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Idealismo alemán y pragmatismo chino: la descarbonización de China entre el cálculo estratégico y la influencia global

Publicado el: 22 de noviembre de 2024 / Actualización desde: 22 de noviembre de 2024 - Autor: Konrad Wolfenstein

Idealismo alemán y pragmatismo chino: la descarbonización de China entre el cálculo estratégico y la influencia global

Idealismo alemán y pragmatismo chino: la descarbonización de China entre el cálculo estratégico y la influencia global - imagen creativa: Xpert.Digital

La transición energética de China: entre el cálculo estratégico y la influencia global

China está en el centro de una impresionante transición energética que no se debe tanto a una pura conciencia ambiental sino que está impulsada principalmente por intereses estratégicos y económicos. Con el objetivo de consolidar su posición como potencia económica mundial líder, el país está utilizando la transformación de su sector energético no solo para descarbonizar, sino también como una herramienta para fortalecer el poder geopolítico y el dominio tecnológico.

Los ambiciosos objetivos climáticos y el progreso de China

Los objetivos climáticos de China son ambiciosos: el país aspira a convertirse en climáticamente neutral para 2060. Para lograr estos objetivos, China depende de una reestructuración masiva de su suministro energético, que se caracteriza por una notable expansión de las energías renovables. En 2023 se instalaron la impresionante cantidad de 400 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía solar y eólica, lo que redujo la dependencia del carbón en un 7%. Se prevé que para 2035 alrededor del 65% de la generación de electricidad podría provenir de fuentes de energía limpias.

Al mismo tiempo, la energía nuclear desempeña un papel crucial en la combinación energética de China. El país tiene actualmente 58 GW de capacidad de energía nuclear instalada, pero está planeando una expansión drástica. Para 2030, se espera que China supere a Francia y Estados Unidos como principal productor de energía nuclear. Cada año se construirán unos diez nuevos reactores, lo que significa que en los próximos 15 años se podrían construir más de 150 nuevas plantas. Esta estrategia no sólo permite a China reducir aún más la generación de energía a partir de carbón, sino también garantizar la estabilidad de su sistema energético. La energía nuclear proporciona un suministro de carga base confiable que compensa las fluctuaciones de la energía renovable.

Sin embargo, la atención sigue estando claramente puesta en las energías renovables. La proporción de la energía nuclear en la generación de electricidad ronda actualmente el 5%, pero se espera que aumente en los próximos años. Esta combinación de energía solar, eólica y nuclear es parte de un enfoque integral para lograr la neutralidad climática y garantizar la seguridad energética.

Mientras Occidente debate, China despega y se convierte en una superpotencia de coches eléctricos.

En los últimos años, China se ha consolidado constantemente como pionera mundial en el campo de la electromovilidad. Este es el resultado de una política industrial estratégica, inversiones masivas y una visión clara del futuro de la industria automotriz. Si bien las ventajas y desventajas de los automóviles eléctricos todavía se debaten en Alemania y otros países occidentales, China ya ha tomado medidas decisivas para avanzar en la transición a los vehículos eléctricos.

Mientras aquí todavía estamos debatiendo el sentido y el sinsentido de los coches eléctricos y evocando un declive económico con el fin de los motores de combustión, China está totalmente comprometida con los coches eléctricos y ya lo está implementando de forma consistente. ¿Por qué nadie quiere ver esto?

El foco de China en la electromovilidad

1. Penetración de mercado y cifras de ventas

En julio de 2024, los coches eléctricos (incluidos los híbridos enchufables) alcanzaron por primera vez una cuota de mercado de más del 50% en nuevas matriculaciones en China. En total, solo en el primer semestre de 2024 se vendieron casi cinco millones de los llamados vehículos de nuevas energías (NEV), un aumento del 32% en comparación con el año anterior.

Marcas nacionales como BYD y Li Auto dominan el mercado y establecen nuevos récords de ventas. Los fabricantes alemanes, por el contrario, luchan por mantener su cuota de mercado.

