compromisos superan sistemáticamente las entregas.
En este contexto, el cierre actual no es un mero retraso, sino una crisis. Si los suministros no llegan en las próximas semanas, la artillería ucraniana se verá obligada a permanecer inactiva. Esto implica no solo una menor potencia de fuego, sino también una defensa debilitada y la total incapacidad para lanzar contraataques. Tal escenario brindaría a las fuerzas rusas, que ya cuentan con un excedente de munición, la oportunidad de obtener avances territoriales. Incluso si el cierre terminara en cuestión de semanas, las condiciones tácticas en el frente habrán cambiado.
La escasez de municiones en Ucrania es un problema conocido, pero se está volviendo aún más acuciante bajo presión. Los analistas describen la situación como una transición de una guerra de maniobras a una guerra de desgaste, en la que el bando con mejores suministros de municiones tiene una ventaja estructural. Rusia, a pesar de las sanciones y las deficiencias industriales, ostenta esta ventaja. La dependencia de Ucrania de los suministros occidentales implica que cualquier interrupción, ya sea administrativa o física, tiene consecuencias operativas inmediatas.
Otro factor es la calidad frente a la cantidad de artillería. Mientras que Rusia utiliza munición rápida producida en masa, a menudo con mecanismos de control de calidad cuestionables, Ucrania emplea estratégicamente munición occidental, más precisa, contra objetivos de alto valor. La escasez de munición occidental obliga a Ucrania a operar a menor escala, lo que reduce su eficacia. Este es un aspecto cualitativo de la guerra material que suele pasarse por alto en los análisis estadísticos.
La consecuencia inmediata es una acelerada merma física de las fuerzas armadas ucranianas. Los comandantes de campo ya informan que la disponibilidad de munición es un factor decisivo en la planificación táctica. La escasez está provocando una parálisis psicológica, con comandantes reacios a usar la artillería por temor a que las reservas locales se agoten en momentos críticos. Esto los coloca en desventaja frente a los comandantes rusos, quienes, si bien disparan con ineficiencia, al menos tienen la ventaja de utilizar la superioridad numérica para compensar la falta de precisión.
Hub para seguridad y defensa: asesoramiento e información
El Hub para la Seguridad y la Defensa ofrece asesoramiento bien fundado e información actual para apoyar efectivamente a las empresas y organizaciones para fortalecer su papel en la política europea de seguridad y defensa. En estrecha conexión con el grupo de trabajo de las PYME Connect, promueve pequeñas y medianas empresas (PYME) en particular que desean ampliar aún más su innovadora fuerza y competitividad en el campo de la defensa. Como punto de contacto central, el Hub crea un puente decisivo entre las PYME y la estrategia de defensa europea.
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Cierre del gobierno estadounidense: ¿Por qué cobra mayor importancia la dependencia de Europa?
La catástrofe de la industria armamentística europea: parálisis estructural en lugar de dinamismo
La respuesta europea a la crisis de municiones revela deficiencias fundamentales en la industria armamentística europea, que solo pueden abordarse parcialmente mediante financiación. La base tecnológica e industrial de defensa europea se diseñó para un dividendo de paz de 30 años. La mayoría de las empresas armamentísticas europeas operan bajo un modelo de fabricación por contrato: producen únicamente bajo pedido, no para mantener existencias. Esto genera largas cadenas de suministro y plazos de entrega de varios meses.
Esto tenía sentido económico en tiempos de paz. Reducía el capital inmovilizado y los costos de almacenamiento. Pero en tiempos de guerra, este diseño es fatal. Para cuando se realiza un pedido, las cadenas de suministro ya están saturadas. Las materias primas como explosivos, propelentes y metales son escasas y caras. Los proveedores especializados que fabrican componentes como detonadores o sensores no pueden aumentar repentinamente la producción de los niveles de tiempos de paz a los de tiempos de guerra sin inversiones masivas y la contratación de personal cualificado.
