Publicado el: 3 de diciembre de 2024 / Actualización desde: 3 de diciembre de 2024 - Autor: Konrad Wolfenstein
La industria automovilística alemana se encuentra en un dilema: desafíos y oportunidades cambiantes
La mayor agitación en décadas: por qué la industria automotriz debe actuar ahora
La industria automovilística alemana se enfrenta a uno de los mayores retos de su historia. Una combinación de factores tecnológicos, económicos y geopolíticos ha sumido a la industria en una profunda crisis. Los siguientes puntos resaltan las causas, efectos y posibles soluciones a esta difícil situación.
Cambio perdido a la electromovilidad
Una razón central de la crisis es el vacilante replanteamiento de los fabricantes de automóviles alemanes hacia la electromovilidad. Mientras que los competidores internacionales como Tesla y las empresas chinas confiaron desde el principio en los vehículos eléctricos (EV), los fabricantes de automóviles alemanes se apegaron al motor de combustión durante mucho tiempo. Esta estrategia hizo que se quedaran atrás en el desarrollo y lanzamiento de coches eléctricos competitivos.
La demanda de coches eléctricos se ha desplomado recientemente en Europa, especialmente en Alemania. Esto se debe a varios factores: la pérdida de incentivos de compra del gobierno ha dificultado las ventas y muchos consumidores consideran que los modelos actualmente disponibles son demasiado caros o poco prácticos. Además, los fabricantes chinos y estadounidenses dominan el mercado con vehículos más asequibles y tecnológicamente avanzados. Los fabricantes alemanes aún no han logrado desarrollar ofertas comparables, lo que debilita aún más su posición competitiva.
Altos costos de producción y baja competitividad.
Alemania es un lugar de producción costoso. Los altos precios de la energía y los costes laborales dificultan la producción de vehículos a precios competitivos, especialmente en el segmento básico. Por este motivo, los fabricantes alemanes se concentran cada vez más en el segmento premium, donde se pueden conseguir mayores márgenes. Pero aquí también está aumentando la presión de los competidores internacionales.
Otro problema es la baja utilización de las instalaciones de producción. Muchas plantas sólo funcionan a aproximadamente dos tercios de su capacidad, lo que reduce la eficiencia y aumenta los costos por vehículo. Estas debilidades estructurales hacen que a los fabricantes de automóviles alemanes les resulte cada vez más difícil mantenerse al día con los fabricantes de países con costes de producción más bajos.
Fuerte competencia internacional
La competencia extranjera representa un desafío inmenso. Particularmente problemática es la dependencia del mercado chino, que desde hace mucho tiempo se considera un apoyo al crecimiento de los fabricantes de automóviles alemanes. Pero la cuota de mercado de los fabricantes alemanes en China está cayendo rápidamente a medida que marcas nacionales como BYD y Nio están conquistando el mercado con coches eléctricos innovadores. Al mismo tiempo, estos fabricantes chinos entran cada vez más en el mercado europeo y presionan a los fabricantes de automóviles alemanes.
Otro punto débil es el rezago tecnológico en software y digitalización. Mientras los fabricantes chinos y estadounidenses equipan sus vehículos con funciones digitales de vanguardia -desde funciones de conducción autónoma hasta servicios conectados-, muchos modelos alemanes parecen obsoletos. Estos residuos no sólo ponen en peligro la competitividad, sino también la imagen de las marcas de automóviles alemanas como líderes en innovación.
Factores económicos y geopolíticos.
La crisis económica general en Europa está ejerciendo una presión adicional sobre la demanda de coches nuevos. Muchos consumidores están posponiendo compras importantes, como la compra de automóviles, debido a la incertidumbre sobre su futuro financiero. Al mismo tiempo, las tensiones geopolíticas están provocando una mayor incertidumbre: los posibles aranceles punitivos de Estados Unidos a los automóviles alemanes y los aranceles de la UE a los automóviles eléctricos chinos podrían agravar aún más la situación.
Particularmente crítica es la dependencia del mercado estadounidense, que actualmente es el país de destino más importante para las exportaciones de automóviles alemanes. El año pasado Alemania exportó alrededor de 400.000 vehículos a EE.UU., más que a cualquier otro país. Sin embargo, si Donald Trump es reelegido, se podrían imponer nuevos aranceles a los automóviles europeos, lo que reduciría significativamente los beneficios de Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz.
Problemas estructurales y errores de gestión
La crisis de la industria automovilística alemana también es culpa nuestra: estrategias poco claras y errores de gestión han contribuido a que se pasen por alto importantes tendencias. Un ejemplo de esto es el vaivén entre el motor de combustión y el propulsor eléctrico, que inmoviliza recursos valiosos y retrasa la innovación.
Además, muchos fabricantes han mantenido objetivos de rentabilidad poco realistas tras las elevadas ganancias durante la pandemia. Esta ambición genera una presión excesiva para ahorrar dinero, lo que a largo plazo obstaculiza la innovación y socava la confianza de la fuerza laboral.
Impacto en el empleo y los proveedores
La crisis ya está teniendo un impacto notable en el mercado laboral: alrededor de 130.000 puestos de trabajo podrían estar en riesgo, ya que la producción de automóviles ha caído un 23% desde su punto máximo, mientras que el número de empleados sólo ha caído un 8%. Los proveedores que tienen que adaptarse a los cambiantes requisitos de la electromovilidad se ven especialmente afectados. Muchos están planeando recortes de empleos o reestructuraciones para seguir siendo competitivos.
Las empresas más pequeñas a lo largo de la cadena de valor también están luchando por sobrevivir: el cambio de motores de combustión a motores eléctricos requiere inversiones masivas en nuevas tecnologías, un desafío que abruma financieramente a muchos proveedores.
Estrategias para afrontar la crisis
Para volver a ser competitivos, los fabricantes de automóviles alemanes deben realizar cambios fundamentales:
Centrarse en la electromovilidad
Se necesita más inversión en investigación y desarrollo para desarrollar coches eléctricos competitivos, tanto en el segmento premium como en el básico.
Ampliar las habilidades digitales
La digitalización debe promoverse constantemente, desde soluciones de software hasta servicios en red.
Optimizar la estructura de costos
Los procesos de producción deben ser más eficientes para reducir costes.
Abrir nuevos mercados
Para reducir la dependencia de China y EE.UU., deberían desarrollarse nuevos mercados de ventas, por ejemplo en el Sudeste Asiático o África.
Fortalecer colaboraciones
Las asociaciones con empresas de tecnología podrían ayudar a cerrar las brechas de innovación más rápidamente.
Perspectivas a largo plazo
La industria automovilística alemana se encuentra en una encrucijada: sin una transformación fundamental, existe el riesgo de que esta industria clave pierda su importancia para la economía alemana a largo plazo. Pero a pesar de todos los desafíos, la crisis también ofrece oportunidades: con un claro enfoque en la innovación y la sostenibilidad, los fabricantes alemanes podrían volver a asumir un papel de liderazgo en el mercado mundial del automóvil.
Será crucial la rapidez y decisión con la que puedan actuar las empresas y los políticos. Porque una cosa es segura: el futuro del automóvil será eléctrico, digital y sostenible; quien no realice este cambio a tiempo arriesgará su existencia en la competencia internacional.
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