2. Apoyo político

El gobierno chino está promoviendo la electromovilidad a través de subsidios, exenciones fiscales y una política de matriculación preferencial para coches eléctricos en las principales ciudades. Estas medidas han seguido impulsando la demanda a pesar de la pérdida de los subsidios centrales a finales de 2022.

El objetivo es que al menos la mitad de todos los coches vendidos sean eléctricos para 2025, un objetivo que originalmente sólo estaba previsto para 2035.

3. Liderazgo tecnológico

China es líder no sólo en la producción de coches eléctricos, sino también en la producción de baterías y en el desarrollo de soluciones de software para vehículos. Esta fortaleza tecnológica brinda a los fabricantes chinos una ventaja competitiva sobre los competidores occidentales.

4. Infraestructura

China domina el mercado mundial de autobuses eléctricos y se ha consolidado como pionero en la electrificación del transporte público. Ya en 2021, alrededor del 60% de los aproximadamente 700.000 autobuses urbanos y regulares de las ciudades chinas eran puramente eléctricos, y el gobierno planea lograr la electrificación total para 2030. China está estableciendo estándares con más de 420.000 autobuses eléctricos, que representan alrededor del 99% de la flota mundial. Este desarrollo fue posible gracias a los subsidios gubernamentales, estrictas regulaciones ambientales y el desarrollo de una infraestructura de carga integral. Ciudades como Shenzhen ya han convertido sus flotas de autobuses completamente a energía eléctrica, tras un despliegue gradual desde 2009.

Esta ampliación integral no sólo tiene beneficios ecológicos, sino que también fortalece la economía local. Empresas como BYD, NIO y Xpeng son actores líderes en el mercado global y se benefician del apoyo gubernamental. El dominio de China en este sector otorga al país una ventaja competitiva decisiva en un momento en el que la electromovilidad se considera una tecnología clave a nivel mundial.

En comparación, Alemania está muy por detrás. Según el E-Bus Radar 2023, en Alemania solo se utilizaban 1.884 autobuses eléctricos, lo que corresponde a una proporción del 2,2% de toda la flota de autobuses. Hasta 2030, las empresas de transporte alemanas planean adquirir alrededor de 6.600 autobuses eléctricos más, por lo que en total podrían circular por las carreteras alemanas casi 8.500 autobuses eléctricos. Sin embargo, esto todavía representaría sólo una fracción de la flota alemana.

Una diferencia clave radica en la velocidad y la coherencia de la implementación: mientras que China pone en circulación alrededor de 9.500 nuevos autobuses eléctricos cada semana, en Europa solo se entregaron 6.354 autobuses eléctricos en todo 2023. El progreso de Alemania también se ve frenado por una financiación insuficiente y una falta de claridad política, lo que dificulta la expansión de la electromovilidad en el transporte público local.

¿Por qué en Alemania se suele ignorar o criticar esto?

1. Restricción tecnológica

En Alemania existe un escepticismo profundamente arraigado hacia las nuevas tecnologías, a menudo denominado "angst alemán". Esto también se refleja en las reservas sobre los coches eléctricos, por ejemplo en cuanto a la autonomía, la infraestructura de carga o el equilibrio medioambiental.

2. Dependencia de los motores de combustión interna

La industria automovilística alemana apuesta desde hace décadas por los motores de combustión y ahora se enfrenta al reto de cambiar radicalmente sus procesos de producción y sus modelos de negocio. Esto genera incertidumbre y resistencia al cambio.

3. Discusión sobre el desempeño ambiental

Los críticos suelen destacar la producción intensiva de CO₂ de las baterías. Aunque los coches eléctricos compensan estas emisiones durante su funcionamiento mediante una conducción libre de emisiones, el debate sigue estando cargado de emociones.

4. Desunión política

Si bien China proporciona directrices políticas claras, las medidas en Alemania son menos consistentes. Por ejemplo, se suprimió la bonificación por compra de coches eléctricos, lo que provocó una disminución de las nuevas matriculaciones.