La industria armamentística europea ha identificado aproximadamente quince productores en once Estados miembros. Muchas de estas empresas ya están sujetas a contratos vigentes y compromisos de exportación. Por lo tanto, la capacidad adicional disponible es inferior a la capacidad total nominal. Este es un punto que suele pasarse por alto: una empresa con una capacidad total de diez mil cartuchos al mes no puede destinar inmediatamente los diez mil a nuevos pedidos si ocho mil ya están comprometidos con contratos a largo plazo.
Rheinmetall, el mayor productor de municiones de Europa, ha realizado importantes inversiones para ampliar su capacidad, incluyendo la adquisición y el traslado de instalaciones a Ucrania. Si bien estas inversiones son rentables a largo plazo, a corto plazo inmovilizan capital y personal cualificado en edificios y organizaciones que aún no son productivos. El ciclo de producción de las nuevas plantas es de al menos dos años, desde la planificación hasta alcanzar su plena capacidad.
El problema principal radica en la fragmentada estrategia de compras europea. Mientras que Estados Unidos puede centralizar sus compras, con un único pedido que destina cientos de millones a una fábrica, los estados europeos negocian por separado. Polonia compra de forma distinta a Alemania, Francia de forma distinta a los países bálticos. Esto genera ineficiencias y se pierden las economías de escala. Las cadenas de suministro no están diseñadas para soportar los volúmenes europeos, sino para atender nichos de mercado nacionales específicos.
La Comisión Europea ha puesto en marcha varias iniciativas de coordinación, como la Ley de Apoyo a la Producción de Municiones (ASAP) y la Ley Europea de Refuerzo de la Industria de Defensa mediante Adquisiciones Comunes (EDIRPA). Si bien estas iniciativas tienen un gran significado simbólico, su alcance operativo es limitado. La EDIRPA destina 500 millones de euros. Según analistas europeos, esta cantidad es insignificante en comparación con el presupuesto total de defensa y las inversiones necesarias. Además, la disponibilidad de estos fondos suele estar condicionada a negociaciones políticas y procedimientos de la UE, lo que ralentiza su desembolso.
Otro problema estructural es la falta de coordinación entre los ministerios de defensa y la industria armamentística privada. Las empresas armamentísticas europeas suelen desconocer la demanda a medio plazo, lo que les impide invertir de forma fiable en la ampliación de su capacidad. El primer paso para resolver este problema es que los gobiernos se comprometan por escrito a adquirir cantidades específicas durante varios años. Sin embargo, los Estados europeos, sujetos al Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, tienen menos margen de maniobra que Estados Unidos para incumplir dichos compromisos a largo plazo.
El resultado es un círculo vicioso. Sin garantías de demanda, las empresas invierten menos, lo que limita su capacidad. La capacidad limitada genera precios altos. Los precios altos dificultan las adquisiciones públicas. Las adquisiciones limitadas reducen la inversión. Este ciclo lleva tres décadas arraigado. No se puede resolver con estímulos monetarios a corto plazo, sino que requiere una reforma estructural a largo plazo.
El Pentágono pondrá a prueba un nuevo enfoque. Bajo la dirección del nuevo Secretario de Defensa, Estados Unidos ofrecerá incentivos financieros directos a los contratistas privados de defensa para acelerar su producción. El Pentágono también fomentará la asunción de riesgos para que las empresas puedan expandirse con mayor rapidez. Esto podría funcionar, ya que el gobierno estadounidense cuenta con los recursos financieros necesarios y ha demostrado su voluntad de aplicarlos. Sin embargo, existe el riesgo de que esta intervención directa frene la innovación. Las empresas que se centran principalmente en los contratos gubernamentales podrían invertir menos en tecnologías de vanguardia, dado que las ganancias a corto plazo están garantizadas mediante la producción gubernamental.
Europa, por otro lado, carece tanto de los recursos financieros como de la coherencia institucional necesarios para implementar reformas tan rápidas. El resultado será que Estados Unidos podrá aumentar su producción de armas más rápidamente que Europa, creando una mayor dependencia europea del suministro de armamento estadounidense, precisamente en un momento en que Estados Unidos se muestra más inestable políticamente a nivel interno.
Implicaciones geopolíticas: El declive del socio fiable
El cierre del gobierno y sus implicaciones para el suministro de armas tienen importantes dimensiones geopolíticas que trascienden la situación militar inmediata. Señala un cambio en el orden internacional, en el que ya no se puede dar por sentada la fiabilidad de Estados Unidos como fuerza constante. Esto no es nuevo para países como China o Rusia, que desde hace tiempo comprenden que las garantías de seguridad estadounidenses están sujetas a complejos cálculos de política interna y exterior. Pero para los países europeos, que desde 1945 han confiado en la idea de que la intervención estadounidense es prácticamente automática, esta es una realidad incómoda.
Rusia seguirá de cerca esta evolución. El Kremlin lleva tiempo identificando la falta de cohesión de la OTAN como su talón de Aquiles. Unos Estados Unidos divididos internamente y con dificultades para gestionar el suministro de armas resultan menos creíbles que una gran potencia que opera sin parálisis interna. Esto no implica necesariamente que Rusia recurra de inmediato a la acción militar. Sin embargo, podría reducir el umbral de provocación. Las provocaciones fronterizas, junto con operaciones híbridas, podrían intensificarse para poner a prueba la resistencia europea y profundizar las divisiones internas.
Es probable que China adopte un enfoque igualmente cauto. El hecho de que Estados Unidos pudiera poner en riesgo su capacidad de suministrar armas con prontitud sugiere que un conflicto en Taiwán podría derivar en un escenario donde el apoyo estadounidense no sería automático ni inmediato. Esto podría modificar los cálculos de Pekín respecto al uso de la fuerza militar, ya que el costo potencial de una intervención estadounidense se vería reducido por la posibilidad de que Estados Unidos no pudiera responder con rapidez debido a limitaciones políticas internas.
El fenómeno principal, sin embargo, es una fuerza centrípeta que tira de Europa desde el exterior: una América que era necesaria, fiable y que marcaba tendencia. El cierre del gobierno revela la ausencia de esta centralidad. Por lo tanto, Europa debe acelerar el desarrollo de su autonomía estratégica. El Libro Blanco de la Unión Europea sobre Preparación para la Defensa 2030 y los documentos estratégicos asociados constituyen intentos de crear esta autonomía. Pero su implementación llevará años. Y la crisis de seguridad podría llegar antes de que el ritmo de las reformas europeas lo permita.
Otro factor geopolítico es la capacidad comercial. La venta de armas no es mera transacción militar, sino un instrumento de poder político e influencia económica. Los países que dependen de los sistemas armamentísticos estadounidenses se ven obligados a considerar los intereses de Estados Unidos en su política exterior. Si Estados Unidos no cumple con su cometido, la fuerza vinculante de sus ventas de armas se ve mermada. Paradójicamente, esto podría impulsar a los estados europeos a recurrir a otras fuentes de suministro, fragmentando aún más la esfera geopolítica.
Repercusiones económicas para la industria de defensa estadounidense
Las consecuencias internas del cierre del gobierno para la industria de defensa estadounidense también son significativas. Los principales contratistas de defensa, como Lockheed Martin, Raytheon Technologies (RTX), Northrop Grumman y Boeing, son piezas clave de una compleja cadena de suministro que puede colapsar si no se cumplen las normativas. El Departamento de Defensa controla las licencias de exportación aprobadas. Las empresas no pueden realizar envíos sin estas licencias. Durante el cierre, estas licencias quedan en suspenso.