Motivos estratégicos detrás de la transición energética

La transición energética china está impulsada menos por el idealismo ambiental y más por consideraciones estratégicas claras. Hay varias motivaciones clave que dan forma al enfoque de China:

1. Liderazgo seguro en el mercado

China está fortaleciendo su base industrial a través de inversiones masivas en energías renovables y electromovilidad. Empresas como BYD, CATL y Yutong ya dominan sus mercados en todo el mundo y garantizan la ventaja tecnológica del país a largo plazo.

2. Incrementar la independencia energética

La expansión de las energías renovables reduce la dependencia de China de las importaciones de energía, especialmente de combustibles fósiles. Esto no sólo es beneficioso desde una perspectiva económica, sino también una importante palanca geopolítica.

3. Influencia geopolítica

El liderazgo tecnológico de China le permite al país fortalecer su influencia en los países emergentes y en desarrollo. Esto sucede, por ejemplo, mediante la exportación de sistemas solares, vehículos eléctricos y la infraestructura asociada. Los proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta también contribuyen a la difusión de la tecnología china.

Comparación con Alemania: dos enfoques diferentes

Mientras China aplica un enfoque estratégico y pragmático, la transición energética alemana está fuertemente orientada a los valores y moldeada por ideas de protección del clima. Alemania se centra en la sostenibilidad, la transparencia y el diálogo con la sociedad, pero el progreso suele ser más lento en comparación con China. Obstáculos estructurales como la burocracia, una infraestructura inadecuada y largos procedimientos de planificación ralentizan la implementación.

Una diferencia especialmente llamativa se puede observar en el ámbito de la electromovilidad. Mientras que casi el 100% de las flotas de autobuses en ciudades como Shenzhen en China son eléctricas, la proporción en Alemania será sólo del 2,2% en 2023. Esta discrepancia ilustra los desafíos que enfrenta Alemania cuando se trata de poner en práctica objetivos ambiciosos.

Además, en los debates políticos alemanes a menudo se considera a China como un rival sistémico. Esto dificulta la colaboración y aumenta la competencia. Al mismo tiempo, los tomadores de decisiones alemanes podrían aprender del pragmatismo de China para acelerar los procesos sin poner en peligro sus propios valores.

El pragmatismo como clave del éxito

La transición energética de China muestra que un enfoque estratégico y pragmático puede conducir a resultados impresionantes. Sin embargo, esto no debe tomarse como un mero ejemplo. China persigue intereses propios claros y utiliza su progreso para fortalecer su posición global. Por tanto, el país es un actor que representa tanto oportunidades como desafíos para otros países como Alemania.

Los políticos alemanes se enfrentan a la tarea de hacer más eficientes sus propios procesos sin renunciar a sus principios de sostenibilidad y democracia. Es necesaria una visión diferenciada: es importante aprender de los éxitos de China y al mismo tiempo reconocer los riesgos a largo plazo de un modelo autoritario.

Perspectivas de futuro: oportunidades y desafíos

La transición energética global es una de las cuestiones centrales del siglo XXI, y China desempeña un papel clave en ella. La pregunta sigue siendo si el país podrá lograr sus objetivos sin crear nuevas dependencias, ya sea por la enorme necesidad de tierras raras o por los costos ecológicos y sociales de sus proyectos a gran escala.

Al mismo tiempo, la transición energética china también ofrece oportunidades de cooperación. Por ejemplo, Alemania y otros países podrían beneficiarse de la experiencia de China en el desarrollo de infraestructura y al mismo tiempo contribuir con sus propias tecnologías y enfoques. Una combinación equilibrada de competencia y cooperación podría ser la clave para abordar con éxito los desafíos globales de la crisis climática.

Acción política estatal en lugar de eternos debates emocionales

China muestra de manera impresionante cómo una estrategia coherente puede acelerar la transición a la electromovilidad. La combinación de apoyo gubernamental, innovación tecnológica y una visión clara ha convertido al país en un pionero mundial. En Alemania, sin embargo, la transición a menudo se ve frenada por el escepticismo y el desacuerdo político. Sin embargo, el éxito de China podría servir como una llamada de atención: quien pierda la conexión con la electromovilidad arriesga su competitividad a largo plazo en el mercado mundial del automóvil.

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