Esto tiene varias consecuencias económicas. En primer lugar, el flujo de caja de estas empresas se ve afectado. Un contrato de Lockheed Martin por valor de cientos de millones podría no llegar a pagarse si se retrasan los envíos y no se obtienen las aprobaciones necesarias. Esto repercute en los informes trimestrales y, potencialmente, en el precio de las acciones. Los analistas de mercado que consideran los envíos como indicadores de rendimiento tendrán que ajustar sus expectativas.
En segundo lugar, ejerce presión sobre los proveedores. Las pequeñas y medianas empresas que suministran componentes a grandes contratistas de defensa suelen operar con una liquidez limitada. Si el cliente principal no paga debido a retrasos regulatorios, estos proveedores se ven obligados a ralentizar la producción o incluso a despedir trabajadores. Esto genera un efecto dominó de ineficiencias en toda la cadena de suministro.
En tercer lugar, el cierre genera incertidumbre respecto a la utilización de los recursos. Las empresas que contemplan invertir en la producción de defensa ahora se enfrentan a un sistema que no funciona de forma fiable. Esta situación podría desalentar futuras inversiones privadas, lo que, paradójicamente, impediría al Pentágono alcanzar su objetivo de aumentar la capacidad mediante la inversión privada.
El Pentágono intenta revertir esta dinámica mediante incentivos financieros directos. Fomentará la inversión privada e invertirá más directamente en estructuras corporativas. Esto podría funcionar a medio plazo, pero a corto plazo, el cierre del gobierno ya habrá sembrado incertidumbre. La decisión del Pentágono de adquirir participaciones en importantes empresas de defensa es sintomática de esta incertidumbre. Una economía de mercado basada en la confianza no requeriría tal propiedad estatal, ya que los beneficios privados proporcionarían incentivos suficientes.
El colapso de Ucrania: Escenarios de colapso a medio plazo
El peor escenario para Ucrania derivado del cese al fuego es un colapso militar gradual. Si este se prolonga más de cuatro a seis semanas, las reservas de munición ucranianas se agotarán. Esto conllevaría una situación en la que la artillería ucraniana quedaría prácticamente limitada a situaciones de emergencia, en las que solo se autorizarían disparos de máxima importancia estratégica.
En este escenario, Rusia lanzaría una ofensiva aprovechando sus líneas del frente actuales. Con la protección de la artillería ucraniana reducida, las unidades de infantería rusas podrían avanzar, enfrentándose inicialmente a un fuego de respuesta limitado. Esto se traduciría en ganancias territoriales para Rusia difíciles de recuperar, incluso después de que se reanudara el suministro de municiones.
Un escenario así tendría varias vías de escalada. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, podría verse presionado por Estados Unidos o países europeos para iniciar negociaciones que minimicen la destrucción causada por la guerra. Esto constituiría, de facto, una victoria rusa en la que Putin conservaría sus conquistas territoriales e impondría un alto el fuego. Si bien esto sería políticamente inaceptable para Occidente, militarmente podría ser la consecuencia lógica si no se reabastecen los suministros de municiones.
Una segunda posible escalada es la amenaza nuclear. Si Ucrania llega a un punto muerto militar, fuerzas dentro de Ucrania o la alianza occidental podrían abogar por escenarios más drásticos. Esto podría conducir a una escalada convencional, con la intervención directa de Occidente en el conflicto, o a amenazas nucleares. Si bien tales escenarios pueden parecer exagerados, son bastante reales en la planificación militar y estratégica.
El escenario más probable, sin embargo, es el de una guerra de trincheras, en la que ambos bandos se encuentran en una situación de pobreza similar. Rusia dispone de menos munición de la que desearía, pero más que Ucrania. Ucrania, obligada a aceptar retrasos en el suministro de munición, se ve inmersa en una guerra de desgaste, cada vez más desfavorable para el bando demográficamente más débil (Ucrania tiene una población menor). Esto conlleva un debilitamiento lento y gradual de la posición ucraniana a lo largo de semanas y meses. Las pérdidas territoriales en este escenario serían graduales, no drásticas, pero sí significativas en conjunto.
Opciones europeas y sus límites
Los países europeos tienen opciones limitadas ante el cierre administrativo estadounidense. Pueden aumentar su propia producción de municiones, pero esto lleva tiempo. Pueden adquirir las reservas estadounidenses de municiones, pero estas son limitadas y están sujetas a procesos de aprobación. Pueden integrar más estrechamente sus industrias de defensa, pero la resistencia institucional y nacional dificulta esta integración.
Alemania, tradicionalmente reacia al gasto en defensa, se ha comprometido a invertir más. Sin embargo, la industria alemana también está sujeta a limitaciones de capacidad. Francia cuenta con una industria de defensa nacional, pero depende de componentes estadounidenses en muchos ámbitos. Polonia es la que más invierte, pero su industria es demasiado pequeña para abastecer a Europa por sí sola.
La respuesta europea probablemente será multidireccional. En primer lugar, los estados europeos intentarán presionar al Pentágono para que ponga fin rápidamente al cierre administrativo. Se trata de un proceso político que Europa no controla directamente, por lo que implicará una especie de súplica. En segundo lugar, los países europeos aumentarán aún más sus presupuestos de defensa, en particular los destinados a municiones y bienes de consumo de alta rotación. En tercer lugar, intentarán consolidar sus industrias de defensa con mayor celeridad. En cuarto lugar, y de forma implícita, comenzarán a desarrollar planes estratégicos menos dependientes de los suministros estadounidenses. A largo plazo, esto significa una industria de defensa europea más independiente, pero a corto plazo, una estrategia europea más defensiva.
La Línea de Defensa Báltica, un proyecto para la infraestructura de defensa integrada de los Estados bálticos, cobrará mayor urgencia. Se fomentarán las inversiones en capacidad de producción local y el almacenamiento de armamento. Países como Dinamarca y Croacia, afectados por el cierre de actividades, reevaluarán sus planes de rearme. Esto podría implicar priorizar la planificación de adquisiciones a largo plazo con proveedores europeos sobre la necesidad de priorizar las armas de entrega rápida.
De garante a brecha: Cómo la inestabilidad de EE. UU. está perjudicando las capacidades de defensa de Europa.
El cierre del gobierno estadounidense y su impacto en el suministro de armas no es un mero fallo administrativo. Revela profundas fracturas estructurales en Occidente. El sistema de la OTAN, construido sobre la base de un liderazgo estadounidense coherente y fiable, se está fragmentando por la discordia interna. Europa ha dependido de un orden de seguridad que no pudo crear por sí misma y ahora se encuentra en un estado de inseguridad donde el garante es frágil.
Ucrania se encuentra bajo una presión existencial directa. La escasez de municiones implica debilidad militar. Esta debilidad podría acarrear pérdidas territoriales que alterarían fundamentalmente el mapa geopolítico y legitimarían implícitamente el modelo ruso de «nuevo imperialismo zarista».
La industria de defensa europea, ya de por sí subóptima debido a su configuración en tiempos de paz, se ve ahora obligada a aumentar su capacidad de forma rápida y masiva. Esto tendrá éxito, pero el precio será alto, en forma de inflación en los presupuestos de defensa, ineficiencias en la cadena de suministro y costes de oportunidad económica derivados de la desviación de inversiones.
Estados Unidos se enfrenta a la realidad de que la fragmentación política interna socava su capacidad de proyección de poder global. El Pentágono puede elaborar planes para la producción de armamento, pero si el Departamento de Defensa no funciona, esos planes se quedan en meros planes.
El cierre es temporal, pero sus consecuencias serán duraderas. Europa no volverá a confiar ciegamente en Estados Unidos. Ucrania desarrollará un mayor escepticismo hacia las promesas occidentales. Y el orden internacional se debilitará, ya que el garante hegemónico ha demostrado ser poco fiable.
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